Tu casa ya no será tu casa, ni tu barrio será tu barrio, ni tu pueblo será tu pueblo. A cien años de hoy, tu gente ya no será tu gente, ni tus perros, ni gatos, ni nada que hoy este vivo alrededor tuyo, porque dentro de cien años, no estarás ni siquiera tú…
Es tanto el afán de "poseer" que tenemos, que sí lo piensa bien. ¡No tenemos nada! Para "tener" "algo", para, realmente, tener algo, es necesario que siempre perdure en ti. Y lamentablemente, no estamos diseñados para la eternidad, no en esta dimensión…
¿Te has puesto a pensar en esto? ¿Se te ha ocurrido "imaginarte" tan siquiera, que todo de lo que hoy gozas o gozaste o gozaras, se terminara? ¿Que todo lo que tienes o tendrás se te escapará de las manos?, desaparecerá y no será ya tuyo y es que, en verdad, todo es prestado.
Cuando uno "logra" arribar a esta "claridad", cuando uno "se ilumina", es cuando en verdad uno se apaga… A ver si me explico mejor, cuando uno llega al punto de "entender" que todo lo que uno ha sudado, trabajado, llorado, suplicado, sufrido, para "conseguir algo", fue un esfuerzo estéril y vacío ante una realidad irreal de un mundo que tampoco existe…
Bueno, este latido ya se está complicando, por fin. ¿Existimos o no existimos? ¿Somos o no somos? Definitivamente que somos, pero no somos lo que pensamos, y "esa" es la realidad más obvia que tenemos, y es tan obvia, que ni cuenta nos damos.
¿Cómo voy a girar mi vida a base de "cosas" que nunca disfrutaré o usaré realmente? ¿Cómo voy a "perder" mi tiempo en materialidades "extras" que nunca serán prácticas y que solo se irán acumulando en "alguna parte"?
A ver, pongámonos de acuerdo, para que podamos entendernos mejor. Yo no le he dicho, que deje de hacer para que viva mejor, ni tampoco que procure gozar de lo mejor de esta vida breve y efímera, no. Yo solo le estoy diciendo que, en cien años, con certeza, usted ya no estará aquí.
Se podrán recordar, para bien o para mal, pero ni eso importa ni le debe importar a usted. A usted no le debe importar nada, solo vivir, lo que le queda, sin volverse loco. La fórmula de vida de cada uno de nosotros debería ser de "un egoísmo sano". Vivir sin "pensar" que "los demás" son su responsabilidad.
Claro que uno se preocupa porque los muchachos no pasen el trabajo que uno paso, y eso está bien, pero no debemos de anteponer nuestro compromiso de existencia por el bienestar de los otros, por qué cada uno es una ficha de la entramada ecuación del universo y cada uno tiene un papel que jugar. Que uno le facilite el papel no significa, que uno asuma su papel…
Si usted dejó de vivir porque "tenía" que llegar "a" cualquier meta que se le haya ocurrido, con el propósito de "demostrar" que usted es un "pingu", o que "después" de cumplirla, entonces, "comenzaría a vivir" ¡Usted se jodió! Pasará al otro lado sin pena ni gloria, como nos pasara a todos, y lo peor es que nadie se dará cuenta, ni siquiera usted, simplemente, desperdicio "momentos".
A cien años de hoy, miraremos cuantos momentos tuvimos y "esos" serán el verdadero resultado que quedará permanentemente imperecedero en alguna célula solitaria flotando en el universo. Esos momentos de satisfacción que sentimos al construir una casa, que de antemano sabíamos que algún día sería ocupada por extraños.
Esos primeros besos, primeros y demás hijos y todas esas otras pendejadas que uno busca para "sentirse vivo"… Todo desaparecerá. Y no tendrán que pasar cien años para ello. En mi caso (61) pudiera desaparecer en cualquier instante y como mucho, treinta y ocho años más, para seguir acumulando latidos que "intenten" darnos vida, hablando de muerte…
A cien años de hoy, quedará tu tumba olvidada, tu nombre recordado tan solo por algún tataranieto curioso que también desaparecerá en "otros" cien años. Terminaremos fundiéndonos en todos los apellidos y combinándolos una y otra vez. Seremos amigos, enemigos, hermanos, primos y al final nos agruparemos en naciones solo para intentar "Salvar algo" de nada…
Pasarán los siglos y nos miraremos hablando lenguas distintas, con otros ojos y otra piel y otras "creencias" que, como siempre, nunca aportaran nada que no sea continuar en unas divisiones absurdas y arcaicas que en nada tienen que ver con el sentido breve de vivir en los momentos.
Lo que parece prevalecer, a cien años de hoy, es la estupidez humana. Se arrastra sigilosa, saltando de muerto en muerto, transmitiendo un odio que nada tiene que ver con la vida y su concurso. Una fórmula de amargos momentos que solo los despiertos alcanzan a evitar e intentan erradicar del mundo.
¡Ojalá! Que, a cien años de hoy, los que estén, nos miren a nosotros como "esos cavernícolas" que nunca entendieron que la vida es una y que se pasa mejor si estamos todos en armonía. Esos ignorantes que se impusieron fronteras y que se inventaron dioses que solo los salvarían a "ellos".
¡Sí! Ojalá que no pasen cien años más de barbarie, donde mientras medio mundo se destroza, el otro sigue indiferente, acumulando lo que no necesita y que debería aportar para mermar los deseos fanáticos y ciegos. Para que cuando nos toque volver no tengamos que seguir viendo la misma mierda una y otra vez a cien años de hoy. ¡Salud! Mínimo Caminero.