Quiero recontar, por escrito, mis días como alumno del abogado y político, quien se destacó, también, como conductor de televisión, columnista, doctorando en Derecho y especialista en propiedad intelectual, cuyo gran sueño fue ser periodista; emprendedor que, en su tiempo libre, se dedicaba a la apicultura y al maratonismo; cofundador y militante del PRM que tuvo la dicha de ver a su partido llegar al poder y quien, hasta el día de ayer,  se desempeñaba como funcionario, en el rol de ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la República Dominicana.

Sí. Todo esto lo fue usted, profesor, en el momento en que le conocí y antes de su partida a destiempo. Más que eso, un ser excepcional que a duras penas trató de mediar por y para la causa medioambiental.

Recuerdo cuando en 2018, de entremetido y a tan solo un año de terminar la carrera de Comunicación Social en la PUCMM, le pregunté a mi compañera Laura Peña Santamaría qué hacía “el papá de Orlando” en su curso de “Derecho Mediático”, asignatura perteneciente a la carrera de Derecho, como electiva, pero que para los estudiantes de la Escuela de Comunicación era requisito.

Peña Santamaría me respondió que había sido —como normalmente hacen los docentes en algún momento de sus jornadas cuatrimestrales— invitado por la profesora Dilia Leticia, su hermana y también abogada, para hablar de propiedad intelectual y una que otra adenda aplicados a los medios de comunicación y el ejercicio periodístico, que fuera útil para los futuros comunicadores.

“¿Pero, él es profesor?” pregunté, a lo que mi colega respondió que lo fue, solo para asignaturas de Derecho, pero que “no” en ese entonces. Aun así, añadió que, después de su ponencia, los estudiantes le persuadieron e invitaron a reintegrarse a la docencia, cosa que Jorge Mera admitió, desde ese mismo instante, estar ponderando.

Hasta ese momento, no supe más de mi futuro profesor de Derecho “de Prensa”, como también podríamos llamarle a la materia, hasta que me tocó seleccionarla en mi último periodo. Todavía, en los últimos días de carrera, los “profesores/profesoras” siguen siendo el 99% de los temas de habla que más se trata, se chismea y se discute entre los estudiantes, durante la vida universitaria.

No fue sino hasta dos meses de propiamente registrarla, que me sale su nombre en mayúsculas y con su primer apellido abreviado (tal y como lo digito a continuación): ORLANDO J. MERA, en el único grupo de la materia, de código DER-216-T-001, creado para el cuatrimestre 3-2017-2018.

Profesor Orlando Jorge Mera en las instalaciones de la PUCMM, Campus Santo Tomás de Aquino, específicamente en un aula del edificio B2, sonriendo ante la cámara junto a algunos de sus estudiantes, de la Escuela de Comunicación, de la asignatura "Derecho Mediático".

Recuerdo el primer día como si fuera hoy. En una tarde de media semana, casi entrando el crespúsculo, estábamos, los estudiantes, sentados en nuestras butacas (en una de las aulas del quinto o sexto piso del edificio B1) esperando por el maestro para que la docencia fuera inaugurada. Ya habían pasado alrededor de 15 minutos del curso de tres horas. Se le estaba haciendo tarde. La mayoría nos cuestionábamos qué tal sería este señor impartiendo conocimientos, ya que era su primera vez en muchos años y era, también, su primera vez dando clases a dicentes de otra carrera.

De repente, hace su entrada el estimado. Todos voltean, desde sus asientos, y dan hacia él. El señor vestía tan formal, que despampanaba. Saco, pantalón y zapatos negros, camisa blanca y sin corbata, comprendían su atuendo. Sumado a eso, su actitud era la que atraía todas las miradas que estaban evidentemente desacostumbradas a este tipo de apariencia. Los estudiantes de Comunicación solemos distinguirnos, dentro del cuerpo estudiantil de la universidad —incluyendo los profesores—, con ciertas vestimentas más casuales. Además de eso, en sus manos cargaba la carpeta que contiene la lista de asistencia y un lapicero, objetos que colocó encima del escritorio.

