El sistema económico obliga a las personas a desplazarse y a perder su territorio, lengua y cultura, una forma de desaparición como la que sufren migrantes que cruzan México hacia Estados Unidos, expresó el documentalista francés Ludovic Bonleux en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara.
“Estamos viviendo en un sistema económico que está destruyendo todo, está forzando la gente a emigrar de sus hogares y luego los desaparece en el camino", dijo en entrevista con EFE.
El cineasta dirigió el documental “Toshkua”, que compite en la sección oficial de la edición 38 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), que concluye este viernes, en la categoría de mejor documental del Premio Mezcal al cine mexicano.
La cinta sigue a Mary, una mujer hondureña que busca a su hijo que desapareció al atravesar México rumbo a Estados Unidos.
Su historia se cruza con la de Francisco, un mayordomo de la etnia Pech de Honduras, que lucha por defender su territorio de las empresas forestales y evitar que su lengua se extinga.
Bonleux señaló que hay comunidades indígenas menos fuertes para resistir ante estas corporaciones y viven también la pérdida de su cultura, de sus territorios sagrados y de su idioma.
El realizador, quien y realizado cinco documentales sobre violencia y política en México y Centroamérica, aseguró que hay una idea mal entendida de lo que significa el progreso, que deja de lado a las poblaciones indígenas o las más vulnerables para privilegiar el consumo.
“Está asociado a la noción de consumismo que nos obliga a producir más y a hacer más extractivistas e impide que gente que quiere vivir a su manera, pueda vivir (en paz). La selva de la Mosquitia, en Hondurasm está protegida por la UNESCO por ser uno de los pulmones del planeta, pero está siendo destruida ahora”, enfatizó.
EXPLOTACIÓN AÑEJA
Además de seguir a los personajes que protagonizan la cinta, el director hizo una investigación documental que muestra que desde hace 70 años el capitalismo ha explotado los recursos naturales de Centroamérica y México.
Los documentos muestran que empresarios, principalmente de Estados Unidos, recibían ayuda de los grupos paramilitares, quienes asesinaban y torturaban a los disidentes, una práctica replicada ahora por el crimen organizado.
“Hoy vemos que esas mismas técnicas de tortura y de exterminio son usadas por grupos de la delincuencia organizada, muchas veces compuestos por desertores de los ejércitos latinoamericanos que fueron entrenados para luchar contra el comunismo y que se usan en contra de la gente común para sembrar el terror”, expuso.
Esto explica por qué las personas deciden dejar sus casas por miedo a la delincuencia organizada y arriesgar su vida en un tránsito hacia el norte, y también que muchos pueblos de las montañas sean abandonados y que sus habitantes emigren a las ciudades ante la pérdida de su hábitat.
COMUNIDADES EN RESISTENCIA
Para el director, muchas comunidades han encontrado en la organización colectiva una salida a la amenaza a sus territorios sagrados y a la desesperanza de encontrar a sus seres queridos desaparecidos.
“(Con la organización) se está regenerando un tejido social que se está perdiendo, ahí está la esperanza y con el documental eso es lo que queremos hacer (sembrar esperanza)”, señaló.
De manera paralela al documental, Bonleux, apoyado por otras organizaciones civiles, inició la campaña “Buscar sin fronteras” con la que pretenden que colectivos de búsqueda de desaparecidos, organismos defensores del territorio y más comunidades de Centroamérica y México intercambien información para lograr sus objetivos.
La campaña se difundirá en festivales donde participe el documental, y habrá talleres en las ciudades que están en las rutas migratorias de México.
La edición 38 del FICG reunió del 3 al 9 de junio a casi 80 corto y largometrajes en la competencia oficial en las secciones de cine mexicano e iberoamericano de ficción, documental, de animación, con temática ambiental y relacionada a la comunidad LGBTQ+.