Solo estamos estrenando la primera semana del año 2023 y como por tradición la población siente la preocupación de lo que sucederá, tanto desde el punto de vista económico, así como en otros ámbitos que tocan nuestras vidas.

En lo que a nosotros respecta, nos concentramos en analizar cuál será la situación económica del año en curso, sobre todo la economía pública a partir de la gestión de años anteriores y en un escenario de ser un año preelectoral.

Así, el comportamiento de la economía del año 2021 no es la mejor referencia para considerar el desempeño del año 2022 y mucho menos el año 2020, que fueron períodos marcados por la  inestabilidad que generó la pandemia del COVID-19.

En dichos años los problemas de desabastecimiento, costo del transporte internacional y derivado de esta situación una inflación a nivel mundial, generaron un escenario fuera de lo común tanto a nivel nacional como internacional.

Una de las variables que más inquieta a la población, además de los niveles de inflación, es el endeudamiento externo. El gobierno a través del Ministerio de Hacienda ha difundido recientemente que la deuda del sector público no financiero ha disminuido para el año 2022 en un 1.9% con relación al año 2021. Pero ya como hemos señalado anteriormente y corroborando con otros analistas que ha expuesto sobre este tema, tanto lo que tiene que ver con el nivel de endeudamiento, la inflación, el empleo y otras variables, debe tomarse como referencia los años 2019 y hacia atrás, pues si no es así, los resultados presentados pueden estar alejados de la realidad.

Aunque desde el Ministerio de Hacienda se destaca que la deuda del año 2022 disminuyó a 59.1%,  de 61%  en el año 2020, con relación al producto interno bruto (PIB). Pero resulta que la deuda en términos absolutos del sector público no financiero era en el año 2020 de 43,091.1 millones de dólares y aumentó a 52,264.4 millones de dólares, un incremento de 9,173.27 millones de dólares en esos dos años.

Otro dato importante es que la deuda del sector publico no financiero para el año 2019 era de 23,383.2 millones de dólares y la misma aumento en el año 2022  al mes de noviembre de 36,375.7 millones de dólares. Para hacer comparación con el producto interno bruto el año 2020 no puede ser de referencia, ya que este disminuyó de 88,940 millones de dólares en el año 2019 a 78,840 millones de dólares en el año 2020, para luego aumentar a 94,240 millones en el año 2021, por lo que la base de cálculo es errónea, para señalar que ha disminuido la deuda con relación al PIB entre el año 2020 y el 2022.

Pero también justificar el aumento del endeudamiento público basado en el crecimiento del producto interno bruto, en la actual coyuntura es insostenible, ya que las expectativas de crecimiento que se situaban por encima del 5% para el año 2023, según nuevas estimaciones de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), dicho crecimiento para la República Dominicana será menor, de un 4.6%.

Otro aspecto que en post de reducir el medio circulante para frenar la inflación es el aumento de la tasa de política monetaria en solo un año de 3.5% en noviembre del año 2021 a 8.5% a noviembre del año 2022, lo que ha provocado aumento de más de un 100% en la tasa de interés activa que cobran los bancos a los sujetos de crédito, tanto personas como empresas o compañías, lo que seguirá incidiendo en el año 2023 en el costo del dinero y sus consecuencias en los bienes y servicios que producen las empresas al financiar sus actividades con dinero más caro.

Una recomendación que podríamos sugerir es que solo deben tomarse préstamos desde el punto de vista personal, para actividades que sean muy prioritarias y las empresas deben ser prudentes en términos de los préstamos, por lo que puede implicar el aumento del costo del dinero vía aumento de tasa de interés de los bancos, sobre sus operaciones en términos de la relación costos/beneficios y su sostenibilidad.