Entre el oro de Félix Sánchez y el de Marileidy hay mucha diferencia. El oro del Súper Sánchez nos dio la oportunidad de ponernos en el mapa mundialista y olímpico, sus pies no dejaron huellas, sino caminos que orientan el sendero de muchos jóvenes que quisieron seguir sus pasos, entre ellos Marileidy Paulino.

Pero entre estos dos oros hay mucha diferencia, y la diferencia no son los kilates porque en ese sentido es lo mismo, yo voy más allá. El oro de Félix Sánchez fue un azar del destino de alguien que decidió honrar la patria de sus ancestros balbuceando apenas el castellano, pero Marileidy no, ella es la representación de ese dominicano que es capaz de atreverse porque pa trascendios hay que buscarnos.

Su oro no es de Barrick Gold ni Falconbrige, es un oro amasado con pies polvorientos, abonado con el fertilizante candoroso de su lozanía.

Ese oro sabe diferente porque el sudor del esfuerzo y el polvo de sus pies descalzos generaron un fertilizante que hizo germinar una sonrisa a todo un pueblo que expectante y optimista quería atravesar la pantalla de un televisor, su teléfono móvil o cualquier otro dispositivo para estar ahí, abrazarla, hacerle su bulla como nosotros sabemos y armar un can de sancocho, bachata, merengue y dembow en la misma pista donde compitió.

¿Que si los dominicanos damos para eso? Jajajajaja, para eso y más siempre que se trata de celebrar y hoy tenemos motivos de sobra porque este oro sabe a esfuerzo, disciplina, perseverancia, sabe a dominicanidad. Si, son oros iguales el de Félix Sánchez y Marileidy, pero solo en el metal porque el de Marileidy sabe a ti y a mí.

Que vayan pensando a qué le pondremos el nombre de la Gacela de Baní como la he bautizado.