El Gobierno de EEUU respondió este lunes con cautela a las manifestaciones que sacudieron este fin de semana las principales ciudades de China, aunque pidió que se respete el derecho de los ciudadanos de ese país a protestar pacíficamente y se mostró crítico con la política de "cero covid".
"La gente debería tener derecho a reunirse y protestar pacíficamente contra las políticas, leyes o normas con las que están en desacuerdo. La Casa Blanca apoya el derecho a la protesta pacífica", dijo John Kirby, uno de los portavoces de la Casa Blanca, al ser preguntado por el descontento en China en una rueda de prensa.
Las declaraciones de Kirby suponen la primera respuesta de Washington a las protestas en China, después de que hayan guardado silencio durante el fin de semana tanto el presidente, Joe Biden, como su asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, y el secretario de Estado, Antony Blinken.
Kirby explicó que Biden está siguiendo de cerca y está "atento" al desarrollo de las manifestaciones.
Otro portavoz de la Casa Blanca, ya fuera de los focos de la rueda de prensa en la que habló Kirby, dijo a Efe que Estados Unidos cree que será "muy difícil" para China contener el virus con sus políticas de "cero covid".
"Hemos dicho que todo el mundo tiene el derecho a protestar de manera pacífica, aquí en Estados Unidos y en todo el mundo. Eso incluye a China", añadió ese portavoz.
Las protestas de este fin de semana en China han dejado un número indeterminado de personas detenidas, entre los que se incluyen al menos dos corresponsales de medios occidentales.
La indignación por la muerte de 10 personas en un edificio aparentemente confinado de la ciudad de Urumqi (noroeste) el pasado 24 noviembre, se transformó el domingo en vigilias y protestas inéditas en numerosas partes del país, como Pekín o la ya citada Shanghái.
Entretanto, las cifras de nuevos contagios en China batieron este lunes su récord por quinto día consecutivo con 40.347 casos detectados en la víspera, de los que 36.525 (un 90,5 %) son asintomáticos.
Además, en todo el país alrededor de dos millones de personas se encuentran bajo cuarentena centralizada u observación médica por estar infectadas o por ser contactos cercanos de contagiados, sin incluir ciudadanos bajo confinamiento generalizado impuesto por autoridades locales.