El dron "Reaper MQ-9" tiene capacidad para entrar en combate, pero fue diseñado para prolongadas labores de vigilancia. Así es el aparato que EE.UU. tuvo que derribar este martes sobre el mar Negro después de que un caza ruso lo golpeara, haciendo que perdiera el control.
El "Reaper MQ-9", también conocido como "Predator B", tiene el aspecto de un avión, puede alcanzar una velocidad máxima de 480 kilómetros por hora, mide 11 metros y pesa unos 2.200 kilogramos, según figura en la web de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
Fue diseñado por la compañía General Atomics y entró en funcionamiento en 2007, convirtiéndose en uno de los primeros drones con capacidad para entrar en combate y que, además, podía llevar a cabo labores de vigilancia durante mucho tiempo y a gran altura.
Este modelo, que ha sido actualizado en varias ocasiones, tiene actualmente la capacidad de volar durante 30 horas cuando lleva a cabo labores de vigilancia, aunque ese tiempo se reduce a 23 horas cuando está cargado con armas, lo que aumenta el gasto de combustible.
El "Reaper MQ-9" está diseñado para poder llevar hasta ocho misiles aire-tierra "AGM-114 Hellfire", destinados a destruir carros de combate, aviones y helicópteros, detalla en su web la Fuerza Aérea estadounidense.
Dependiendo de la misión que vaya a desempeñar, el dron también puede incorporar un radar de apertura sintética, especialmente certero, y diferentes tipos de cámara para grabar vídeos: desde cámaras diurnas monocromáticas para grabar a color hasta cámaras de infrarrojos de onda corta.
Estos drones son vehículos aéreos no tripulado (UAV, por sus siglas en inglés), es decir, que no llevan una tripulación pero que son dirigidos por un piloto de manera remota.
Aparte de por el incidente ocurrido en el mar Negro, los "Reaper MQ-9" ganaron fama en los últimos meses por la guerra en Ucrania.
En concreto, la compañía General Atomics, fabricante de esos aparatos, quiso mostrar solidaridad con Ucrania y le ofreció esos drones por solo un dólar, pese a que fabricarlos cuesta más de 56 millones de dólares, según reportó en febrero The Wall Street Journal (WSJ).