Corea del Sur ha dado un giro a la derecha eligiendo hoy como nuevo presidente al conservador Yoon Suk-yeol, que se ha impuesto por menos de un 1 % de los votos al liberal Lee Jae-myung en las elecciones presidenciales más reñidas que ha vivido el país en democracia.
Con el 99,79 % del voto escrutado, Yoon, que representa al Partido del Poder Popular (PPP), obtuvo un 48,57 % de apoyos, apenas siete décimas más que Lee, que logró un 47,81 %, según la Comisión Nacional Electoral (NEC).
Muy por detrás, en tercer lugar ha quedado la candidata Sim Sang-jung, del izquierdista Partido de la Justicia (PJ), con solo el 2,37 % de sufragios.
La victoria de Yoon, que será presidente durante los próximos cinco años en sustitución del liberal Moon Jae-in, supone un giro a la derecha histórico porque rompe los ciclos de diez años de alternancia entre conservadores y progresistas que se han venido sucediendo desde que el país recuperó la democracia en 1987.
Los comicios presidenciales, que han contado con una participación estimada del 77,1% (una décima menos que los de 2017) se han decidido por apenas 250.000 votos de diferencia, siendo los más reñidos desde que los surcoreanos pudieron volver a poder votar libremente hace 35 años.
"Nosotros, el pueblo de la República de Corea (nombre oficial del país), somos uno. Sin importar la región, la ideología o la clase social, la gente de la República de Corea somos iguales donde quiera que estemos, y debemos tratarnos con equidad", dijo Yoon en el discurso ofrecido en la sede del PPP en Seúl tras la victoria.
Tras una campaña bronca, salpicada de descalificaciones y escándalos, y una elección apretadísima el presidente electo ha insistido que "la unidad nacional" va a ser su "prioridad".
De encarcelar presidentes a postularse al cargo
Yoon, de 61 años, desarrolló una fulgurante carrera como fiscal durante 25 años, a lo largo de la cual sentó en el banquillo a algunas de las figuras más poderosas del país y logró penas de cárcel por corrupción para los expresidentes conservadores Lee Myung-bak y Park Geun-hye.
Debido a la llamada trama de la "Rasputina", Park fue destituida del cargo en 2017, forzando un adelanto electoral y deparando una contundente victoria de Moon ese mismo año.
Con Moon en el poder Yoon fue nombrado fiscal general y decidió investigar por supuestos negocios ilícitos al entonces ministro de Justicia, Cho Kuk, lo que llevó a encararse con el Ejecutivo y a dimitir a principios del año pasado.
Pese a su absoluta falta de experiencia política, en el verano de 2021 hizo oficial su candidatura con el PPP con los sondeos situándolo como favorito para los comicios de este año.
No obstante, su popularidad se fue resintiendo en campaña merced a sus declaraciones polémicas o a las acusaciones vertidas sobre su mujer, Kim Keon-hee, investigada por presuntamente haber manipulado activos bursátiles o recibido sobornos al frente de una empresa de eventos artísticos.
En actos públicos Yoon ha llegado a hablar de "ataques preventivos" sobre Corea del Norte o de permitir la semana laboral de 120 horas para que la gente pueda hacer más dinero.
También ha prometido cerrar el Ministerio de Igualdad argumentando que fomenta la discriminación inversa, un gesto que ha atraído los votos de hombres en la veintena, colectivo en el que está muy extendido el antifemenismo, y ha espantado a muchas votantes jóvenes.
Días antes de las elecciones anunció que fusionaba su candidatura con el centrista Ahn Cheol-soo, el candidato que entonces era el tercero en intención de voto (un 10 % aproximadamente) y que ahora debería formar parte del Gobierno de Yoon.
Siendo el margen de votos tan pequeño, los analistas aún deben valorar si esta unión tuvo o no un efecto decisivo sobre los votantes.
En todo caso, Yoon ha parecido capitalizar el descontento que deja Moon en buena parte de la población por la crisis inmobiliaria, el aumento de la temporalidad y la desigualdad o el cansancio por las persistentes restricciones anti-covid, que aún siguen activas (el país viene sumando unos 300.000 casos al día) y han dañado al pequeño empresario.
Relaciones con Pionyang
El presidente electo, que lleva casado con Kim diez años y no tiene hijos, supone un cambio de rumbo en lo que respecta a las actuales relaciones con Corea del Norte.
Pero, pese a mostrar un tono más duro con Pionyang que el PD, muchos expertos creen que el régimen, que no ha administrado una sola vacuna y mantiene cerrado el país a cal y canto por la pandemia, ha trazado una estrategia que a la larga busca sentar a negociar a Washington sin importar quien gobierne en Seúl.
Muchos esperan que la cooperación con EE.UU. en el plano militar se vea reforzada (Yoon ha permitido instalar más sistemas de misiles THAAD que ya en 2016 enojaron y depararon un boicot de Pekín hacia intereses surcoreanos) y también los lazos con Tokio, muy dañados durante el Gobierno Moon.
El plano económico genera más dudas, puesto que Yoon ha hablado de construir vivienda pública pero también de relajar el marco regulatorio para solventar la situación que ha propiciado que los inmuebles se hayan encarecido más de un 50 % en la región capitalina, donde vive medio país, durante el último lustro.
Esta y otras incógnitas se empezarán a despejar el próximo 10 de mayo, cuando está previsto que tome posesión.