A nivel ecuménico se celebra el día del estudiante, no es una fecha única, sino en atención a efemérides propias de los diferentes países. En el nuestro, el movimiento estudiantil tiene múltiples momentos de alto valor histórico, por ejemplo desde que los estudiantes de la ANEU (estudiantes universitarios) se lanzaron a las calles a repudiar la tiranía de Trujillo en 1931, la lucha contra los remanentes del trujillato en 1961, el medio millón, hasta el ametrallamiento de la UASD el 4 de abril de 1972. No obstante, la fecha central es el 9 de Febrero de 1966, cuando se produjo el ametrallamiento de los estudiantes universitarios y secundarios frente al Palacio Nacional, que desató una protesta nacional que obligó al Gobierno provisional de Héctor García Godoy a reconocer el Movimiento Renovador de la UASD, que rompió con el elitismo en la educación universitaria.
Una buena parte de los países, reserva para esta significativa fecha actividades que coadyuvaron al desarrollo de la educación y la libertad de los pueblos. En Venezuela se conmemora en homenaje a los estudiantes reprimidos cuando fue ocupada de modo arbitrario la Universidad Central de Caracas y se colocó detrás de cada flor un policía. En la República Checa por el instante que las tropas nazis asaltaron la universidad y asesinaron a estudiantes que protestaban contra esa detestable doctrina. En México en honor a una huelga realizada para que se reconociera la autonomía de la Universidad Nacional de México. Así sucesivamente en muchos países.
¿Por qué el 18 de febrero en República Dominicana es el día del estudiante? Sin dudas fue una vulgar y efectiva maniobra del balaguerato por decreto el 21 marzo de 1967, convertido en ley en el mes de julio. El decreto de marras se produjo a un mes de la primera conmemoración del ametrallamiento, con el sórdido propósito de impedir que la población recordara el brutal suceso, a cargo de ejecutivos policiales que en esos momentos se distinguían en la represión contra la población dominicana.
Con el control del Congreso lograron imponerlo, aunque no lograron impedir que el movimiento estudiantil mantuviera en alto el espíritu de lucha de los héroes y mártires del 9 de febrero. Todos los años, aunque nos impedían con la represión policial llegar al Palacio Nacional a partir de 1967, se realizaban actos en las escuelas y micromítines en las calles recordando la gesta. En nuestro desparecido Liceo Manuel Rodríguez Objio (local del Instituto de Salomé Ureña en la tanda vespertina) logramos colocar una placa en homenaje a los héroes y mártires, aun con la oposición de las autoridades educativas del Salomé Ureña.
Recuerdo a nuestros dirigentes históricos Rafael Santana (Santanita) y Hostos Pichirilo (ambos fallecidos), resaltando que cuando las circunstancias lo permitieran desarrollaríamos la lucha por imponer el 9 de febrero como día del estudiante.
La histórica acción del ametrallamiento del 9 de Febrero de 1966 cuando de modo valiente miles de estudiantes se presentaron frente al Palacio Nacional a reclamar el reconocimiento de las nuevas autoridades de la UASD (habían sido expulsadas las autoridades reaccionarias que con el colador llamado CUEG llevaban la institución a un mayor grado de elitismo) provocó una gran protesta nacional, que obligó al reconocimiento del Movimiento Renovador.
Las puertas estrechas de la universidad fueron abiertas y miles de jóvenes hijos de obreros, campesinos y demás sectores populares logramos ingresar a la institución, el pago por matrícula que ascendía al monto de 100 pesos anuales (casi cerca de 100,000 pesos hoy) fue disminuido a 15 pesos.
Es la fecha alegórica de los estudiantes dominicanos. Exhorto al Comité 9 de Febrero, que coordina el compañero Juan V. con la asesoría del también dirigente histórico Fidel Soto, a asumir todos que el 9 de Febrero sea designado «Día del estudiante dominicano», en homenaje al momento más emblemático en la lucha por el derecho a la educación dominicana. Llamado que hago extensivo al diputado Tonty Rutinel, quien fuera aguerrido dirigente del subcomité de la UER en el Salomé Ureña, junto a Brunilda Amaral, Marinito Santana, el fallecido Vargas el Gordo y otros compañeros. Corresponde a Tonty introducir un proyecto de ley para enderezar este entuerto histórico.
Finalmente queremos presentar una crónica publicada en el periódico El Caribe, (reproducida recientemente en el WhatsApp del Comité 9 de Febrero) cuando el 9 de marzo de 1966, al cumplirse el primer mes del ametrallamiento centenares de estudiantes secundarios tras una misa en la iglesia de Las Mercedes, marchamos por la calle Del Conde, rumbo al Palacio Nacional a colocar una ofrenda donde cayeron los mártires sin importar lo que podría ocurrir. En la calle frente al Palacio Nacional (Dr. Báez esquina Moisés García), la actividad se desarrolló sin muchos inconvenientes, no estaban presentes los cancerberos policiales, sino tropas invasoras. En la primera foto se observa junto a las estudiantes que conducen la ofrenda floral frente al Palacio Nacional a Juan B, actual coordinador del comité 9 de Febrero.