La ultraderecha renovó sus ataques a la prensa profesional este martes en una comisión parlamentaria que investiga la asonada del 8 de enero pasado en Brasil y escuchó el testimonio de un reportero gráfico que cubrió esos sucesos.
Adriano Machado, fotógrafo de la agencia Reuters, fue convocado por presiones de parlamentarios de la ultraderecha bolsonarista por unos videos de ese día, en los que aparece tomando imágenes del momento en que unos golpistas llegan al despacho del mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, en el palacio presidencial.
En el video se ve que uno de los asaltantes lo saluda, lo cual fue interpretado por el bolsonarismo como prueba de una supuesta "complicidad" del periodista con los golpistas, pese a que Machado explicó que fue después de que fue obligado a borrar unas imágenes.
Ese día, al igual que muchos otros periodistas, Machado cubrió el asalto simultáneo a las sedes de la Presidencia, el Congreso y el Parlamento realizado por una horda de activistas de ultraderecha que, según la Justicia, intentaron forzar a las Fuerzas Armadas a derrocar a Lula, ocho días después de su investidura.
El fotógrafo, con más de dos décadas de experiencia, explicó que su trabajo es "retratar los hechos como son", como lo hacen en forma "profesional" todas las agencias de noticias, con una "cobertura imparcial, confiable y sin ninguna manipulación política".
Describió además el "clima hostil" enfrentado por los periodistas durante los desórdenes, que según la extrema derecha habrían sido "facilitados" por el Gobierno con la intención de generar una "ola de solidaridad" con Lula.
De hecho, la Asociación Brasileña de Prensa denunció que ese día al menos 17 periodistas y fotógrafos fueron agredidos por los golpistas, que incluso robaron los equipos de varios de ellos.
Pese a eso, la audiencia fue aprovechada por la ultraderecha para renovar sus ataques a la prensa profesional y sembrar dudas sobre los medios de comunicación, que durante la gestión del expresidente Jair Bolsonaro (2019-2022) fueron objeto de descalificaciones y agresiones constantes.
El diputado Alexandre Ramagem, muy próximo a Bolsonaro, llegó a afirmar que Machado "auxilió, participó e incluso dirigió una acción que resultó en daños al patrimonio", al haber permanecido "pasivo" frente a la acción de los golpistas.
Lo "acusó" incluso de "haber estado" tanto en los sucesos del día 8 como en la cobertura de unas violentas manifestaciones contra la victoria de Lula realizadas por bolsonaristas el 12 de diciembre en Brasilia.
"Es impresionante la coincidencia de su presencia" en esos dos hechos, dijo Ramagem, frente a la protesta de otros parlamentarios que le explicaron que "la prensa está y debe estar en todo", como afirmó la diputada centrista Laura Carneiro.
El senador bolsonarista Marco Feliciano replicó y sostuvo que la "extrema prensa amarilla" está "contaminada" por "activistas de izquierda disfrazados de periodistas", entre los que incluyó a Machado y que, según afirmó, "se han convertido en un veneno para la democracia".
Frente a eso, los parlamentarios del arco progresista salieron en defensa de la prensa libre y la instructora de la comisión, senadora Eliziane Gama, le manifestó a Machado su "solidaridad" y "agradecimiento", que hizo extensivos a todos los periodistas que, dijo, "arriesgaron hasta sus vidas" durante la cobertura de los sucesos del 8 de enero.