La historia de la lucha obrera en República Dominicana no puede prescindir de la memoria de hombres y mujeres que movieron sus esfuerzos por crear políticas para el reconocimiento de los sindicatos obreros. Una historia  enmarcada por relaciones sociales y económicas particulares  en la que el dispositivo político se caracterizaba por un autoritarismo sanguinario, como fue la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo.

Es significativo recordar hoy a Mauricio Báez y a Freddy Valdez, líderes del  movimiento obrero cañero de San Pedro de Macorís. En un momento histórico donde la juventud se interesa poco, o desconoce, la historia de la lucha obrera en República Dominicana. Pues en el contexto actual, los medios de comunicación y los saberes institucionales, universitarios impulsan más la competencia y un currículo en el que la historia, la clase trabajadora, esta relegada y es invisible. Una sociedad que valoriza el enriquecimiento y las viejas elites se regodean de su pasado colonial y del poder que tienen  frente al desposeído.

Estos relatos se promueven por diferentes medios de comunicación y son ignorados en los centros universitarios privados. Una excepción, la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde los profesores y profesoras universitarias tienen un fortísimo sindicato que tiene participación activa en la vida universitaria.

Hoy los estudiantes saben poco de los despidos masivos de trabajadores. De los cambios que se gestan para arrebatarles los derechos a las trabajadoras dominicanas en las casas de familias. Muchos de ellos expresan en las aulas, que el movimiento obrero está en decadencia. Algunos lo recuerdan dentro  de la memoria de la guerra fría. Otros dicen que pronto, ya no se requerirá de los obreros, porque vendrán los robots automatizados, se trabajará desde la casa, y las empresas, no tendrás que crear tantos espacios para  producir la mercancía.

Y  es a partir de estas respuestas,  que yo intervengo con esta pregunta.  ¿El pan de trigo solo necesita de la tierra y del agua?  Dónde localizar en la cadena productiva al campesino que lo siembra, el obrero que lo amasa, o lo depositan en la maquinaria, o lo vende en los supermercados. Y es en ese momento que se dan cuenta de que existe una clase trabajadora que no está desaparecida.

Y ya les voy contando sobre casos que aterrorizan a cualquier ser humano, tales  como los despidos sin pagos de prestaciones laborales, las muertes por inhalaciones de humo, las malas condiciones de salubridad, los despidos de las mujeres embarazadas, o los bajos salarios de los trabajadores. Realidades especiales, que tienen siglos siendo demandas por  todos los obreros y obreras del mundo.

Diversas narrativas, señalan que los sindicatos están vendidos, a los empresarios, o a los  gobiernos, ya que es un movimiento en decadencia y pintado en un cuadro roto de paisajes perdidos en el tiempo. Sin embargo, la prensa internacional reseñan sobre los diversos movimientos de lucha en Francia, España y Chile liderados por el movimiento obrero que en su justa causa, buscan mediante la huelga y protestas de todo tipo, lograr que los gobiernos y las élites empresariales bajen el codo y otorguen, lo que por derecho, les toca a los trabajadores.  Y estas imágenes, la  muestro a mis alumnos. La justa demanda de los obreros franceses, por romper las reformas que quieren prolongar, el período de tiempo de jubilación de la clase trabajadora.   Los obreros y obreras no son invisibles.

Y frente a estos correlatos qué decir sobre el sindicalismo en el país. ¿Desapareció?, se aglutinaron con los partidos de turno de la derecha o la izquierda, cuál es el papel que desempeñan en el contexto histórico actual en la República Dominicana.  Múltiples pueden ser las respuestas, lo único que me queda claro, es que los obreros y obreras dominicanos están conformando una fuerza aglutinadora que se recupera y toma la rienda de su destino.

La lucha obrera dominicana, está llena de heroísmo, me basta con recordar a los sindicalistas  que enfrentaron la dictadura de Joaquín Balaguer, como son: Francisco Antonio Santos,  Julio de Peña Valdez y Quírico Valdez, entre otros. Ellos no solo marcharon un 1 de mayo para conmemorar el día del trabajador, impulsaron la resistencia y crearon herramientas políticas para exigir derechos legales y mejores condiciones de trabajo. Hoy recuerdo, la dignidad de estos hombres  y proclamo su grito, Chicago es el camino.