La ONU denunció este viernes un fuerte aumento de la actividad de las bandas criminales en Haití y aseguró que estos grupos están convirtiendo ciudades del país en lugares marcados por la violencia y la anarquía, pese a lo que divisó algunos destellos de esperanzas de que la crisis detenga su espiral de sostenido agravamiento.

Entre estos destellos destacó el regreso a clases de algunos estudiantes, así como "signos de progreso" en la búsqueda de "ampliar aún más el consenso en torno a una visión única y unificada que conduciría a la restauración de instituciones funcionales elegidas democráticamente".

Secuestros, asesinatos y violencia sexual y de género

"Los grupos armados criminales tienen un fuerte control sobre las vidas económicas y sociales de millones de niños, mujeres y hombres", lamentó la representante especial de Naciones Unidas para el país, Helen La Lime, en una comparecencia ante el Consejo de Seguridad.

"Su uso indiscriminado de secuestros, asesinatos y violencia sexual y de género como método para aterrorizar a las poblaciones locales en la lucha para ampliar su control territorial es particularmente horrendo", recalcó.

La Lime destacó los esfuerzos de la Policía haitiana para tratar de frenar esta "ola sin fin de crimen violento" a través de un enfoque equilibrado entre la prevención y la represión.

"Sin embargo, una fuerza policial sobrecargada (de trabajo), sin personal y sin recursos no puede reducir por sí sola el aumento alarmante de la inseguridad generada por las pandillas", avisó.

Policías intentan mantener el orden en Puerto Príncipe (Haití), en una fotografía de archivo. EFE/Orlando Barría

Por ello, defendió la importancia de nuevas iniciativas puestas en marcha por la comunidad internacional para ayudar a reforzar las fuerzas de seguridad, que incluyen un nuevo fondo alimentado por los donantes, que recientemente logró compromisos por unos 600 millones de dólares.

La Lime subrayó en todo caso que el problema de las pandillas no puede abordarse solo con estrategias policiales, sino que requiere por ejemplo de "un nuevo enfoque" que incluya más control de los flujos ilegales de armas y de proyectos socioeconómicos y de integración que ofrezcan empleo e ingresos en los barrios más afectados.

Tras cerrar sus operaciones de paz en Haití, la actual misión de la ONU en el país (BINUH) tiene carácter político y se centra principalmente en dar apoyo a las instituciones, en especial en el ámbito del Estado de derecho.

La Lime consideró además necesario dar respuesta al problema de la "impunidad" en Haití y puso como ejemplo el hecho de que no haya habido avances en los casos de varios sonados asesinatos y masacres, incluido el magnicidio el pasado año del presidente Jovenel Moise.

"La investigación nacional sobre este asesinato se ha atascado, una situación que alimenta los rumores y exacerba tanto las sospechas como la desconfianza en el país", apuntó.

Haití atraviesa una profunda crisis económica, en combinación con una fuerte inestabilidad política que se agudizó con el asesinato de Moise, en julio del año pasado.

El país ha encadenado tres años seguidos de recesión y muchas actividades económicas se han visto afectadas por la violencia de las bandas armadas, las constantes protestas y la inestabilidad política.

Desastres naturales, como el terremoto que causó una gran destrucción en todo el sur del país en agosto pasado, han contribuido a empeorar la situación económica de la población.

Discurso de este viernes de la Representante Especial Helen La Lime. 

Discurso de este viernes de la Representante Especial Helen La Lime. de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH) en una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU.

Traducción de Acento, no oficial.

1. Es un honor brindarles una vez más una actualización sobre la situación en Haití, que sigue tensionado y muy polarizado a pesar de algunos signos de progreso. En los últimos meses, el primer ministro, Ariel Henry, ha seguido interactuando con actores de todo el espectro político para ampliar aún más el consenso en torno a una visión única y unificada que conduciría a la restauración de instituciones funcionales elegidas democráticamente.

2. Las negociaciones entre los proponentes de modelos de gobernanza de transición ahora han llegado a la etapa en la que el éxito estará determinado por la voluntad colectiva de cumplir con los compromisos. Los contornos de una visión común compartida por todos dependerán en última instancia de las partes interesadas haitianas, que dicen estar colocando el interés nacional por encima de sus propias aspiraciones y ser cada vez más flexible en los puntos más conflictivos del proceso.

3. El resultado más tangible de estos esfuerzos hasta la fecha es que se han apaciguado un poco las tensiones, como lo demuestra la calma observada el 7 de febrero, fecha en que habría terminado oficialmente el mandato del difunto presidente Jovenel Moïse.

4. Si bien aún está pendiente la publicación de un calendario electoral revisado por todos, existe un esfuerzo por formar un Consejo Provisional inclusivo, creíble y eficaz.

5. Mientras hablamos, la violencia de las pandillas continúa hundiendo los principales centros urbanos en la anarquía y el dolor. Los grupos criminales armados tienen un fuerte control sobre la vida económica y social de millones de niños, mujeres y hombres. El uso indiscriminado de armas delictivas tales como el secuestro, el asesinato, así como el abuso sexual y la violencia de género como medio para aterrorizar a las poblaciones locales en su empeño por extender su control territorial es particularmente abominable.