Con una sonrisa y todos atentos, saludó, se presentó, escribió su nombre en la pizarra y pidió que, por fila, cada estudiante saludara, se presentara, dijera a qué concentración de la carrera pertenecía y de qué creía que iba la materia. Tan pronto terminamos lo primero que nos contó fue que, “antes de ser abogado e incursionar en la política, siempre quise ser periodista. Tanto que en el colegio yo redactaba y creaba periódicos para repartir”.

Igualmente, añadió que la influencia de su padre, el expresidente Salvador Jorge Blanco (1926-2010) lo llevó a estudiar abogacía y desarrollar la militancia, pero que nunca dejó —ni quiso— dejar de lado ejercer periodismo, por lo que siempre trató de lo hacer lo mínimo. Entre ello, y hasta este momento, destacó ser anfitrión de su propio programa “Líderes”, televisado por Color Visión, y columnista del periódico El Nacional.

Después de introducirnos su amor por el oficio más bello del mundo y contarnos que estaba en la plantilla de candidatos para el doctorado en Derecho de la PUCMM con titulación conjunta con la Universidad Externado de Colombia —otro motivo para su regreso al magisterio—, procedió a explicarnos el ecosistema que abarca la asignatura, haciendo siempre énfasis en que el ejercicio periodístico, aplicado las leyes, debe ejercerse de una manera ética, pero precavida y documentada para que el periodista pueda salvaguardarse.

A todo esto, era muy extraño que el profesor escribiera o proyectara diapositivas. Las jornadas parecían encuentros. Se debatía, se cuestionaba, se respondía, se criticaba. Nadie interrumpía. Todo el mundo estaba atento. Las tardes de los miércoles de ese verano dejaron de ser “clases” —dentro del gnosis estudiantil— para convertirse en “cátedras”. Las jornadas eran de tres horas. Él las encontraba demasiado extensas para el contenido a dar por día, pero nadie se quería ir y, de todo el periodo, solo hubo dos tareas, una conferencia en el auditorio del Edificio A y un proyecto final.

En mi vida, nunca había visto un estudiantado en una clase, incluyéndome, tan atento a lo que alguna persona de autoridad dijese dentro de un aula. Orlando Jorge Mera desprendía una vibra, un aura… algo que, en términos de decoro, cortesía, retórica y convivencia, se llama “don de gentes”.

Por él puedo decir que conozco el concepto tan importante y urgente de “posverdad”, de las “fake news”, al igual que el origen de los “reality show”, el derecho a “recular” y su aplicación, el “derecho de autor”, la situación estadounidense frente a Trump como presidente, entre otras, que bien nos sirvieron para entender que no es solo lo que se escribe, sino también cómo se percibe, cómo se absorbe.

A pocos días de finalizar el cuatrimestre, me lo encuentro a punto de tomar el ascensor. Ya habíamos tenido pequeñas conversaciones en clase, participando como estudiante. Yo era —y sigo siendo— un empedernido entusiasta de la educación, a tal punto que me hacía amigo de los profesores y me involucraba en muchas de las actividades extracurriculares que realizaba la Escuela, por lo que me tomé el atrevimiento de preguntarle y sugerirle al profesor, mientras nos dirigíamos a su cátedra, que si le gustaría ser parte del cuerpo docente de las nuevas carreras de Comunicación —que contienen materias legislativas aplicadas a la carrera— a lo que me respondió que sí y que qué tendría que hacer. Para ese entonces, yo le dije que solo tenía que hablar con el departamento —pero no fue sino hasta el año 2019 que el maestro empezó a impartir docencia como parte del cuerpo de la Escuela en sí—.

Mientras pasaba el cuatrimestre, llegué a considerarlo uno de mis profesores favoritos. Al terminarse, en julio de 2018, se realizó una despedida simple, común, pero sabíamos, los estudiantes, que esos ombligos de semana por la tarde iban a hacer bastante falta. No miento cuando digo —y hoy pueden preguntar a alumnos de las promociones 2013-, 2014-, 2015-, 2016- y 2017- de Comunicación de PUCMM— que sus docencias fueron de las más significativas para nuestro desarrollo estudiantil.

