Los salvadoreños acudirán este domingo a las urnas en unos comicios que se esperan darán la reelección y un mayor poder al presidente Nayib Bukele, aplaudido por poner tras las rejas a las despiadadas pandillas con una "guerra" implacable que suspendió libertades civiles.
Pero organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch denuncian arrestos arbitrarios, torturas y muertes en prisión. Unos 7.000 inocentes fueron liberados, pero muchos siguen en la cárcel sin debido proceso ni poder comunicarse con sus familiares.
– Rumbo a un "partido hegemónico" –
Su poder es inmenso. Bukele, de ascendencia palestina y quien se burla de sus críticos que le llaman "dictador", controla, además del parlamento, la justicia, la fiscalía y el resto del aparato estatal.
Magistrados renovados por ese Congreso interpretaron la Constitución a su favor y, pese a estar prohibida la reelección, le permitieron postular para un segundo mandado, por lo que analistas y opositores aseguran que su candidatura es inconstitucional.
La oposición está hecha pedazos. Sus cinco candidatos apenas aparecen en las encuestas, incluidos los del izquierdista Frente Farabundo Martí (FMLN, izquierda), Manuel Flores, y de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), Joel Sánchez.
"Con otros cinco años, tendrá suficiente tiempo para consolidar una dinámica de partido hegemónico", comentó el politólogo Álvaro Artiga, de la Universidad Centroamericana (UCA).
Muy seguro de su reelección, el presidente más popular de América Latina, según una encuesta regional, ni siquiera ha pedido el voto para él.
Avivando el miedo a que vuelvan las pandillas, pidió votar por su partido Nuevas Ideas y no perder uno solo de los 56 escaños que tiene en la legislatura saliente de 84 diputados, para no poner en "riesgo la guerra contra las pandillas".
– La batalla económica –
Este milénial que viste de jeans y jersey, de barba recortada y pelo engominado, llegó al poder en 2019 prometiendo un cambio a una población harta del bipartidismo Arena-FMLN que no resolvió los problemas de inseguridad y pobreza.
"Después de la seguridad, ahora nos preocupa el alto costo de la vida, ese es el gran desafío", declaró a la AFP el expresidente del Banco Central, Carlos Acevedo.
Un 29% de los 6,5 millones de salvadoreños que viven en el país son pobres, según la CEPAL, y muchos siguen emigrando a Estados Unidos en busca de trabajo. Unos 3 millones viven en el exterior y envían remesas por 8.000 millones de dólares anuales, de lo que vive un tercio de la población.
"El domingo que él ganó, ¡sí!, ahora en los problemas que tenemos que batallar es en lo económico. No hay trabajo", dijo a la AFP Maité Domínguez, vendedora ambulante de 69 años.
Aún con todo y su popularidad, Bukele no logró que los salvadoreños usaran el bitcóin que en 2021 puso como moneda de curso legal en la economía dolarizada, según él para dinamizarla.
Con entre cinco y siete millones de seguidores en X, Tiktok, Instagram y Facebook, Bukele, casado con la psicóloga Gabriela Rodríguez y con quien tiene dos niñas, promociona megaproyectos y el turismo en "el país más seguro de América Latina". (María Isabel Sánchez)