Argentina vive un paro general este 24 de enero. Las principales centrales sindicales han convocado huelgas y manifestaciones en todo el país para protestar contra la política ultraliberal del nuevo presidente Javier Milei.
Este miércoles, se espera en Argentina una huelga general contra las medidas del ultraderechista y libertario presidente Javier Milei. La huelga ha sido convocada por la mayor central sindical del país, la Confederación General del Trabajo (CGT), que rechaza en particular los cambios por decreto del régimen laboral.
La huelga durará 12 horas a partir del mediodía, y arrancará con una marcha desde la sede de la CGT, a pocas calles de Plaza de Mayo, hasta el Congreso. Las organizaciones sociales esperan al menos 40.000 personas en el centro de Buenos Aires. Será la tercera vez que la capital argentina vive una protesta masiva en contra el presidente que lleva mes y medio en el poder.
“No es sólo de los trabajadores”
“La necesidad de una reacción pronta no es fuera de lugar, porque es en el mes de enero donde están tratando de sacar esta ley y modificar todo el cuadro legislativo y toda la evolución de los derechos que ha tenido la sociedad argentina, y en particular la lucha de los trabajadores. Así que es una situación muy difícil”, explica a RFI el sindicalista de la CGT Jorge Piumato.
“Por eso nosotros decimos que el paro de hoy es de todos, no es sólo de los trabajadores, porque se han sumado todos los sectores que están perjudicados por estas iniciativas que ha llevado el Gobierno”, agrega. Al centenar de organizaciones sindicales que engloba la Confederación, se unirán entre otros los sindicatos de trabajadores del Estado, los transportistas, la unión de prensa, movimientos sociales y trabajadores informales. Incluso la oposición política ha decidido participar del paro.
“Hoy el acto central va a estar frente al Congreso Nacional, pero además va a haber movilizaciones en todas las ciudades del país y hemos recibido la solidaridad de buena parte de las centrales internacionales de todo el mundo. Así que también van a haber manifestaciones, en Francia por lo menos va a haber en París y en Toulouse, pero también en España, en Italia, en todos los países de América. Realmente es un apoyo internacional muy fuerte”, asegura Piumato.
Línea telefónica
El Ejecutivo abrió una línea telefónica “gratuita y anónima” para “todos aquellos que se sientan extorsionados, amenazados u obligados a parar” por sus sindicatos. En Argentina, uno de cada cuatro trabajadores está sindicalizado.
La práctica fue estrenada en diciembre, ante incipientes protestas contra el Gobierno. En las estaciones de trenes suburbanos se difundieron todo el día mensajes invitando a denunciar presiones para sumarse a marchas y actos.
Desde su creación, la línea recibió 53.300 llamadas con denuncias y para esta primera huelga nacional otras 3.000, afirmó el vocero Manuel Adorni, aunque el Gobierno nunca entregó el detalle a la justicia.
“El protocolo es ilegal”
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que puso a prueba en diciembre su llamado "protocolo anti-piquete" o contra los cortes de rutas, reiteró antes de la huelga de la CGT que el mecanismo de control de multitudes "está vigente". Entre otras cosas, este protocolo impide cerrar calles y exige a los manifestantes que se limiten a reunirse en aceras y plazas.
“El protocolo es ilegal, porque ese protocolo es una decisión de un ministerio que no tiene la fuerza de ley ni puede imponer sanciones como pretende el Gobierno nacional. Esto ya está denunciado tanto a la OIT [Organización Internacional del Trabajo] como al Tribunal de Derechos Humanos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA [Organización de Estados Americanos]”, comenta Jorge Piumato.
Se trata de unas prácticas que recuerdan a muchos tiempos oscuros de la historia argentina: “Estas prácticas están denunciadas, incluso hay un amparo de un juez federal acá en Argentina. Se da una práctica propia de la dictadura, donde subían a los micros y filmaban a la gente que venía en los micros. Hay una medida judicial que les impide hacerlo en el día de hoy, pero esto es una forma de impedir la protesta popular, para generar el miedo, casi un terror, una práctica que no vivíamos en el país desde la última dictadura militar, la dictadura genocida que tanto mal hizo a la Argentina”, concluye el sindicalista.