En septiembre de 2018, a un mes de ingresar a Revoltiao como pasante; crear y dirigir, de una vez, un departamento de Comunicación y, también, empezar mi inesperada incursión en el periodismo (iniciando por el radiofónico), una de las primeras personas en las que pensé entrevistar fue a mi estimado maestro, a pesar de que personalmente detestaba la política.

Recuerdo, a las 2:38 de la tarde del lunes 10 del mismo mes, haberle enviado un correo al distinguido —sin decirle “profesor” ni nada por el estilo—, desde el correo general del medio, invitándole a tener un encuentro en el estudio de Revoltiao Live.

El correo que dirigí, a Orlando Jorge Mera, digitaba lo siguiente:

Sr. Orlando Jorge

Presidente PRM

Buenas tardes,

En espera de que se encuentre bien. Les escribimos desde Revoltiao con la intención de contar con su persona para una entrevista en nuestro programa "Revoltiao Live", un segmento de radio que engloba radiodifusión tradicional, podcast, televisión (canal 54 de Altice) y video en-vivo por Youtube (www.youtube/revoltiao), dirigido a un público 16-33 años.

Nos placería bastante entrevistarlo y que sea coanfitrión del programa, de 9:00 a.m. a 10:00 a.m., hora en que se desarrolla de lunes a viernes.

Nuestros temas de interés a tratar con usted son: 

  1. Ley de partidos
  2. Marcha verde
  3. Propiedad intelectual
  4. Llamado a los jóvenes a entender, interesarse e involucrarse en la política dominicana
  5. Mirada crítica y reflexiones 

Entendemos que estos temas son importantes para nuestro público y que usted podría ser de gran ayuda. 

En espera de coordinar su participación, en el nombre del equipo Revoltiao y en el mío también, se despide, 

Julio Pérez

Dirección de comunicación

instagram: @revoltiao  

youtube: www.youtube/revoltiao

 

A lo que me respondió, a las 8:08 de la noche del mismo día:

Estimado Julio:

 Acuso recibo de tu correo. Gusto saber de ti, de nuevo.

 Claro, con mucho gusto, acepto tu invitación. Puede ser la próxima semana. Indicarme el día, que no sea lunes, y lo acomodo en la agenda.

 Saludos cordiales,

 Orlando Jorge Mera

 

Al otro día, a las 11:42 de la mañana, le respondo. Esta vez sí lo llamé por lo que fue: mi profesor. Mi réplica escribía, en primeras líneas: “Hola, profesor! Gusto en saber de usted también y espero que esté bien. Tengamos la entrevista este miércoles próximo, 19 de septiembre, de 9:00 a 10:00 a.m.”.

En los siguientes párrafos le consté la ubicación, un enlace del mapa para facilitarle la llegada y que, de confirmarme el día, le enviaría una imagen de su participación en el programa para que, en caso de que quisiera promoverlo, lo hiciese en sus cuentas personales de redes sociales. A esto último, respondió: “perfecto. Gracias”.

Aviso de entrevista (versión para el feed de Instagram) a Orlando Jorge Mera en Revoltiao Live.

El 19 de septiembre de 2019, a 15 minutos de programa, entra en escena el oriundo de Santiago de los Caballeros, quien es recibido por Yamilé Hazim y Sebastián Hazoury, compañeros de cabina. Yo, que estaba tarde y quedándole mal al profe, llegué de un tapón y directo fui al camerino. Para iniciar, Hazim aborda al entrevistado preguntándole cómo entra en la política, a lo que él responde: “yo diría que la política entró por mi casa”.

