El presidente Jair Bolsonaro afirmó este miércoles que en las elecciones del próximo domingo el país se jugará "su libertad", mientras que el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva dedicó la jornada a prepararse para el último debate de la campaña.
A cuatro días de la cita con las urnas, Lula, candidato de un frente progresista, mantiene una clara ventaja de entre 12 y 15 puntos en relación al líder de la ultraderecha, que visitó en esta jornada la ciudad de Santos, en el litoral del estado de Sao Paulo.
Bolsonaro conoció el Instituto Neymar, que pertenece al futbolista, con quien mantiene una cordial relación, y fue recibido por decenas de niños atendidos por esa entidad. Una imagen más para su campaña, pero sin discursos políticos ni declaraciones a la prensa.
Bolsonaro se pronunció más tarde, en un mitin, tras encabezar una caravana de motociclistas bajo una intensa lluvia.
Insistió en su retórica conservadora y la defensa de la "familia tradicional", acusó a Lula de pretender "legalizar el aborto y las drogas" y volvió a calificarlo como "el mayor ladrón de la historia de Brasil".
El capitán de la reserva del Ejército aseguró que Brasil se jugará en las urnas su "libertad" y reiteró una de las proclamas clásicas de su discurso: "Como militar, juré dar la vida por la patria. Y también la daré por nuestra libertad".
Fue su último acto público antes de la noche de este jueves, cuando asistirá junto a Lula y otros cinco candidatos a un postrero debate, promovido por TV Globo, el canal de mayor audiencia, que puede ser clave para convencer a electores indecisos.
JUECES Y EMPRESARIOS ABRAZAN A LULA
Aún cuando dedicó la jornada a prepararse para el debate de este jueves, Lula no deja de sumar apoyos.
La víspera, había obtenido el respaldo del expresidente de la Corte Suprema Joaquim Barbosa, quien como juez dirigió un sonado juicio sobre un escándalo de sobornos parlamentarios denunciado en 2005, cuando Lula estaba en el Gobierno, y que llevó a la cárcel a 25 empresarios y personas influyentes cercanas al entonces mandatario.
Este miércoles, se sumó José Celso de Mello, otro expresidente del Supremo, quien difundió una contundente nota. "En respeto a la inviolabilidad del régimen democrático, estoy absolutamente seguro: ¡No votaré por Jair Bolsonaro! Y por esas razones mi voto será a favor de Lula en la primera vuelta", sentenció.
La noche del martes, Lula tuvo una cena privada con un centenar de banqueros y empresarios promovida por el grupo Esfera, que se define como un "laboratorio de ideas" de corte liberal.
En una nota, Esfera valoró que el líder progresista reafirmó su compromiso con la responsabilidad fiscal, la independencia del Banco Central, una reducción de la carga tributaria y la importancia del sector privado para el desarrollo económico.
Asimismo, señaló que Lula pidió apoyo al empresariado para sus planes de combate contra la pobreza. "Vamos a poner al pueblo a emprender e inventar. El pueblo precisa poder de compra y queremos que sean socios en esa construcción, que beneficia a todos", dijo.
LA JUSTICIA ELECTORAL ABRE SUS PUERTAS
Este mismo miércoles, el Tribunal Superior Electoral (TSE) abrió sus puertas en otra firme y clara respuesta a las dudas sembradas por Bolsonaro en el sistema electrónico de votación.
El presidente del TSE, Alexandre de Moraes, promovió una visita de diversas autoridades y periodistas a la sala en la que el domingo los técnicos de ese organismo vigilarán la marcha del proceso, que era "secreta y oscura" según Bolsonaro dijo decenas de veces.
"El TSE es absolutamente transparente. Es una sala abierta, clara y que el domingo estará a disposición de todos los partidos, de los observadores, del Ministerio Público y de todas las entidades que se han inscrito para fiscalizar el proceso", explicó el magistrado.
En defensa de un sistema adoptado en 1996 y que desde entonces no ha sido objeto de una sola denuncia de irregularidades, Moraes, quien también es miembro de la Corte Suprema, volvió a recalcar que el recuento de votos electrónico "es transparente y auditable".