Cinco días después del destructivo paso de la DANA en Valencia, el rey Felipe VI, la reina Letizia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente del Gobierno valenciano, Carlos Mazón, fueron recibidos con insultos y bolas de barro. La ira contra una gestión que costó la vida a muchos se hizo sentir. 

"Asesinos", con ese grito fueron increpados los reyes españoles, el presidente del Gobierno español y el de la Generalitat de Valencia, quienes pisaron este domingo por primera vez el fango y los escombros en Paiporta, uno de los pueblos más afectados por la que ya es considerada la peor 'gota fría' en un siglo en territorio español, misma que ha dejado al menos 217 muertos, hasta el momento, 62 en Paiporta.

La comitiva real, acompañada de las autoridades estatales, arribó a Paiporta pasado el mediodía para verificar las novedades en las labores de ayuda y rescate dentro de la zona, sin embargo, una turba enfurecida recibió su llegada con reclamos, llegando a lanzarles bolas de lodo. Sánchez tuvo que ser evacuado después de que una pala impactara contra su espalda.

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"Tres días para que llegue el Ejército, no tenemos ropa, no tenemos comida, no tenemos nada", dijeron dos mujeres locales a la reina, a la que se le vio llorando al escuchar los testimonios de las víctimas, quienes seguían preguntándose: "¿Por qué no han venido antes?".

Pero las lágrimas de la reina Letizia no consolaron a los fúricos habitantes de la afectada región. Aunque el reclamo general tiene que ver con la tardanza de la comitiva gubernamental en aparecer en el terreno dentro de la 'zona cero' del desastre, otros también protestaron por su presencia. Solo "vienen por la foto", dijeron algunos vecinos, animándolos a tomar una pala y ayudar ellos mismos en las labores necesarias.

El rey fue la figura de la comitiva más visible en las imágenes, intentando entablar un diálogo con los ciudadanos que le recriminaban que, cinco días después de la catástrofe, siguen sin tener energía eléctrica y agua en sus casas. “Ahora ellos volverán a su casa a darse una ducha caliente y dormir en su cama”, se quejaba un ciudadano, citado por la agencia EFE.

Carlos Mazón caminaba por el lodo detrás de Felipe IV, recibiendo insultos al por mayor y reclamos sobre el manejo del Gobierno local en torno a las advertencias tardías y la pobre coordinación con la capital para enviar a miembros del Ejército a las comunidades afectadas. Para Mazón, las exigencias fueron claras y se centraron en una: su dimisión.

Para el 9 de noviembre está convocada una manifestación para pedir la renuncia del conservador. La marcha recorrerá las calles de la capital valenciana hasta llegar al Palau de la Generalitat, la sede de gobierno.

¿Por qué no se avisó a la población con tiempo suficiente para evacuar las calles?, ¿Quién es el responsable de movilizar la ayuda gubernamental a las áreas afectadas?, ¿Por qué aún no llega el apoyo en masa del Estado a casi una semana del desastre? Todos estos son algunos de los cuestionamientos que alimentan la rabia popular.

El desmantelamiento del aparato de emergencias recae sobre Mazón

La furia se dirige hacia todas las ramas del Gobierno español, pero empuña reclamos específicos contra el líder del Gobierno valenciano, a quien señalan por desmantelar una unidad de emergencias recién creada para lidiar con catástrofes como la ocurrida el 29 de octubre, además de cuestionar su liderazgo antes, durante, y después de la DANA.

En mayo de 2023, Carlos Mazón llegaba a presidir el Ejecutivo de Valencia de la mano de una coalición entre la derecha tradicional del Partido Popular y los ultraderechistas de Vox, que siguió al Gobierno socialista de Ximo Puig, implementando una política conservadora que prometía reducir el gasto público.

Así, en noviembre de 2023, el Gobierno de Mazón anunciaba la desaparición de la recién creada Unidad Valenciana de Emergencias (UVE), construida por el Gobierno de Puig apenas en febrero de 2023 con el objetivo de mejorar la "intervención y colaboración en cualquier lugar de la Comunidad Valenciana en los supuestos de grave riesgo, catástrofe, u otras necesidades públicas".

La excusa que dio el nuevo Gobierno valenciano fue que la UVE "en ningún caso mejoraba ni ampliaba ningún servicio de Emergencias" ya existente, alegando que la permanencia de la Unidad Médica de Emergencia (UME) a nivel estatal era suficiente para enfrentar una eventual catástrofe en territorio valenciano.

El oficialismo valenciano también señaló de ser un agujero en el gasto público, ya que "solo creaba puestos para pagar sueldos a eventuales colocados a dedo". Casi un año después, la DANA desmintió el relato conservador.

