El exmandatario José Sarney (1985-1990) declaró este lunes que votará a Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones presidenciales de Brasil del próximo domingo.

Sarney, primer presidente después de la restauración de la democracia, afirmó que Brasil elegirá entre la "autocracia" que, según él, representa Bolsonaro, y la opción "democrática" de Lula.

"El próximo domingo, el elector decidirá si vota por el fin de la democracia o por su restauración. Este voto no es para cuatro años de gobierno. Es un voto para el destino de Brasil", escribió Sarney en su página oficial.

Para Sarney "el voto en Bolsonaro es voto contra las instituciones, que tendrá como consecuencia años de autocracia, un régimen de fuerza, construido en la mentira sistemática y en el abuso de poder".

El voto por Lula, recalcó Sarney, es un "voto por la democracia, por el regreso al régimen de alternancia de poder, por la búsqueda del Estado de bienestar social".

Sarney, de 92 años, es un controvertido político que medró durante la última dictadura militar, entre 1964 y 1985, al frente del Movimiento Democrático Brasileño (MDB).

Tras la restauración de la democracia, fue elegido por un colegio electoral como vicepresidente de la República, pero se hizo con la jefatura del Estado por la muerte repentina de Tancredo Neves poco antes de su investidura.

Entre 1985 y 1989, Lula, entonces un líder sindical, era un férreo opositor de Sarney, se refería al presidente como "el gran ladrón del país" y lo acusaba de ser cómplice de los militares.

Después de su mandato, Sarney fue tres veces presidente del Senado y se convirtió en uno de los principales sostenes de Lula en el Congreso.

El apoyo de Sarney a Lula se suma al del expresidente Fernando Henrique Cardoso (1994-2001), quien también fue un adversario político del líder progresista.

En la primera vuelta de las presidenciales, realizada el 2 de octubre, Lula fue el candidato más votado, con el 48,4 % de los sufragios, y Bolsonaro quedó en segundo lugar con el 43,2 %.

Los sondeos de intención de voto sitúan a Lula como favorito para el próximo domingo, con una ventaja de entre cuatro y siete puntos porcentuales sobre Bolsonaro.

Lula tiene el 50 % y Bolsonaro el 43 %

El ex mandatario progresista Luiz Inácio Lula da Silva (i) y el ultra derechista Jair Bolsonaro (d) participan el 16/10/2022 del primer debate presidencial de cara a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, en la sede de televisión Bandeirantes en São Paulo (Brasil). EFE/ Sebastião Moreira

El exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva tiene el 50 % de las intenciones de voto y el presidente Jair Bolsonaro, el 43 %, en un sondeo divulgado este lunes, a 6 días de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil.

El sondeo del instituto Ipec, que muestra una distancia de 7 puntos entre los dos candidatos, tuvo el mismo resultado que la última encuesta realizada por la misma empresa, hace una semana.

Las principales encuestas de Brasil coinciden en que Lula ganará las elecciones el próximo domingo, pero otras empresas demoscópicas apuntan a una diferencia más estrecha, de entre 4 y 5 puntos porcentuales.

La nueva encuesta de Ipec tiene 2 puntos porcentuales de margen de error y se realizó entre el sábado y este lunes, con entrevistas a 3.008 electores en 183 municipios de todo el país.

Solo el 2 % de los entrevistados estaba indeciso, mientras que el 5 % de los encuestados respondieron que votarán en blanco o nulo.

En la primera vuelta de las presidenciales, realizada el 2 de octubre, Lula fue el candidato más votado, con el 48,4 % de los sufragios, y Bolsonaro quedó en segundo lugar con el 43,2 %.

Como ninguno de los candidatos obtuvo más de la mitad de los sufragios válidos, los dos más votados disputarán la segunda vuelta.

Las firmas encuestadoras han sido muy cuestionadas en Brasil por parte del bolsonarismo por no haber detectado la fuerza que tuvo el actual mandatario en la primera vuelta.

Las encuestas acertaron en que Lula quedaría en el primer lugar y Bolsonaro en el segundo, pero calcularon que el líder de la ultraderecha obtendría entre 6 y 7 puntos menos de los que finalmente recibió en las urnas.