La Justicia irlandesa busca la manera de evitar que un profesor negacionista del transgenerismo siga asistiendo al colegio de secundaria donde impartía clase, después de que este viernes desafiara la medida cautelar de alejamiento del centro que tiene impuesta y fuera multado por ello.
Por cada día que se presente en el recinto escolar, Enoch Burke deberá pagar una multa de 700 euros, según decidió el jueves el Tribunal Superior de Dublín.
Con esta decisión, esta instancia cambió de estrategia, ya que el primer desacato del profesor a una orden de alejamiento del colegio fue castigado con casi cuatro meses de prisión.
Burke, miembro de una conocida familia cristiana evangelista del oeste de Irlanda, llegó el viernes por la mañana en un coche conducido por su padre al Wilson’s Hospital School, un internado mixto de la Iglesia protestante situado en la localidad de Multyfarnham, en el condado de Westmeath, en el centro del país.
Además, aseguró que esta cuestión va en contra de sus "creencias, de las (sagradas) escrituras y en contra de la ética de la escuela, la Iglesia (protestante) de Irlanda y las enseñanzas de todas las principales religiones".
La dirección del centro le suspendió de empleo y sueldo el pasado agosto, pero siguió asistiendo a las aulas, por lo que los abogados solicitaron una orden judicial que el docente sigue ignorando, en un caso que ha generado gran interés en Irlanda.
El juez del Tribunal Superior Brian Moore volverá a revisar el próximo 10 de febrero las medidas adoptadas ayer para determinar si mantiene una sanción económica que calificó de "muy costosa en potencia" en caso de que "siga la saga".
El magistrado afirmó que la multa puede llegar a los casi 5.000 euros semanales -en caso de que Burke acuda cada día-, por lo que confió en que su severidad le persuadirá para poner fin a "su presencia totalmente inútil" en un "lugar donde no le quieren".
No obstante, advirtió de que, si no se resuelve la cuestión, evaluará en la próxima vista qué cantidad de multa diaria podría ser necesaria para que el docente cumpla con la ley, dejando entrever que la elevará.
Durante las primeras vistas judiciales, Burke insistió en que le era "imposible" cumplir con la orden judicial que le prohibía dar clase porque suponía "una violación de su conciencia" como profesional de la enseñanza.
Asimismo subrayó que no estaba de acuerdo con el transgenerismo y consideró injusto que se encontrase ante un juez por negarse a "llamar chica a un chico", tal y como le había pedido la directora de la escuela el pasado mayo.
Además, aseguró que esta cuestión va en contra de sus "creencias, de las (sagradas) escrituras y en contra de la ética de la escuela, la Iglesia (protestante) de Irlanda y las enseñanzas de todas las principales religiones".
En el origen de la polémica está su negativa a aceptar los deseos de un estudiante transgénero "en proceso de transición", que pidió a la escuela que le llamasen por un nombre diferente y el pronombre "they", que en inglés es neutro y sirve tanto para "ellos o ellas", en vez de "he" ("él").