Pero la austeridad en los gastos de emergencia no se reflejó en los sueldos del Gobierno. Meses después de la desaparición de la UVE, Mazón aplicó, por decreto, un aumento del 2% en los salarios de los funcionarios públicos al servicio de la Comunidad Valenciana, llegando él a disfrutar un sueldo que supera los 90.000 euros anuales, entre complementos e indemnizaciones. Según medios locales, Mazón gana 10.000 euros más que Puig en sus tiempos en la Presidencia regional. 

Además, en octubre de 2023, el vicepresidente valenciano perteneciente a Vox, Vicente Barrera, aprobó en uno de los primeros presupuestos del Gobierno de Mazón una ayuda directa por 300.000 euros a la Fundación Toro de Lidia, organización defensora de la tauromaquia asentada en Madrid.

La dualidad en el Gobierno de Valencia, que vive entre desaparecer una unidad de emergencia argumentando una afectación al erario público y subirse los sueldos, es uno de los puntos más cuestionados sobre la gestión local de los recursos públicos, que, en escenarios como el actual, son vitales para una respuesta gubernamental rápida y eficaz.

"Lo público salva vidas y desmantelarlo es ponerlas en riesgo", expresó la secretaria de la coalición izquierdista Sumar, Elisabeth Duval, a través de su perfil en X el pasado 30 de octubre.

El juego de las culpas entre Madrid y Valencia

A las cuestionadas decisiones gubernamentales en Valencia se suma la torpe coordinación con el Palacio de la Moncloa, cuyas comunicaciones se han basado en señalamientos cruzados y confusiones en la jurisdicción de cada rama de Gobierno para movilizar a los cuerpos de emergencia. 

Por un lado, están las alertas. Las víctimas reprochan al Gobierno valenciano no haber emitido las alertas a través del mecanismo 'Es-Alert' antes de la catástrofe. El primer mensaje de emergencia que recibieron los valencianos a sus teléfonos móviles llegó a las 20:03 (hora local), ya cuando el agua producto de las intensas lluvias estaba arrasando las calles. 

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En una rueda de prensa compartida entre Mazón y el líder del PP, Alberto Nuñez Feijoó, el último culpó a Madrid por no aportar "información exacta" sobre el desarrollo de la DANA.

“Un presidente autonómico gestiona en función de la información que recibe. Y la información que se recibe dependen de organismos con competencia exclusiva del Gobierno central. Léase la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología), que es la que informa sobre la previsión de las horas o las precipitaciones, y la Conferencia Hidrográfica, que es la que tiene competencia exclusiva en los cauces y en la gestión hidráulica de los ríos", expresó el popular.

Sin embargo, la Aemet emitió su primera "alerta roja" para diversas zonas en la Comunidad de Valencia alrededor de las 7:36 horas del martes, más de 12 horas antes de que fuera lanzado el primer aviso a los teléfonos valencianos.

Desde el Gobierno estatal, señalan que la competencia de emitir las alertas en caso de desastre por el sistema 'Es-Alert' recae exclusivamente en los gobiernos regionales. El 2 de noviembre, Pedro Sánchez llamó a la "unidad nacional" para enfrentar la crisis, aunque también avisó que cualquier posible negligencia en el actuar gubernamental sería investigada.

Por otra parte, hasta el momento, el Gobierno de Valencia aún no ha declarado la situación dentro de la región como "emergencia catastrófica", el nivel máximo de emergencia permisible dentro de la legislación local, que le daría a Mazón todo el control "del mando único y la dirección de todas las actividades de la emergencia" y movilizar todos los recursos necesarios para hacer frente a la catástrofe. 

Mazón tampoco ha pedido expresamente a Madrid que declare la catástrofe como "emergencia nacional", lo que dotaría de control total al Estado en las labores de auxilio, por encima de la jurisdicción regional. La Moncloa también se ha reservado la capacidad de invocar el "interés nacional" para declarar el estado de emergencia y tomar las riendas completas de los esfuerzos. Es por ello que la furia también va dirigida a Sánchez y su Gobierno.

Valencia se encuentra fúrica y desilusionada con todos los responsables del Gobierno, independientemente de su color político, señalados y criticados de no haber respondido de manera coordinada y eficaz al peor desastre meteorológico de la historia moderna de España.

Entre todo, los valencianos han encontrado fuerza entre ellos mismos. Han sido las brigadas de voluntarios y los vecinos de las comunidades los más activos en las labores de rescate, quienes, juntos, empuñan una misma consigna en medio del caos y la ineficacia de los gobernantes: "solo el pueblo salvará al pueblo", repiten, para darse sostén unos a otros. 

 

Con EFE, Reuters y medios locales