La ministra de Gestión de Brasil, Esther Dweck, fue rescatada en helicóptero por militares de un área aislada por las fuertes lluvias que azotan el litoral del estado de Sao Paulo, informaron este lunes medios locales.

Dweck estaba atrapada con su familia en una comunidad situada en la playa de Camburi, en São Sebastião, el municipio más afectado y donde se han registrado 39 de los 40 fallecidos que ha dejado por el momento el temporal del pasado fin de semana.

La ministra, que integra el Ejecutivo que preside desde el pasado 1 de enero Luiz Inácio Lula da Silva, fue evacuada en una aeronave de las Fuerzas Armadas y ella y sus hijos se encuentran "bien".

Las precipitaciones torrenciales han causado 40 fallecidos, alrededor de 40 desaparecidos y cerca de 2.500 evacuados, además de numerosos destrozos en media docena de municipios del litoral paulista, de acuerdo con el último balance oficial.

El presidente Lula sobrevoló este lunes las zonas más castigadas para conocer de primera mano la situación, acompañado por una nutrida comitiva de ministros.

El líder progresista se comprometió a "reconstruir" las viviendas destruidas o damnificadas en la región y pidió a las autoridades del país que dejen de construir en zonas consideradas de alto riesgo para inundaciones y deslizamientos de tierra.

"Más de 600 efectivos" del Cuerpo de Bomberos, la Policía, las Fuerzas Armadas y Defensa Civil se afanan en las labores de rescate y en la búsqueda de sobrevivientes, según fuentes oficiales.

El Gobierno de Sao Paulo calificó el desastre como "una de las mayores tragedias de la historia" de la región, que llegó a acumular un nivel de lluvias récord en el país de 682 milímetros en menos de 24 horas.

En este sentido, el gobernador Tarcísio de Freitas, exministro de Infraestrctura del Gobierno de Jair Bolsonaro (2019-2022), decretó el "estado de calamidad pública" en seis ciudades: São Sebastião, Caraguatatuba, Guarujá, Bertioga, Ilhabela y Ubatuba.

Las tormentas en la región sureste de Brasil durante esta época del año suelen ser habituales, pero en los últimos años son más intensas y destructivas.