En las últimas semanas, los conocidos casos de los exponentes de la música urbana, como tokischa, Rochy rd y, la demente, han hecho posible que conozcamos, a través de los medios de comunicación y las redes sociales, una diversidad de opiniones e interpretaciones sobre el género urbano y la cultura popular dominicana.

Las expresiones de la cultura popular como la música urbana, los teteos, los gustos por los piercings, tatuajes, la sexualidad desbocada, se presentan como producto del deterioro generacional, del individualismo hedonista, como consecuencia del consumismo, la alienación y enajenación cultural que nos viene con la colonialidad del poder de la globalización. Otros señalan que, son las consecuencias de las crisis institucionales de la familia, la educación, la pobreza y, marginalidad social que experimentan los sectores populares.

En ambos casos, hay que reconocer que las expresiones de la cultura popular dominicana, incluyendo la música urbana, están influenciadas por esta nueva forma de poder de la globalización cultural, la mercantilización de los productos culturales, por la revolución tecnológica, por las condiciones de pobreza, precariedad y exclusión social de los sectores populares. Es decir que, las críticas que se hacen a la cultura popular desde la globalización, la marginalidad social y el individualismo hedonista, son pertinentes pero no suficientes.

Pues, además de lo anterior, hay que tomar en cuenta que, el consumo cultura del reguetón, dembow, teteos, de las telenovelas, el cine popular, las modas, las ropas de marcas, peinarse, maquillarse y las formas de vida socioculturales que caracteriza a los sectores populares, responde también a las experiencias, imaginarios, subjetividades y, necesidades simbólica-culturales de reconocimiento, de dejarse ver de los sectores populares.

La cultura popular es siempre una construcción viva, que se alimenta de las experiencias de vida de los individuos en su vida cotidiana y, se produce y reproduce permanentemente a partir de los conflictos entre lo global y lo nacional, entre los cambios estructurales y, culturales, entre la moral social y, las necesidades culturales de los individuos en los sectores populares.

En ese sentido, el poder de la globalización cultural no se puede reducir a una des-naturalización, aberración de nuestras raíces y esencias culturales, sino que también opera como recursos para la recreación, diversificación y enriquecimiento de la cultura nacional. Los ejemplos sobran: con la globalización se ha diversificado e internacionalizado los exponentes de la música popular dominicana: merengue, bachata, reguetón, dembow. Se ha desarrollado como orgullo nacional una industria del béisbol de reconocimiento internacional, se ha diversificado y estilizados los bailes populares de la bachata, se han enriquecido nuestros hábitos alimenticios y la gastronomía criolla, el cine dominicano se está diversificando e internacionalizando, se está ampliando una industria artesanal de las modas y, otras expresiones culturales, que están en permanente contacto entre lo global y lo nacional.

No podemos olvidar, que la cultura es algo vivo, que se (des)construye a partir de la interacción o comunicación con otras expresiones culturales y experiencias sociales e individuales. En ese sentido, hemos destacados, en otra parte, como la revolución tecnológica, las redes sociales, las nuevas industrias culturales y las migraciones, están produciendo una diversificación de la cultura popular dominicana.

De manera que, no se trata de satanizar el paquete que nos viene con la globalización cultural, tampoco descalificar la música urbana y la cultura popular de forma general, como expresión del individualismo hedonista. En este contexto, las preguntas que debemos hacernos, son: ¿Cómo está incidiendo la globalización en la hibridación de nuestra cultura y tradiciones populares?, preguntarnos, ¿como el pueblo llano y, los jóvenes de los sectores populares, están resignificando sus prácticas y consumo cultural y, con creatividad e imaginación están produciendo nuevas expresiones culturales?

Se trata de comprender como la globalización cultural está transformando, para bien o para mal, las tradiciones, hábitos, imaginarios y consumo cultural de los sectores populares, pero también cómo ellos descodifican, reconstruyen, resignifican y crean nuevos productos culturales.

Además de reconocer la lógica mercantil que está detrás del desarrollo de la música urbana, del individualismo hedonista, de la explotación de la sexualidad, como hace Tokischa, La Demente, y de un machismo exacerbado como Rochi rd, hay que comprender que la producción y consumo cultural de los sectores populares responden también a necesidades simbólicas de reconocimiento, representación, comunicación y autorrealización de los jóvenes de los sectores populares.