El sabotaje que han sufrido este viernes las líneas de tren de alta velocidad en Francia, y que va a afectar a cientos de miles de personas el día de la apertura de los JJ.OO., estaba bien preparado y demuestra un buen conocimiento de la red, ha subrayado el primer ministro francés, Gabriel Attal.
En declaraciones a la prensa desde la célula de crisis que se ha constituido en el Ministerio de Transportes, Attal en nombre de la "prudencia" no ha querido entrar a especular sobre la hipótesis que circula de que podría ser obra de un grupo de ultraizquierda, teniendo en cuenta que la investigación acaba de comenzar.
No obstante, ha hecho notar que "lo que se constata es que esta operación ha sido preparada, coordinada, que se han atacado puntos neurálgicos, lo que muestra una forma de conocimiento de la red para atacarla".
Y ha insistido en "el impacto, que es masivo para nuestros ciudadanos" y en la "determinación" de los autores para "bloquear a cientos de miles de personas" y para hacerlo "de forma deliberada".
Los ataques se produjeron entre la 1.00 y las 5.30 de la madrugada y consistieron en el incendio de instalaciones de señalización de las líneas de los trenes de alta velocidad (TGV).
Eso ha afectado a tres de los cuatro ejes de TGV que salen de París, el del Norte (que sirve, por ejemplo, para los Eurostar que van a Londres, Bruselas, Países Bajos y el norte de Alemania), el del Este y el del Atlántico.
La Fiscalía de París está centralizando la investigación que se ha abierto por cuatro delitos, y de la que se encargan, más allá de los cuerpos habituales de las fuerzas del orden, los servicios secretos.
La SNCF va a presentar esta tarde un nuevo plan de transporte para ofrecer alternativas a las 250.000 personas que calcula que ya se han visto afectadas por las perturbaciones y que podrían llegar a ser 800.000 si los problemas se prolongan durante el fin de semana.
Todo esto se ha producido a unas horas de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París, que han trastocado totalmente el funcionamiento habitual de la ciudad, ya que el centro está acordonado, en espera de la presencia de unos 600.000 espectadores en total, y la circulación está casi suspendida.