Dedico este trabajo a mis amigos leales, aunque discrepemos en muchos tópicos, Josefina Z., César P., Rafael T. y Quico T., con todo mi afecto.
El papa Francisco anunció que el 9 de mayo iba a ser una fecha histórica, ya que según le transmitió el primer ministro de Hungría, Víctor Orban, Putin aprovecharía su discurso en la Plaza Roja y el desfile militar de conmemoración de la victoria en la “Gran Guerra Patria” y la derrota del nazismo, para anunciar el fin de la “operación militar en Ucrania”.
Se dice que su objetivo principal: “liberar la región del Donbas de los nazis del batallón Azov” –que durante los últimos ocho años son acusados de eliminar a 14 mil ucranianos rusos parlantes o prorrusos en esa región-, se ha alcanzado. Mariupol sería el símbolo de la victoria Rusa y, con ella, de la conquista de la mayor parte del Donbas y del corredor territorial del mar de Azov al mar Negro hasta Crimea, territorio que está bajo control militar ruso. Además de haber destruido a gran parte del batallón Azov.
Sin embargo, fuentes militares y de Inteligencia norteamericana temen que esto no sea así y que Putin pueda en su discurso declarar oficialmente la guerra a Ucrania al constatarse, con la destrucción del buque insignia de la marina de guerra, el navío Moskova, la participación de los norteamericanos en proporcionar toda la información de Inteligencia y ubicación, para que –como escribí semanas atrás-, los ucranios apretaran el botón de los misiles que alcanzaron a la nave.
O sea, aunque la OTAN se ha negado a escuchar las llamadas irresponsables de Zelenski a implicarse con tropas directas en el escenario de guerra, lo cierto es que proveen desde hace años no sólo entrenamiento militar a las tropas ucranias sino que la dotan, cada vez más, de armas modernas y sofisticadas, ya que se trata aquí para EE.UU. y la OTAN, de experimentar sus armas bajo fuego real en escenario de conflicto y, a la vez, de evaluar la eficiencia o debilidades de la hasta ahora temida maquinaria militar rusa.
De manera que existe justa expectación ante el discurso de Putin. Mientras vemos como cada día se extrema más el bloqueo occidental sobre la economía rusa. La UE ha declarado el boicot de la compra de petróleo y gas ruso, a lo cual se había negado Alemania, Hungría y Eslovaquia, entre otros.En Alemania empresarios y sindicatos han vetado esa medida, pero el nuevo primer ministro socialdemócrata y su ministra de Defensa son, aparentemente, pro otanistas entusiastas, y prefieren que la economía alemana retroceda dos o tres puntos de crecimiento, si pueden ponerse sobre “sus galones”, el haberse alineado con EE.UU. y a ser posible, humillar a los rusos, sus vencedores en la Segunda Guerra Mundial.
Obvio, muchos socialdemócratas, Die Linke y otros grupos políticos están contra esa toma de posición, pero la mayoría político-parlamentaria del SPD, el partido Liberal, los Demócratas Cristianos y parte de los Verdes, cada vez más pro sistema establecido, apoyan a la mayoría en este alineamiento con las directrices de la Casa Blanca de Biden que adopta también la UE.
El acoso a los rusos es tal, que organizaciones internacionales deportivas están vetando la participación de equipos y deportistas rusos en eventos internacionales, lo cual es una vergüenza. E incluso, este furor anti ruso, también se pretende extender al campo de la música. También se expropia a millonarios rusos con inversiones o bienes en Occidente e incluso ahora se quiere extender esa medida a la expropiación de bienes de mujeres que se consideran amantes, esposas o relacionadas con esos llamados “oligarcas”.
Esto quizás termina teniendo su lado bueno : ¿se expropiaran los bienes de dictadores africanos, jeques árabes, ex presidentes y ministros corruptos latinoamericanos y asiáticos, generales envueltos en enriquecimientos ilícitos, traficando con drogas, trata de blancas y personas etc., aunque sean pronorteamericanos o pro occidentales? ¿O estas confiscaciones y violaciones al sacrosanto derecho a la propiedad privada y al secreto bancario serán sólo discriminatorios para los “bandidos” y hombres de paja rusos?
Nunca antes había visto tomar tales medidas, así como acusar desde la Presidencia de los Estados Unidos de crímenes contra la humanidad, cuando se cometieron las matanzas en los campos de refugiados de Sabra y Chatila en Líbano, ni cuando se bombardea a civiles en Gaza, ni durante la invasión de Irak, produciéndose no cientos o unos pocos miles de muertos civiles o militares, sino decenas de miles y millones de refugiados, ni tampoco cuando la OTAN, teledirigida por el simpático Bill Clinton, bombardease Serbia y forzara manu militari, la secesión de la región Serbia de Kosovo, creando un nuevo estado, violando flagrantemente las normas fundamentales de la ONU, sin que la conciencia libre, humanitaria, y no sé si atreverme a escribir, “cristiana” Occidental, reaccionase, ni de lejos, de tal manera.
