La pobreza y el atraso que durante siglos ha sufrido en pueblo de Haití tienen un origen de pillaje, explotación y abuso impuestos por dos grandes potencias, Francia y Estados Unidos.

En síntesis, esta es la conclusión a la que han llegado periodistas del diario estadounidense The New York Times, en una serie que el rotativo de la ciudad de Nueva York ha empezado a publicar en inglés, francés, créole y español.

En la primera entrega, firmada por

El Rescate. Seis conclusiones sobre el alto precio que Haití pagó a Francia por su libertad, se explica que tras lograr su independencia el 1 de enero de 1804, Haití no recibió apoyo ni reconocimiento de ningún país, pese al valor de la gesta de su pueblo que venció al poderoso ejército francés.

Detalla que 21 años después de la independencia de Haití, "un buque de guerra francés repleto de cañones arribó hasta el puerto de la capital haitiana en 1825, un emisario del rey Carlos X llegó a la orilla y entregó una demanda sorprendente: Francia buscaba reparaciones del pueblo que había esclavizado".

El reportaje de The New York Times, que se sustenta en rigurosos análisis de documentos históricos y en entrevistas a historiadores especializados y a economistas, indica que la joven Haití estaba prácticamente sola en el mundo, sin aliados poderosos y enfrentaba el peligro de ser invadida. Al mismo tiempo, Haití quería y necesitaba establecer relaciones comerciales con otros países, por lo cual no tuvo más remedio que aceptar el reclamo violento que le hacía Francia.

“Yo ayudé a que Haití y Cuba fueran un lugar decente para que los chicos del National City Bank recolectaran ganancias”, dijo años después el general que encabezó las fuerzas estadounidenses en Haití y se describió a sí mismo como “extorsionista para el capitalismo”.

Explica que la demanda era por 150 millones de francos franceses (entonces una de ls divisas más valiosas en el mundo), que debían entregarse en cinco pagos anuales, mucho más de lo que Haití podía pagar.

¿Y qué hizo el imperio francés? Un negocio que le reportaría mucho más ganancias que el pago original exigido al naciente estado de Haití:

"Francia presionó a Haití para que obtuviese un préstamo de un grupo de bancos franceses a fin de empezar a pagar. Ese peso sisifeano se llegó a conocer como la doble deuda.

De esa manera empezó una trampa financiera para Haití que se convertiría en una deuda impagable.

"El Times rastreó cada uno de los pagos realizados por Haití durante 64 años. En total sumaban unos 560 millones de dólares actuales. Pero la pérdida para Haití no se puede medir solo con la suma de lo que se le pagó a Francia y a los acreedores extranjeros con el correr de los años.

"Luego de revisar miles de páginas de documentos de archivo, algunos de siglos de antigüedad, y de consultar con 15 de los principales economistas del mundo, nuestros corresponsales calcularon que los pagos hechos a Francia le costaron a Haití entre 21.000 y 115.000 millones de dólares en crecimiento perdido a lo largo del tiempo. Eso representa unas ocho veces el tamaño de toda la economía de Haití en 2020″, precisa el rotativo neoyorquino.

Fue así como la doble deuda empujó al estado de Haití a un ciclo de endeudamiento que maniató al país durante más de 100 años.

Pero las cosas empeoraron en las relaciones de Haití con Francia, según muestra el reportaje de The New York Times.

Indica que el gobierno francés sangró a Haití con su exigencia de reparaciones, pero en años posteriores Francia le vendió a los haitianos la idea de ser un "socio de negocios".

Los haitianos celebraron la noticia de que al fin el país contaría con su propio banco nacional. Pensaban que, al igual que en Europa, ese banco podía financiar la construcción de fábricas y ferrocarriles.

"Pero el Banco Nacional de Haití solo era haitiano de nombre. Fue creación de Crédit Industriel et Commercial, un banco parisino conocido como CIC, y de sus inversores. Controlaban el banco nacional de Haití desde París y se llevaban una comisión con casi todas las transacciones realizadas por el gobierno haitiano. Los registros originales descubiertos por el Times muestran que Crédit Industriel y sus inversores desviaron decenas de millones de dólares de Haití mientras agobiaban al país con aún más préstamos.

"No pasó mucho tiempo después de la celebración antes de que los haitianos se dieran cuenta de algo andaba mal.

“¿No es curioso que un banco que asegura venir al rescate de una hacienda pública agotada no empieza por depositar dinero sino por retirar todo lo de valor?”, escribió un economista haitiano, que cita el periodista de The New York Times.

EE.UU entre en escena y roba el oro de Haití

Con la invasión y ocupación de Haití llevada a cabo por el gobierno de Estados Unidos en 1915, se consolidaría la sustitución de un imperio por otro, y de una modalidad de saqueo por otra no tan distinta.

Conforme a la investigación del diario, cuando el ejército estadounidense invadió Haití en el verano de 1915, la explicación oficial fue que Haití era demasiado pobre y demasiado inestable para dejarla a su suerte. El secretario de Estado estadounidense, Robert Lansing hizo poco esfuerzo por ocultar su desprecio hacia la “raza africana” y caracterizó la ocupación como una misión civilizatoria destinada a poner fin a la “anarquía, salvajismo y la opresión”.

El verano anterior un pequeño grupo de marines entró al banco nacional de Haití y salió de ahí con 500.000 dólares en oro. Días más tarde el oro patrimonio del pueblo haitiano estaba en una bóveda bancaria en Wall Street.

“Yo ayudé a que Haití y Cuba fueran un lugar decente para que los chicos del National City Bank recolectaran ganancias”, dijo años después el general que encabezó las fuerzas estadounidenses en Haití y se describió a sí mismo como “extorsionista para el capitalismo”.

El reportaje sustenta la versión de que los esfuerzos del presidente Jean Bertrand Aristide, durante su segundo mandato, 200-2004, por hacer que Francia devolviera el dinero sustraído al pueblo haitiano, provocaron el enojo de los franceses y sus aliados estadounidenses, que decidieron derrocarlo.

Estos hechos históricos puestos en contexto en este reportaje de The New York Times explican en gran medida la tragedia de un pueblo que en 1805 tuvo el coraje de luchar por su libertad y por su independencia. La arrogancia y la ambición de los imperios se combinaron para arruinarlo.

Leer en reportaje original de The New York Times