1.- Las veces que los derechos humanos y las libertades públicas están en entredicho, la indiferencia  no cuadra. La duda y el recelo no son argumentos justificativos para nada hacer frente a lo que lesiona  a los seres humanos.

2.- Lo que es de interés para la gente debe movernos a incidir y hacer hincapié para motorizar actividades colectivas de los que están prestos a influir para hacer repercutir y motivar buenas acciones.

3.- Todo lo que tiene que ver con la especie humana, da razones y motivos, así como lugar a demandar; ocasionar situaciones para hacer saber que alguien que necesita apoyo debemos extenderle la mano amiga.

4.- Lo que cada quien hace por el bien de otro, debe ejecutarlo por entero; dedicarse con amor y de ser necesario enfrascarse a situaciones imprevistas, no queridas. Entregarse a lo que creemos justo, nos eleva, no nos reduce.

5.- No hay que preguntar qué hace otro por la víctima de la injusticia; lo que procede es cada quien  cumplir con el dictado de su conciencia. El preguntón, el curioso, no resuelve, se contenta con indagar, interesarse, pero sin contribuir, nada de coadyuvar.

6.- Los párrafos anteriores los he redactado porque personas que leen mis escritos, me han preguntado qué vinculación tengo con Julian Assange. Me he limitado a responderles que no le conozco físicamente, nunca le he visto, pero me basta con saber que es merecedor de que disfrute su libertad.

7.- Soy contrario a todo lo que significa humillación, mortificación, agravio y deshonrar; herir el amor propio, menospreciar. Hacer bajar la cabeza a otro me motiva indignación.

8.- El material humano del cual estoy formado, es incompatible con hacerme el desentendido cuando un ser humano está en dificultad. No forma parte de mi concepción ideológica, con respecto  al ser humano, la vida y el mundo, portarme despreocupado, hacerme el chivo loco, escurrir el bulto, hacerme el tonto para no meterme en líos.

9.- Julian Assange, no estaba obligado a consultar a terceras personas con relación a su decisión de divulgar más de 90,000  documentos militares clasificados de Estados Unidos, sobre la guerra de Afganistán y unos 400,000  archivos secretos sobre Irak.

10.-  Assange es responsable de sus actos, y a lo mejor sabía las consecuencias a que se exponía, las repercusiones y la trascendencia de su accionar. Pero no es correcto venir ahora a echarle en cara, condenar su proceder, reprochándole  lo que hizo.

11.- Extender la mano solidaria, no tiene como contrapartida la reprimenda. No hay justos motivos para amonestar a quien ejerció un derecho, como el que puso en práctica  Julian Assange, amparado en las más diversas prerrogativas que protegen la libertad de expresión y  difusión de pensamiento.

12.- El estado de indefensión a que quiere condenar Estados Unidos a Julian Assange, hay que rechazarlo de manera firme y decidida. Las medidas ilegales de que es víctima Assange, son indefendibles en buena ley, a la luz del derecho internacional, y de los estatutos de organismos internacionales.

13.- La prisión que sufre Assange no es para hablar de justificar y buscar razones; hacer uso de excusas y de alegatos fuera de ley; invocaciones y aducir cuestiones al margen de tratados internacionales.

14.- Para favorecer y fundamentar el afianzamiento de los justos reclamos en beneficio de la libertad de Julian Assange, conviene la movilización de personas comprometidas con la vigencia de los derechos humanos y las libertades públicas.

15.- Todos aquellos que creemos que el ser humano debe tener garantía de la libertad de expresión y a difundir la verdad para que sea conocida, estamos comprometidos con la liberación de Julian Assange.

16.- Quienes estamos convencidos de la necesidad de la libertad plena, la supremacía de la justicia y aspiramos a la felicidad de las personas  en la tierra, debemos sentirnos obligados a estar presentes, aun sin ser llamados, donde se habla de solidaridad.