Puntualmente, dichos organismos han hecho una convocatoria a un Concurso Nacional de Ensayo, bajo el epígrafe ¨DEMOCRACIA E IDENTIDAD¨. A nuestro juicio, dicha convocatoria tiene un carácter trascendental que quizás no se ha visto en su justa dimensión. En consecuencia, como tratadista del tema, y como impulsor de la Academia Dominicana de Estudios Políticos y Electorales (ADEPE), la cual se inscribe dentro del marco de la esencia de la democracia, me he permitido hacer algunas consideraciones de tipo personal y académica, en el entendido que dicha convocatoria representa, desde mi óptica, una jornada de alto valor de ejercicio y cultivo de la democracia, que sin lugar a duda, abre a la vez una ventana para que la sociedad aborde el tema sobre nuestro sistema político y entre todos, barajemos fórmulas correctivas de sus falencias. Ver la base del concurso en la página de internet https://efec.edu.do, así como la página de la JCE y verán -los insto a hacerlo- los siete ejes temáticos que a mi juicio amerita que la sociedad en su conjunto interiorice, lo haga suyo y pueda retroalimentar sobre el enfoque que tiene la ciudadanía de estos temas, y es más, pueda plantear conclusiones propositivas al respecto.

I: Aspecto coyuntural y realidad democrática.

A mi juicio este concurso ha llegado como anillo al dedo en el sentido que hace tiempo que era imperativo iniciar, de alguna manera directa en contacto con el pueblo, la formación de demócratas como materia prima de la democracia.  En efecto, y no es una elucubración,  actualmente, ni los partidos políticos ni la ciudadanía están consciente de las amenazas que se ciernen sobre esta-la democracia-, y ni el propio Estado,-para no dejarlo fuera-, advierten- o por lo menos lo disimulan muy bien-, la profunda dejadez y el desprendimiento que ha ido experimentando el cuerpo electoral respecto a dicho sistema. Ahora, quienes sí lo advirtieron fueron los sectores facticos,-¡oye, amenaza del status quo!-, y por lo tanto, concibieron la ley 1-12, de ¨Estrategia Nacional de Desarrollo 2030¨. Y que por medio a ella tiraron el grito que se hundiría la democracia y el sistema de partidos. Alarma que se expresó en que dicha ley ordena establecer y aplicar la regulación eficiente del funcionamiento de los partidos políticos y mecanismos de monitoreo que aseguren el adecuado financiamiento, la transparencia en el uso de los recursos y la equidad en la participación electoral, y por ende la democracia.

Señores, esto no es paja de coco-como dice el refrán. Esto es en serio.  Y más serio todavía es cuando  nos adentramos en el considerando segundo de la propia ley 33-18, que reza¨ a la vida democrática del país le resulta impostergable el fortalecimiento institucional de los partidos políticos, perfeccionando el régimen jurídico que los rige y potencializando el cumplimiento de sus deberes y derechos. -Y un chin más como dice Cavada-,¨  y expresa también, que la sociedad dominicana demanda una mayor calidad del sistema democrático-y yo digo, era grave que estaba la democracia,  y aun lo está, cuando se aprobó la ley de partido que aun con grandes falencias de la ley, parece que el congreso le practicó una estereotomía de tráquea a la democracia, para que pudiera respirar, porque se estaba asfixiando, y sabido de esa amenaza, este poder del Estado-lógico con voluntad política, diríamos a fuego cruzado-, tiró la ley como una catarsis a la presión social y el desinterés del pueblo en bregar con el sistema. Y lo peor, como me dijo un amigo, ¨!enterraron a fulano, y lo peor, es que aun él no lo sabe que se murió!¨. Así pasa con la democracia, si no advertimos lo planteado por Steven Levitsky y Daniel Ziblatt (2018) en Cómo mueren las democracias, en donde establecen las nuevas formas de destrucción de este sistema.

Y qué bueno, en el caso de la Republica Dominicana, los poderes facticos sabían de la crisis, aunque existen otros estudios que muestra más puntuales, los niveles de distorsiones de dicho sistema, tales como; equidad, democracia interna, justicia electoral, renovación de los organismos, transparencia, sufragio, integridad, buenas reformas, ejes ausentes, y que han generado el gran desapego a la democracia, y sobre todo las graves amenazas que se cernían y se ciernen aún, sobre la democracia en América, pues dieron un paso al frente para buscar un correctivo urgente, ya que la radiografía de la realidad se mostraba en la medición del PNUD en el 2015. (Que de cambiar, mejor habría involucionado por lo que se ve en América)

Y para que tengamos una idea, la siguiente tabla muestra la realidad en los niveles de percepción de representación política y desafección en américa latina. Y que solo los dieciocho países de ¨`practica democrática¨, prácticamente todos en crisis, ante la cuestionante, mostramos los tres niveles más bajos y los más alto (Y el de la Republica Dominicana para vernos en ese espejo)

País El país es gobernado en bien del pueblo, Sentimiento de representación por el gobierno Sentimiento de representación en el Congreso.

