Al menos 1.807 migrantes han muerto o desaparecido en las rutas del Mediterráneo al intentar llegar a Europa desde el norte de África u Oriente Medio, según las cifras actualizadas hasta hoy por la Organización Internacional para las Migraciones de Naciones Unidas (OIM), que se teme podrían aumentar rápidamente con la llegada del verano y el aumento de las travesías.
Según las cifras que actualiza prácticamente a diario este organismo a través de su web de estadísticas Proyecto Migrantes Desaparecidos, la ruta central (desde el norte de África a Italia o Malta) se mantiene como la ruta más peligrosa, con 1.064 muertos o desaparecidos en estos primeros seis meses de año.
Al menos 99 murieron en el Mediterráneo Occidental, ruta que suele tener por destino España, y la ruta oriental (Grecia, Turquía), que otros años registra menos siniestralidad que las otras dos, ha registrado al menos 644 muertos o desaparecidos, incluidas las 596 víctimas del naufragio el pasado 15 de junio en las costas griegas.
La OIM señala que al menos 74 de las víctimas en lo que va de año en el Mediterráneo fueron niños.
La organización ha registrado 103.510 intentos de atravesar esta ruta en 2023: más de 43.000 fueron interceptadas en el mar, y 59.000 llegaron de forma irregular a la costa europea.
El Proyecto Migrantes Desaparecidos intenta contabilizar las víctimas de las rutas migratorias globales desde 2014, concluyendo que al menos 56.771 migrantes murieron o desaparecieron en estos nueve años en el mundo intentando llegar a sus destinos, casi la mitad de ellos (27.565) en el Mediterráneo, con diferencia la ruta más peligrosa.
Al ritmo actual, el año 2023 podría ser uno de los más mortíferos en el Mediterráneo desde que se llevan a cabo estas estadísticas: en medio año se han superado las cifras de 2020 (1.449 víctimas) y se está cerca de las de 2021 (2.062) y de 2022 (2.406).
El año con más víctimas contabilizadas por la OIM en el Mediterráneo fue 2016, con 5.136 muertos o desaparecidos.