En los últimos años, el número de accidentes y, sobre todo, la cantidad de víctimas que a diario se producen en las calles y carreteras del país se han convertido en una preocupación creciente para la sociedad. Dado que el factor exceso de velocidad está presente en un tercio de las colisiones que tienen como resultado al menos una víctima mortal, muestro a continuación algunos de los efectos de la velocidad en la seguridad vial.

En primer lugar, el concepto exceso de velocidad engloba velocidad excesiva y velocidad inadecuada. La primera es la que rebasa el límite máximo autorizado o legal y la segunda la que resulta demasiado alta para las condiciones imperantes en la vía (lluvia intensa, niebla, etc.), aunque esté dentro de los límites legales. La velocidad es un factor de riesgo clave en los accidentes viales, e incrementa tanto la posibilidad de que ocurra un siniestro como la gravedad de las lesiones de quienes las sufren.

Uno de los efectos de las velocidades elevadas es requerir mayores distancias para detener los vehículos, debido al tiempo de percepción-reacción, el cual oscila entre 1 y 3.5 segundos. El tiempo de percepción-reacción recomendado por la mayoría de diseñadores es de alrededor de 2 segundos. Según la tabla 1 adjunta, las distancias de visibilidad de parada consideradas por la AASTHO (American Association of State Highway and Transportation Officials), para velocidades de 30 km/h, 60 Km/h y 100 Km/h son 35 m, 85 m y 185 m, respectivamente. Para las mismas velocidades, el Reglamento M-012, Criterios Básicos para el Diseño Geométrico de Carreteras, del MOPC, en su tabla 2, considera unas distancias de visibilidad de parada de 30 m, 75 m y 160 m, respectivamente. Lo anterior significa que, si un niño cruza frente a un vehículo a 20 m de distancia, cuando éste circula a 30 Km/h, el niño será atropellado, pero con bastantes posibilidades de que sobreviva. Sin embargo, si la velocidad del vehículo es de 60 Km/h, el niño será atropellado y las posibilidades de que sobreviva serán casi nulas.

Otro efecto de la velocidad es el incremento de energía cinética que acumula cualquier vehículo en movimiento, la cual tendrá que absorberse en el momento de un impacto. Las leyes de la física nos dicen que si la velocidad se duplica la energía se multiplica por cuatro y si se triplica la velocidad, la energía se multiplica por nueve.

Nilsson, en 2004, estudió la relación entre accidentes y cambios en la velocidad, demostrando, mediante muchos estudios, que pequeños aumentos en la velocidad producen incrementos pronunciados del riesgo de sufrir un percance. Como puede verse en la figura 1, un aumento del 5% en la velocidad promedio conlleva un aumento aproximado del 10% en los choques con víctimas que sufren lesiones, pero un aumento del 20% en los que producen víctimas mortales. Estos estudios están avalados por la OMS, el Banco Mundial, Fia Foundation, Road Safety, etc.

El gráfico 2 muestra el riesgo de muerte asociado a cada velocidad en distintos tipos de siniestros: con peatones, con objetos rígidos, impactos laterales y choques frontales. Como puede verse, la incidencia de la velocidad en el riesgo de muerte es considerable y da lugar a los límites de velocidad establecidos por los sistemas de seguridad. Para que un sistema se considere seguro se deben eliminar las posibilidades de que se produzcan los siniestros, pero, si aun así, el siniestro es posible, entonces las velocidades deben reducirse a niveles que eviten que se produzcan. Por convención, las velocidades seguras se establecen en un nivel que permite una tasa de supervivencia del 90%, a saber:

– 30 Km/h en el caso de siniestros con peatones y usuarios vulnerables de la vía pública.

– 40 Km/h en el caso de impactos contra objetos sólidos.

– 50 Km/h en el caso de choques automovilísticos de impacto lateral.

– 70 Km/h en el caso de choques frontales.

Los valores anteriores se obtuvieron considerando vehículos con sistemas de seguridad adecuados, el conductor usando cinturón de seguridad, etc.

Espero que esta breve nota haya servido para concientizar a los conductores de la importancia de gestionar la velocidad y sirva para reducir el número de accidentes.