"Esta no es una guerra entre campesinos, nos encantaría que se nos unieran los colegas de otros países. ¡Qué vengan los agricultores españoles!", afirma Roland, cerealista de la región de París que ha acampado en la autopista A4 que conduce a la capital francesa.

Es uno de los puntos de bloqueo levantados en torno a París desde este lunes para tratar de que sus reivindicaciones cobren fuerza y que "las cosas cambien".

"Presionar París es presionar al Gobierno", asegura Maxime Lievin, tesorero de la sección regional del sindicato agrícola FNSEA, el principal del país.

Como los principales líderes sindicales, Lievin sí cree que son víctima de "una competencia desleal", pero no culpa de ella a los agricultores españoles o de otros países, sino al exceso de celo de las autoridades francesas a la hora de imponer normas.

"Aquí quieren ser los primeros de la clase y eso hace que los campesinos seamos al final los últimos. Si seguimos por este camino nadie podrá seguir trabajando los campos en el futuro", señala Paul-Adrian, que tiene previsto pasar la noche sobre el asfalto de la autopista que conecta la capital con el este del país.

Con el sol ya oculto, un convoy de tractores procedentes de Alsacia llega al punto de encuentro en la A4, cortada desde hace varias horas.

"Llegan los refuerzos", señala Pauline, que pasea con orgullo una oveja por el punto de bloqueo para simbolizar que en la protesta agricultores y ganaderos están en el mismo barco.

"No tenemos intención de fastidiar la vida de la gente, pero sí que nuestros problemas sean entendidos y así estamos seguros"

Ese punto del este de la capital es uno de los que han elegido los sindicatos agrícolas para tratar de bloquear París. El Ejecutivo ha puesto el acento en permitir la llegada de mercancías, pero las carreteras secundarias están saturadas y los camiones se las ven y las desean para llegar hasta la capital.

Que el impacto llegue a París

Si el Ministerio del Interior ha puesto el acento en proteger el mercado de abastos de Rungis, el mayor de Europa y el que abastece a comerciantes y restauradores de París, donde ha concentrado buena parte de los 15.000 agentes desplegados por todo el país, los sindicatos agrícolas creen que el impacto se está sintiendo en la capital.

"Aunque no le hayamos bloqueado, forzosamente se han visto impactados los comerciantes, incluso los restaurantes", señala, con un punto de orgullo, Lievin.

Tampoco había tráfico en la A16, que conduce al noroeste del país, un eje muy importante para las mercancías que transitan en dirección al Reino Unido y al norte de Europa.

Por ella viaja Pascal Foucault a bordo de su tractor, en un convoy de dos centenares de vehículos agrícolas que, a 10 kilómetros por hora, ralentizaron la circulación en las carreteras intermedias, en una de las llamadas "operación caracol" que se han multiplicado por todo el país.

"No tenemos intención de fastidiar la vida de la gente, pero sí que nuestros problemas sean entendidos y así estamos seguros", afirma este agricultor que, reconoce, aprendió el oficio de "remolachero" en España.

Viaja en su tractor acompañado de su hijo, a quien quiere algún día ceder la explotación, algo que duda que pueda hacerse realidad por las condiciones actuales del sector.

"Aunque es cierto que él está mejor preparado para el papeleo. Yo no puedo estar nueve horas a la semana rellenando formularios. Eso es algo que tiene que cambiar", asegura.

Esa es una de las reivindicaciones que consideran que no satisfizo el primer ministro francés, Gabriel Attal, que con su intervención del pasado viernes trató de desactivar un movimiento de protesta que ha cobrado fuerza con el paso de los días.

"Y no tenemos intención de abandonar ahora. Queremos respuestas concretas, aunque sabemos que algunas no son fáciles y no dependen solo del Gobierno francés. Como la obligación (impuesta por la UE) de dejar barbecho. Pero nos gustaría escucharle que lo defiende en Europa con más fuerza", asegura Foucault.

Por ahora, los campesinos descartan entrar en París, pero sus bloqueos van a continuar "al menos hasta el sábado".

En el punto de la A4 tienen "todo lo necesario para pasar varios días" y allí piensan incluso pasar las noches.