En el año 2014, el papa Francisco dedicó unas palabras a las personas que son llamadas consagradas dentro de la Iglesia católica. De esa carta escrita por el papa existen tres frases que pueden ser dirigidas a toda la ecúmene, a personas vinculadas a las diferentes tradiciones religiosas y/o espirituales, como también para aquellas que puedan tener su cuestionamiento a lo sagrado o lo divino. Las traigo aquí, en este inicio de este año 2022, pues se pueden tener como un mantra en la mente y en el corazón. para que cada persona viva su vida con gratitud, pasión y esperanza.

Mirar el pasado con gratitud. Mirar todo lo que ha pasado: los logros que hemos tenido, los aciertos, las luchas vividas a nivel personal, familiar, comunitario, como país, como humanidad. Dar gracias por nuestros desaciertos y nuestras caídas, pues nos han servido para levantarnos y aprender. Dar gracias también por las enfermedades, por las que se han sanado y por las que no, por las propias, las de familiares, de amigos y amigas. Y en este segundo año con la COVID-19, en que hemos caído más en la cuenta de la interconexión entre los que vivimos en este globo, agradecer por las pérdidas de nuestros seres queridos que se nos han adelantado a la vida plena. Ser agradecido, por todo lo compartido, por las enseñanzas recibidas.

En gran medida, estamos donde estamos por nuestro pasado. Poner el pasado a nuestro lado, sentarnos con él y decirle, gracias. Dar gracias por la vida.

Vivir el presente con pasión. Lo primero es vivir el presente, en el hoy. Escribe Tony de Mello en el Canto del Pájaro:

Ningún alumno Zen se atrevería a enseñar a los demás hasta haber vivido con su Maestro al menos durante diez años. Después de diez años de aprendizaje, Tenno se convirtió en maestro. Un día fue a visitar a su Maestro Nan-in. Era un día lluvioso, de modo que Tenno llevaba chanclos de madera y portaba un paraguas. Cuando Tenno llegó, Nan-in le dijo “Has dejado tus chanclos y tu paraguas a la entrada, ¿no es así? Pues bien: ¿puedes decirme si has colocado el paraguas a la derecha o a la izquierda de los chanclos?” Tenno no supo responder y quedó confuso. Se dio cuenta entonces de que no había sido capaz de practicar la Conciencia Constante. De modo que se hizo alumno de Nan-in y estudió otros diez años hasta obtener la Conciencia Constante”.

Vivir el presente enfocados en la tarea y misión a las que estamos llamados en nuestra cotidianidad, en este tiempo donde la hiperconectividad nos desconecta de nosotros mismos y nos conectamos en apariencia con las demás personas. Como el cuento de Tony de Mello, vivir conscientes de nuestro presente, sabiendo a profundidad quiénes somos y cómo anhelamos vivir. Cuando estamos confusos, estamos en gran medida inquietos, sin paz. Este es un deseo profundo de la humanidad hoy, vivir en paz, pues la paz, cuando la vamos viviendo en sus distintos niveles, se va convirtiendo en una forma de estar y de vivir el presente.

Viviendo el presente con pasión, que es sinónimo de entrega a quienes tenemos cerca: nuestra familia, amigos, amigas, compañeros y compañeras de trabajo, vecinos. Dice Francisco “Vivir el presente con pasión es hacerse «expertos en comunión”: es estar en comunión con nosotros mismos y con los corazones y las mentes de las demás personas, en especial de quienes nos necesitan, de quienes tenemos cerca, de quienes necesitan de nuestra solidaridad y mano amiga.

Abrazar el futuro con esperanza. Abrazando el futuro con esperanza, podremos reconocer que las limitaciones de este presente son eso, limitaciones, las cuales pueden convertirse en oportunidades para ser mejores seres humanos. Abrazar el futuro con esperanza es ver en la cotidianidad los gestos y las palabras de vida que se nos ofrecen a diario. Reconocer con ternura que existe mucha gente buena que se entrega cada día. En el presente, abrazar el futuro con fe, sabiendo que, por medio de los sueños, proyectos y acciones que comencemos a realizar en el día de hoy, nuestro mañana será diferente, será mejor.