Un hecho evidente es que, lo que algunos consideramos error de Putin, de ordenar la invasión de Ucrania, ha desatado el odio y el rencor contenido por todas las fuerzas conservadoras, liberales, fascistas e incluso de algunos demócratas progresistas e izquierdistas, visceralmente anti rusos., aunque tengan motivos muy diversos para ello.
Hay quienes no olvidan y se resienten aún, de que fue allí dónde se montó el “laboratorio político y social” dónde se mostro factualmente, que la clase trabajadora podía tomar el poder, organizar un Estado sobre otras normas e incluso, crear otro sistema económico no capitalista liberal de libre mercado, sino de planificación y de redistribución social del excedente, que industrializó un país subdesarrollado y lo convirtió en la segunda potencia mundial.
Para los pueblos colonizados y semicoloniales del mundo, aparte de las críticas que muchos hemos hecho y hacemos, sobre las limitaciones en libertades individuales, burocratización del poder, papel subordinado de la clase trabajadora y despotismo de dictadores como Stalin, lo cierto es que la URSS permitió una mayor contención de la otra potencia mundial, los EE.UU., e impidió que el Reino Unido actuase con sus formas imperiales despóticas en sus colonias y tuviera que acceder a permitir la Independencia de la India, Ghana, Tanzania, etc.
El equilibrio de Poder entre EE.UU. y la URSS, no era un escenario ideal, pero era en cierto modo positivo para los pueblos del Sur Global, ya que les permitía mayor margen de movimientos tácticos, inclusive dentro de las mismas zonas de influencias, soviética y norteamericana. Ese es el aspecto “positivo” de aquella situación.
Por todo ello, independientemente de lo que diga Putin el 9 de de mayo, volver al hegemonismo de una potencia, a un dominio político militar de EE.UU. en el globo terráqueo es malo para los habitantes del Sur Global, e inclusive para zonas,como Europa Occidental, que podrían jugar un papel de balanza o equilibrio entre poderes.
El hecho de que, por sentido del oportunismo y de la subordinación al más fuerte, representado por los EE.UU., hoy la UE, se cobije gustosa y apáticamente bajo el paraguas norteamericano. Es una mala noticia. Cierto es que en Europa, la valoración de los EE.UU. no es similar a la que existe en partes de Asia y de AL. En Europa, además de muchos valores culturales compartidos, y del lazo de la etnia caucásica, indudable entre el Estados Unidos mayoritario y Europa, existe una experiencia histórica de la presencia norteamericana que no recibe el rechazo de otros continentes.
Los soldados norteamericanos murieron en la Primera y la Segunda Guerra mundiales, al igual que los ingleses, luchando contra el Imperio alemán y después contra Hitler. Cierto que además de defensa de valores comunes había, como siempre en las guerras, rapiña, intereses económicos, reparto territorial y de influencias y equilibrio de poder. Pero insisto, en Europa los norteamericanos no son vistos por la opinión pública con la mala reputación que tienen en el Tercer Mundo. Ese dato no es baladí y por tanto es un grave error no tenerlo en cuenta en los análisis.
Por el contrario, los rusos casi nunca han sido amados sino temidos y rechazados. Por su tradición despótica en tiempos de los zares. Por el “peligro” que representaba su ejemplo para la burguesía occidental en tiempos de la Unión Soviética. Y ahora, porque aunque han aceptado el capitalismo, han montado un estado autoritario de nuevo cuño,siguen siendo una potencia militar y mantienen un orgullo de Gran Potencia plurisecular, que no se deja envolver en las estrategias del neoliberalismo y de la subordinación política a los EE.UU., como hace Europa Occidental.
Insistimos en que Putin y sus asesores han cometido un grave error de cálculo. No debieron invadir Ucrania, sino actuar con las mil formas que nos ha mostrado el Occidente democrático para ahogar o deshacerse de los gobiernos que no desean. Ese es el estilo “democrático” aceptado: hacer una guerra invisible (política, económica, militar y de Inteligencia), y seguir mostrándose como amantes de la libertad y de la libre determinación de los pueblos, aunque impiden que esto sea una realidad.
Por todo lo expuesto y mucho más, el discurso de Putin podría ser una orientación de hacia dónde iremos en los días y meses sucesivos. En lo personal no soy optimista y las elecciones de medio término en EE.UU., no ayudan mucho a buscar la vía de la contención y la negociación. Los demócratas han sido expertos en hacer de la guerra exterior una ganancia política interna.
Biden ha mejorado su popularidad con la guerra de Ucrania y mientras no mueran norteamericanos, dar armas y dirigir militarmente a los ucranianos, es un “buen negocio” para los políticos y para los negocios del complejo industrial militar de EE.UU. Así pues, creo que ni Pangloss tendría motivos para ser optimista sobre el futuro próximo en Europa. Espero equivocarme.