El 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) el cual proclama los derechos inalienables que corresponden a toda persona como ser humano independientemente de su raza, color, sexo, idioma, opinión política, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Este texto está disponible en más de 500 lenguas y es uno de los documentos que más se ha traducido en el mundo.

La creación oficial del día de los Derechos Humanos se produjo en 1950 en virtud de la resolución 423 (V) de la Asamblea General, en la cual se invitó a todos los Estados y organizaciones interesados a que adoptaran el 10 de diciembre como día de los Derechos Humanos, como recordatorio a los individuos y a las sociedades en esforzarse por adoptar medidas progresivas, nacionales e internacionales para lograr su reconocimiento y observancia universal de forma efectiva.

La Declaración Universal de Derechos Humanos establece una amplia gama de derechos y libertades fundamentales a los que todos tenemos derecho. Sin embargo, esto no surgió desde 1948, sino que desde mucho antes la comunidad internacional ya venía propugnando el reconocimiento de estos derechos.

El concepto histórico de Derechos Humanos es propio del mundo moderno entorno a los siglos XVI y XVII, época en la que ideas tales como dignidad humana, igualdad o libertad empiezan a calar profundamente en la conciencia social del momento convirtiéndose en principios básicos de inspiración de lo que posteriormente se conocerían como Derechos Humanos.

También es cierto que tales ideas no son exclusivas de dicho período histórico. Ya antes, autores clásicos como Platón o Aristóteles, o más recientes como Santo Tomás, habían aludido a las mismas en muchas de sus obras. Pero es en los albores de la Edad Moderna cuando tales ideas se unifican en torno al concepto más amplio de Derechos del Hombre y del Ciudadano, los cuales quedaron plasmados en documentos tan trascendentales como la Declaración de Derechos del Buen Pueblo de Virginia de 1776, y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la revolución francesa de 1789.

De éstas, la de mayor relevancia fue la declaración francesa de 1789, ya que más que una declaración de derechos constituía todo el programa político y constitucional de la modernidad en la cual ocupaba un lugar preeminente el reconocimiento de los Derechos Humanos como inalienables e iguales para todos. No obstante, es opinión común que esta declaración no tenía más propósito ni tuvo más efecto que el de borrar de alguna manera del mapa todas las antiguas fronteras para acercar a los hombres en igualdad; en su texto se contenía el que es considerado como el más ansiado y perseguido de los derechos: “los hombres permanecen libres e iguales en derechos”. De esta manera nacieron los Derechos Humanos y han continuado su desarrollo hasta nuestros días.

La Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 con su amplia gama de derechos políticos, civiles, sociales, culturales y económicos, ha estimulado la creación de más de 60 instrumentos de derechos humanos que en conjunto constituyen una normativa internacional de derechos humanos, lo cual pone de relieve la importancia de esos derechos en nuestra vida cotidiana.
Por tal razón, cada año el Alto Comisionado para los Derechos Humanos, máxima autoridad de las Naciones Unidas en la materia y su oficina, desempeñan una función primordial en la coordinación de los esfuerzos con miras a la celebración anual de este día; resaltar la importancia de su reconocimiento, respeto y protección como fundamento de cada Estado de Derecho.

La Constitución Dominicana establece en el artículo 38 que el Estado se fundamenta en el respeto a la dignidad de la persona y se organiza para la protección real y efectiva de los derechos fundamentales que le son inherentes. La dignidad del ser humano es sagrada, innata e inviolable; su respeto y protección constituyen una responsabilidad esencial de los poderes públicos.

De ahí la dignidad humana, que en tiempos remotos apareció como un valor, es imprescindible hoy día para garantizar la estabilidad social, la cual se crea y se satisface a través del derecho, teniendo como base que se deben respetar los derechos no tan sólo por pertenecer a una sociedad, sino y principalmente, por pertenecer a la humanidad.

El fundamento de los Derechos Humanos se entiende partiendo del análisis de las necesidades humanas: vivir, educarse, poder expresarse libremente, poder comer, entre otras, que hacen necesarios el reconocimiento y la protección de los Derechos Humanos a fin de garantizar la cobertura de dichas necesidades, sin las cuales no sería posible el desarrollo digno del hombre.

Junto a la necesidad, el fundamento principal de los Derechos Humanos es garantizar y reconocer unos derechos esenciales a todos los hombres y mujeres, y esto es posible a través del reconocimiento y respeto de la dignidad humana, de la cual se derivan los demás derechos que la sustentan: libertad, igualdad, seguridad y solidaridad.

Al celebrar el día de los Derechos Humanos este sábado 10 de diciembre 2022, es propicio reflexionar en los grandes logros alcanzados por la humanidad en su reconocimiento y protección: ¡dignidad humana, libertad, igualdad! El siglo XX ha sido el escenario del surgimiento de importantes organizaciones y de la firma de trascendentes acuerdos internacionales que han representado un paso muy importante en la mejora de los mecanismos de la defensa de la dignidad humana. Y a fin de hacer posible que todos estos mecanismos funcionen de verdad y den resultados, es necesario que los Estados y las personas que viven en ellos asumamos un papel más activo y un mayor compromiso frente a su protección y respeto, teniendo una mejor comprensión de la realidad del mundo en que vivimos.

Referencias:
Peces-Barba, Gregorio: Curso de Derechos Fundamentales. Teoría General https://www.ohchr.org/es/about_us/human_rights_day

Sonia Hernández es abogada penalista, exprocuradora fiscal de la Provincia Santo Domingo. Tiene una maestría en Derechos Fundamentales por la Universidad Carlos III de Madrid y una especialidad en Derecho Procesal Penal por la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Actualmente se desempeña como Directora asociada del fortalecimiento del Sistema Público de Justicia para Misión Internacional de Justicia (IJM).