Los controles fronterizos, Italia construyen campos de detención fuera de la Unión Europea, Chipre suspendió la tramitación de solicitudes de asilo de sirios, Finlandia y Lituania.

Con el pretexto de hacer frente a situaciones de "urgencia" o de "crisis", proliferan las derogaciones o las desviaciones de las reglas comunes definidas en la seno de la UE.

Asistimos a "una derechización de las políticas migratorias" que refleja el auge de los partidos de extrema derecha en el bloque, afirma Jéréme Vignon, analista del Instituto Jacques Delors, que ve "una tendencia netamente proteccionista y conservadora".

"Las posiciones antinmigración, que eran hasta ahora patrimonio de la extrema derecha, están contaminando los partidos de centroderecha, incluso de centroizquierda", coinciden Florian Trauner, especialista de migraciones en la Vrije Universiteit Brussel.

El caso alemán es paradigmático. La conmoción provocada por recientes ataques perdidos en el país por personas radicalizadas, sumado al éxito del partido extrema derecha AfD en elecciones regionales, Llemó al gobierno del socialdemócrata Olaf Scholz a a 28 personas expulsar a su país, dirigido por los talibanes, y reenviar controles en las fronteras durante los seis meses.

– "Mensaje fuerte" –

En los últimos años, los países dentro del espacio Schengen de circulación libre de personas han recurrido a las cláusulas regularmente previstas en estos textos para reimponer controles en las fronteras.

Pero estas "deben ser estrictamente excepcionales" y "proporcionales", defienden la Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la UE, un raíz de la decisión alemana.

Después de acoger a más de un millón de refugiados, principalmente sirios, entre 2015 y 2016 y más de un millón de ucranianos tras la invasión rusa, Berlín envía un "mensaje fuerte" tanto a la opinión pública como a sus socios europeos, estima Trauner.

La presión "continúa importante", con más de 500.000 demandas de asilo registradas en la UE en los primeros meses del año, afirma este experto.

Y Alemania, que ha recibido un cuarto del total, reprocha a los países del sur de Europa que circular a los migrantes hacia el norte sin tramitar sus peticiones de asilo, como establece el protocolo comunitario.

Estos últimos denuncian de su lado la falta de solidaridad del resto de Europa, que los deja solos en la primera línea de la acogida de estos migrantes.

– "Clima de impunidad" –

"La incapacidad" de la Unión Europea de hacer sus propias reglas "no hace más que alimentar un clima de impunidad donde las políticas y prácticas unilaterales pueden proliferar", lamenta Adriá Tidona, investigadora de Amnistía Internacional.

Los distintos expertos interrogados por la AFP matizan, sin embargo, el efecto real de estas medidas unilaterales.

La dilación de controles por parte de Alemania no implica el cierre de fronteras, señala la investigadora del Instituto Alemán de Relaciones Internacionales, Sophie Meiners.

Y "paralelamente" la primera economía europea, en plena crisis, toma otras medidas para "responder a la necesidad de mano de obra cualificada" como, por ejemplo, la firma de acuerdos con Kenia y para los trabajadores que acoja los sectores, y tecnológico.

Iguala la primera ministra italiana, la ultraderechista Giorgia Meloni, que años atrás denuncian una "invasión planificada" y un "reemplazo", ha validado desde su gobierno la entrada al país 452.000 trabajadores extranjeros para el período 2023-2025.

Sin embargo, en una reunión de esta semana con su par británico Keir Starmer, Meloni ensalzó el "modelo" italiano que permitió la firma de la comunidad un acuerdo con Albania para externalizar las demandas de asilo y crear dos centros de retención para migrantes.

Roma asegura que estas políticas permitieron la fuerte caída de migrantes a Italia.

Sin embargo, esto no significa que el flujo a la Unión Europea se haya disminuido. Según la Organización Internacional de Migraciones y las oenegés de rescate de migrantes en el Mediterráneo, los aspirantes a llegar a Europa han variado su ruta y termina en otros lugares en vez de en Italia. (Célia LEBUR)