 

Los tres más bajos
Brasil 0.12 0.19 0.13
Paraguay 0.18 0.24 0.14
Costa Rica (*) 0.19 0.22 0.17
Los tres más altos
Ecuador 0.56 0.43 0.29
Bolivia 055 0.41 0.26
Nicaragua 0.52 0.48 0.36
La comparación con Republica Dominicana
Rep. Dom. 0.26 0.45 0.30

Cabe mencionar a: Perú (0.21, 0.14, 0.08 y los países restantes, tocando suelo). El promedio general es: (0.29, 031 y 0.23 en los tres aspectos). Elaboración propia con datos del Latinobarómetro (2015)

 Y como sustentamos más arriba, pero ahora lo reiteramos, es que los líderes facticos viendo ese escenario, se abalanzan a buscar una salida, en ese  sentido, y de forma urgente accionaron a ponerle la vacuna al sistema democrático dominicano, y prácticamente obligan a crear la ley 33-18, de partidos, agrupaciones y movimientos políticos.  Mas que había pánico-y no hay razones para no tenerlo todavía, porque pocas cosas han cambiados-, ya que actualmente, existen otros ejemplos de falsas democráticas populistas en américa y de otras lecturas de la desafección.

II: El concurso y la receta del artículo 34 de la ley 33-18 y la educación política

En este sentido, es importante destacar, refiriendo el concurso nacional que calza el título de esta entrega, que la preocupación de la reorientación a las mejores prácticas democráticas, que la pieza trajo consigo en dicho el artículo 34, traza la educación política que tiene como objeto principal, la formación de ciudadanos con profunda vocación de servicio al país, dotados de la necesaria competencia y convicción democrática para el desempeño de las funciones públicas, y su párrafo establece la obligación de los partidos políticos de contribuir a la formación política y al adiestramiento técnico de los ciudadanos en los asuntos de Estado, a la instrucción de sus integrantes en la ideología partidaria y, a la difusión de los valores cívicos y patrióticos. Y más, el artículo 35 de dicha ley-aun a la que propugno reformar-, formula que cada partido, agrupación o movimiento político reconocido instituirá un sistema de educación política, sin perjuicio de los programas y proyectos de estudio que desarrolle a través de sus organismos internos, pero además, deberán garantizarse la formación a los miembros de las organizaciones, en todos los municipios y el país de todas las instancias internas. Pero no se queda ahí, taxativamente, los partidos deberán establecer, cada año, un programa de formación-y aquí lo digo en negrita-, materia cívica, política y electoral, donde se promuevan los valores democráticos y la institucionalidad. –un lineamiento de dicho concurso nacional, digo yo-

Y en este punto hago una parada y refiero que ese sistema de formación política, según el artículo 36, en especial, el numeral 5, obliga a los partidos políticos en contribuir con los programas educativos y electorales impartidos por la Junta Central Electoral, para la concientización de la ciudadanía, sobre sus derechos y deberes electorales, y así sucesivamente. (Es decir, y no es que lo reclamo, pero, en este concurso, y me perdona la JCE, todos las organizaciones políticas ya deberían- si no lo han hecho-, abarrotar de propuestas en los ejes que dispone la base del concurso, a fin plantear criterios académicos. Ya que la ley, le encomienda esta práctica de formación política al universo dominicano.

Por lo tanto y por todo lo expuesto, el camino a la educación política es la vía expedita  para enderezar el cuadro que vimos más arriba. La educación en este sentido, ha de ser una tarea de todos los demócratas y todos los actores sociales y políticos, en razón de que hay que construir la formación ciudadana como materia prima de los partidos y el propio Estado, a fin de que los representantes en los puestos de elección popular, en los ministerios y en todos los estamentos, sean las mejores cosechas éticas, morales, axiológicas y, sobre todo, demócratas a carta cabal. Y ojalá que este concurso nacional de ensayo -ya dicho- despierte la modorra que tiene famélica a la democracia. Y no esperemos procesos sin grandes trastornos hasta que no sembremos la sociedad de demócratas. Enhorabuena el Concurso Nacional de Ensayo ¨Democracia e Identidad¨