A propósito de hoy celebrarse el Día Mundial del Neurólogo, me permito utilizar este espacio para transcribir unas palabras de mi hija mayor, Nicole Marie Muñoz Silié, en honor a su abuelo, el doctor José Silié Ruiz, mi amado padre y quien fuera un eminente neurólogo y querido por sus pacientes y la sociedad.

El 29 de noviembre se conmemora el Día Internacional del Neurólogo y yo, Nicole Muñoz, soy nieta del mejor neurólogo del mundo. Mi Kevin o, mejor conocido como José Arturo Silié Ruiz era la persona más estudiosa, ética y profesional que conozco.

Desde el día de mi nacimiento, mi abuelo se encargó de inculcarme valores que definen la persona que soy hoy en día, ya ahora en la universidad me he dado cuenta de muchos aspectos de la vida. Mi abuelo siempre me educó sobre el valor que considero más importante, la bondad.

“Trata a las personas con bondad sin esperar nada a cambio” me decía mi Kevin, pienso que ya en la universidad una etapa completamente diferente a la escuela me he abierto más como persona y he visto a personas totalmente diferentes a mí, este ambiente distinto con personas diversas me ha hecho apreciar de sobremanera la formación emocional e intelectual que me dio mi abuelo. Cada día que pasa agradezco a mi abuelo, quien no fue un neurólogo común, mi abuelo fue especial.

Hacía favores a todos sus pacientes y conocidos sin contemplar ninguna recompensa, mi abuelo sabía que no todos tienen los mismos recursos económicos y que no todos tienen la manera de pagar servicios médicos, por tal razón trabajaba día y noche; hacer favores era su forma de expresar solidaridad. Conste que sus favores no era lo único que lo hacían un neurólogo estelar.

Mi abuelo fue tan estudioso y aplicado: mis primeras memorias son de él escribiendo sus artículos de los domingos, encontraba una gran satisfacción en compartir sus conocimientos para todos, nunca paró de tener curiosidad, era apasionado de su profesión, amaba la medicina. Estimaba tanto su profesión que múltiples fotos de mi infancia son de mi abuelo recibiendo premios por sus logros. Mientras que mi abuelo fue un neurólogo extraordinario, su don de la medicina no es lo único que lo hace grande.

Mi abuelo era chef, filósofo y lo más importante, un hombre de familia. Los domingos cuando estamos los 6 nietos juntos, jugando, saltando y corriendo me acuerdo de lo feliz que era mi abuelo con sus nietos y lo feliz que me hacía a mí en mis años de niñez; si comienzo a escribir de las memorias de infancia con mi abuelo esto ya no será un artículo, más bien se convertirá en un libro.

Desde que partió el 18 de diciembre del año pasado una parte de mí se fue con él, pero la parte que se queda trabaja todos los días para llegar a ser al menos la mitad del gran profesional de mi abuelo. Los neurólogos son empáticos, valientes y humildes. Mi neurólogo, José Arturo Silié Ruiz, es todo esto y más.

¡Feliz día de los neurólogos!