6. Para detener esta ola cada vez mayor de delitos violentos, la Policía Nacional de Haití tiene una capacidad limitada, Trata de mejorar la eficacia de sus operaciones antipandillas, de adoptar un enfoque más equilibrado entre la prevención y la represión, pero se necesitan una mayor presencia policial en áreas sensibles. Por ello, son modestos los resultados obtenidos temporalmente en zonas como Croix-desBouquets en el área metropolitana de Puerto Príncipe.

7. Una fuerza policial sobrecargada, con personal y recursos insuficientes no puede por sí sola reducir el aumento alarmante de la inseguridad generada por las pandillas. Para proporcionarle el alivio que tanto necesita, el Gobierno, los socios internacionales de Haití y las Naciones Unidas han resuelto conjuntamente fortalecer la asistencia a la institución, con miras a ir asegurando su desarrollo efectivo a largo plazo. Esta a la vista la creación inminente de una canasta de múltiples donantes, lo que ahora debe ría traducirse en una mayor financiación para la fuerza pública, con el adicional apoyo técnico internacional.

8. Sin duda, el fenómeno de las pandillas no se puede abordar solo a través de la vigilancia. Las leyes y su cumplimiento para un mayor control del flujo ilegal de armas necesita complementarse con proyectos socioeconómicos y actividades de reinserción  social destinados a generar empleo masivo e ingresos en los barrios más afectados por el flagelo de la violencia de las pandillas. Las autoridades haitianas han adoptado una estrategia nacional de reducción de la violencia comunitaria basada en un enfoque holístico de este tipo. Son evidentes los esfuerzos para garantizar que esta estrategia siga aplicándose eficazmente.

9. Por iniciativa del Ministerio de Educación, varias escuelas en los barrios de Puerto Príncipe, Cité Soleil y La Saline han podido reabrir recientemente después de años de cierre, lo que permite a miles de jóvenes reanudar su educación. Estos éxitos ofrecen la esperanza de que las acciones gubernamentales decididas y coordinadas conducirán a la provisión de servicios básicos adicionales para estas comunidades y otras áreas. Nuestro apoyo continuo es crucial para el éxito de este esfuerzo.

10. La impunidad es otro fenómeno intratable que Haití necesita urgentemente abordar. Hasta la fecha, no ha habido progreso en el establecimiento de responsabilidades por el asesinato de Monferrier Dorval en 2020, la matanza de 2018 en La Saline o las ocurridas en Bel Air en 2019 y 2020. Además, unos siete meses después del espantoso asesinato de presidente Moïse, la investigación sigue estancada, situación que alimenta los rumores y exacerba las sospechas y la desconfianza.

11. El sistema judicial haitiano adolece de graves debilidades estructurales, como lo demuestra el desafío severo de lograr renovar los mandatos de los jueces a tiempo. Esto paraliza la capacidad de los tribunales para investigar, procesar y juzgar. Hay algunas señales modestas de progreso, como el reciente aumento de las audiencias; son signos alentadores que deben ser apoyados. Sin embargo, se necesita más acción para lograr la entrada en vigor de los nuevos códigos Penal y Procesal Penal, y asegurar que la reforma en el poder judicial puede sostenerse a largo plazo.

12. El terremoto que destruyó partes de la Península Sur en agosto de 2021 y mató 2.248 personas ha agravado la situación humanitaria ya de por sí grave. Se estima que 4,9 millones de personas, el 43 por ciento de la población del país, urgen de asistencia humanitaria este 2022.

13. Inmediatamente después de una reunión el 21 de enero presidida por Canadá, esta semana la conferencia internacional de donantes para la reconstrucción de la Península Sur revitalizó el compromiso de la comunidad internacional de ir en apoyo a Haití y su población. Deseo, en este sentido, expresar mi profunda agradecimiento a los Estados Miembros por haber comprometido colectivamente unos 600 millones de dólares estadounidenses para satisfacer las necesidades iniciales delineadas en el Plan Integral de Reconstrucción.

14. A principios de este mes, Haití cumplió tres años consecutivos sin un diagnóstico confirmado de algún caso de cólera. Esto representa un paso significativo hacia la eliminación de esta enfermedad en Haití y se logró gracias al fuerte liderazgo de las autoridades y la dedicación inquebrantable de los trabajadores de primera línea, y la asociación de las Naciones Unidas y tantas otras organizaciones bilaterales y multilaterales.

15. Si bien estos esfuerzos colectivos han tenido éxito, la falta de impacto y eficacia de la ayuda nos obliga a formular colectivamente un nuevo enfoque basado en una coordinación más profunda de los esfuerzos internacionales y una asociación real con autoridades haitianas y actores haitianos.

16. Para que Haití salga de la aguda crisis política e institucional en la que se encuentra sumido es imperativo que todos los líderes haitianos decidan comprometerse constructivamente entre sí para dirigir al país hacia un proceso que permita la celebración de elecciones.

17. La comunidad internacional también debe seguir colaborando con el Gobierno haitiano y otras partes interesadas no solo para apoyar los esfuerzos para crear condiciones de seguridad y la política necesarias para la celebración de elecciones nacionales, sino también para garantizar que las reformas estructurales urgentes se ejecuten y logren hacer frente a la violencia de las pandillas, abordar la impunidad y la corrupción, fortalecer la justicia y transformar la economía de manera sostenible.

18. Ahora no es el momento de dejar a Haití fuera de la agenda. Gracias