Entre las muchas cosas que conversamos, y de haberme resaltado mi tardanza —respondiéndole que eso no pasaba en clase—, una de las preguntas que salieron del espacio fue: “¿usted, personalmente, tiene aspiración a la Presidencia?” A lo que responde:

Fíjate… yo pienso que el deseo de todo político es, obviamente, alcanzar la Presidencia de la República… y más en República Dominicana donde hay tantas necesidades y tantos cambios que hay que hacer, pero yo he diferido mis aspiraciones personales con tal de que Luis Abinader sea el candidato presidencial. Ya, después del 2020, veremos… analizaremos la situación. Pero, justo por los mismos hechos que yo te acabo de mencionar, yo pienso que en estos momentos estamos en condiciones de apoyar a quien mejor entendemos que representa la mayoría dentro del partido […]”.

De izquierda a derecha: el entrevistado Orlando Jorge Mera y los entrevistadores Yamilé Hazim, Julio Pérez y Sebastián Hazoury, en el estudio de Revoltiao Live.

Para finalizar el encuentro, en Revoltiao Live realizábamos 11 preguntas para responder en 20 segundos. En ellas, Orlando Jorge Mera describió su persona y, posiblemente, la calidad de su pensamiento. Las preguntas y respuestas, de algunas, fueron las siguientes:

Julio: ¿Cuál es su palabra favorita?

Orlando: Trabajo.

Julio: ¿Cuál es su palabra menos favorita?

Orlando: Dormir tarde.

Julio: ¿Cuál es su comida favorita?

Orlando: Me encanta el mangú con huevo “revoltiao”.

Julio: ¿Cuál es su hora favorita y menos favorita del día, y por qué?

Orlando: La favorita mía es cinco de la mañana. Esa es mi hora favorita. Ahí es donde yo puedo producir intelectualmente. Eh… la menos favorita, eh… es… a las… em… dos o tres de la tarde.

Julio: ¿Qué sonido odia?

Orlando: Qué sonido odio… wow. La maquinita de los dentistas.

Julio: ¿Ciudad favorita?

Orlando: Bueno… eh… me gusta Madrid.

Julio: Si no hiciera lo que hace hoy en día, ¿qué hiciera?

Orlando: Tengo un apiario. Me encantaría ser apicultor.

Julio: Eh… ¿su película favorita?

Orlando: Esa está dura, pero te voy a decir una que vi y me encantó: Jack Veneno.

Pero, la más sorprendente de ver y escuchar hoy, es la siguiente:

Julio: ¿Qué quiere que diga su lápida? Recordado por ser…

Orlando: Por ser… honesto.

 

La última vez que nos vimos fue en su casa, en 2019, en un salón de reuniones bien acogedor, de paredes amarillas. Su hijo, Orlando Jorge Villegas, también mi profesor de la Escuela, específicamente de Teoría del Estado y Políticas de Comunicación —a la que gustaba llamar “Marketing Político” —, me había citado, en un principio, para involucrarme unos asuntos creativos. El profesor Jorge Mera me vio, al pasar por la puerta, que estaba abierta, y entró a saludarme.

Allí, me había preguntado en qué seguía con Revoltiao. En ese momento, le hablé de una iniciativa que tenía: unas cápsulas audiovisuales originales. Le mostré, a modo de ejemplo, la que le había realizado a la abogada y comentarista dominicana Carolina Santana. Se había visto interesado en involucrarse y aprovecharlo para educar a la gente y llevar una misiva.

La idea no pudo concretarse, pero, a partir de allí, nos seguimos en las redes. Siempre sentí un honor que siguiera mi trabajo en la plataforma. Siempre sentí que sus mejores intenciones iban dirigidas a la formación de la juventud y a su desenvolvimiento.

La última vez que lo contacté fue a través de un comentario en una publicación en Instagram el día en que fue designado funcionario, en 2020, para desearle lo mejor en aquella etapa como ministro de Medio Ambiente de la República.

¡Qué en paz descanse, querido profesor!

FUENTE DE LAS PREGUNTAS:

Live, Revoltiao. [Revoltiao]. (19 de septiembre, 2018). Situación política dominicana por Orlando Jorge Mera || Revoltiao Live [Video]. Youtube. Recuperado el lunes 6 de junio de 2022, de: https://www.youtube.com/watch?v=7ffkWrnnAO0.