La presidenta de la Corte Suprema de Brasil, Rosa Weber, suspendió este martes, de forma cautelar, el indulto que concedió en diciembre pasado el entonces presidente Jair Bolsonaro (2019-2022) a militares y policías condenados por la masacre carcelaria de Carandiru.
El fallo responde a una petición de la Fiscalía General de la República, que consideró que el indulto dictado por Bolsonaro el pasado 23 de diciembre, en vísperas de dejar el poder, "atenta contra la dignidad humana y los principios del derecho internacional público".
Weber estimó que dicha medida de gracia "puede configurar una violación de las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA (Organización de los Estados Americanos)" para "investigar, procesar y castigar" de manera "seria" y "eficaz" a los responsables de la masacre.
El indulto de Bolsonaro, líder de la extrema derecha brasileña, beneficiaba a los 69 agentes que siguen vivos de los 74 que fueron condenados por los 111 homicidios de presidiarios cometidos en la cárcel de Carandiru, en Sao Paulo, el 2 de octubre de 1992.
Los agentes fueron condenados en 2013 y 2014, pero nunca han llegado a pisar la cárcel, debido a maniobras de sus abogados para dilatar los juicios de apelación en instancias superiores, en un caso que se ha convertido en un símbolo de la impunidad en Brasil.
La matanza de Carandiru se inició por un motín en el pabellón nueve de este presidio, el mayor de Brasil en la época, que albergaba a cerca de 8.000 internos hacinados y en condiciones insalubres.
La Policía reprimió el motín con una violencia extrema, disparando a los reclusos cuando muchos de ellos estaban encerrados en sus respectivas celdas, sin posibilidad de defenderse o huir.
Según los análisis forenses presentados durante el juicio, los 111 muertos recibieron en total 515 balazos, entre ellos 126 en la cabeza, algo que para los grupos de derechos humanos constituye una prueba de que fueron ejecutados sumariamente.
Posteriormente, la cárcel de Carandiru se cerró y comenzó a demolerse en 2002 para dar lugar a un parque. EFE