La prevalencia de obesidad entre niños y adolescentes entre los 5 y 19 años de edad se duplicará para el año 2030 en Latinoamérica, según el estudio internacional Action Teens, que analiza a jóvenes de 10 países, incluyendo México, y que se presentará en el Congreso Europeo de Obesidad 2023.

Este "alarmante" aumento, dijeron especialistas, representaría problemas de salud a largo plazo, incluyendo enfermedades cardíacas, diabetes y cáncer, además de afectar la calidad de vida de los menores de edad.

Según el estudio, entre los factores que incidirán en este incremento en estas edades es que todavía no se identifica a la obesidad como una enfermedad, además de que niños y adolescentes enfrentan barreras para bajar de peso.

“Action Teens reveló que el 24 % de los adolescentes no se dan cuenta de que padecen de obesidad, mientras que el 33 % de los padres no se percatan de que sus hijos también padecen de esta condición”, explicó en conferencia de prensa el endocrinólogo Ricardo Reynoso.

Además, la investigación arrojó que 80 % de los adolescentes con obesidad acuden al médico cuando ya tienen al menos una comorbilidad o enfermedad relacionada, lo que sugiere que la detección temprana es fundamental.

Aunado a ello, siete de cada 10 adolescentes que padecen obesidad quieren perder peso pero no saben cómo.

“En el estudio nos pudimos dar cuenta de que los adolescentes enfrentan diversas barreras para manejar su obesidad”, enfatizó Reynoso.

Por otro lado, el 87 % de los profesionales de la salud no reciben entrenamiento avanzado en temas de obesidad después de la escuela, lo que contribuye a la falta de detección temprana y tratamiento adecuado.

TOMAR ACCIONES

Martín Toro-Ramos, endocrinólogo pediatra e investigador de ACTION teens, advirtió que el problema de obesidad infantil y adolescente en Latinoamérica es alarmante, pues según proyecciones, para 2030 uno de cada ocho niños de la región padecerá este problema.

Entre los países más afectados están Brasil, donde se proyecta que para 2030 habrá más de 7,7 millones de niños y adolescentes con obesidad.

Mientras que México registrará ese año 6,9 millones con este problema.

“La obesidad en la adolescencia es un reto público, pero hay oportunidades para reducir esta tendencia, para los gobiernos, para los profesionales de la salud, para crear ambientes que apoyen decisiones más saludables”, dijo.

Para Nayely Garibay, endocrinóloga pediatra del Hospital General de México e investigadora de ACTION Teens, estos resultados son cruciales.

“Es fundamental que tomemos medidas urgentes para abordar el problema de la obesidad infantil y adolescentes, ya que tienen mayor probabilidad de sufrir enfermedades crónicas y discapacidades en la edad adulta”, explicó.

Señaló que la intervención temprana ha demostrado ser efectiva, pero es importante que trabajen en conjunto médicos y padres para educar a niños y adolescentes sobre la importancia de un peso saludable y darles herramientas.

“Es muy importante que empecemos a hablar, que como médicos nos capacitemos, que tratemos a los pacientes sin estigma con respeto y que se conceptualice la obesidad desde un punto de vista científico”, enfatizó.