Por primera vez, el partido Alternativa para Alemania (AfD) ganó una elección, rompiendo un tabú en Alemania y generando un fuerte debate. Nuestro corresponsal en Berlín, Thomas Sparrow, explica las razones detrás del triunfo de esta bancada política y lo que representa para la mayor economía de Europa.

Hasta el pasado domingo, solo pocos en Alemania conocían el distrito de Sonneberg, uno de los más pequeños del país con apenas 57.000 habitantes.

Pero allí, en el este de Alemania, se rompió un tabú del que desde entonces todos hablan: el partido populista de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) ganó por primera vez una elección, diez años después de haber sido fundado.

Su candidato, Robert Sesselmann, se impuso en los comicios comunales, venciendo con el 52,8% de los votos al mandatario saliente Jürgen Köpper, miembro de la Unión Demócrata Cristiana (CDU por sus siglas en alemán), que además contaba con el apoyo de los principales partidos de Alemania.

Se trata de un resultado que tiene un peso simbólico que va más allá de las políticas locales de Sonneberg, ya que por primera vez en la nación los demás partidos no lograron conjuntamente obtener una mayoría electoral para frenar al AfD.

Así, se rompió el llamado ‘cordón sanitario’ o ‘cordón democrático’, un acuerdo intrínseco que los partidos tradicionales en Europa han defendido para evitar que crezca la ultraderecha y en medio de lo que algunos expertos describen como un “shock para la democracia alemana”.

“El AfD por sí solo podría eventualmente conquistar el poder en algunos lugares de Alemania”

Para el AfD, por su parte, se trata de una victoria importante en una época en que ha crecido en las encuestas de opinión a nivel nacional, en parte gracias al descontento de los alemanes hacia el Gobierno del canciller Olaf Scholz.

“La elección distrital en Sonneberg demuestra que no funciona más el todos contra uno”, resaltó el partido tras su victoria.

“Esto marca en cierto sentido para Alemania un antes y un después,” explica a France 24 Cristóbal Rovira Kaltwasser, profesor de la Universidad Diego Portales, en Santiago de Chile.

“Está demostrando que el AfD por sí solo podría eventualmente conquistar el poder en algunos lugares de Alemania, sobre todo en la zona del este”, añade Rovira, quien estudia el impacto del populismo a nivel internacional.

¿Qué impacto tiene la victoria del AfD en Sonneberg?

El AfD es particularmente popular precisamente en el este, donde cuenta con alrededor del 25 % de aprobación.

El próximo año se celebran elecciones regionales en varios estados del este de Alemania y es posible que el AfD se convierta en la bancada más fuerte, lo que sería para el establecimiento político un golpe mucho más fuerte que la derrota en Sonneberg.

Pero es también en el este donde el AfD tiende a ser más radical. De hecho, la agencia doméstica de inteligencia alemana considera que el AfD en Turingia, donde se encuentra el distrito de Sonneberg, es una organización confirmada como extremista de derecha.

Estas posturas ayudan a entender por qué los demás movimientos políticos han rechazado una y otra vez cualquier tipo de cooperación con el AfD, considerando que son un peligro para la democracia.

Sin embargo, la pregunta que surge tras la victoria en Sonneberg y los altos niveles de favorabilidad del AfD es si los otros partidos empezarán a suavizar ese rechazo, más por necesidad y por pragmatismo que por alineación política con el AfD.

El analista Cristóbal Rovira Kaltwasser explica que este debate se da en particular en el interior de la CDU, un partido de derecha tradicional que es uno de los actores políticos más importantes de Alemania. En el ámbito nacional, la CDU está actualmente en la oposición luego de haber gobernado durante 16 años bajo la excanciller Angela Merkel.

“Al día de hoy siguen todavía muy cerrados, pero esas voces van a empezar a perder terreno porque va a haber actores que van a decir que en realidad conviene tratar de formar una coalición con el AfD porque es la única fórmula como se puede gobernar”, subraya Rovira.

“Ha llegado el momento de dedicarnos a la política basada en hechos”

El líder de la CDU, Friedrich Merz, aseguró a principios de este mes que mientras él esté al mando del partido no habrá “ningún tipo de cooperación” con el AfD, al que describió de “xenófobo y antisemita”.

Pero al mismo tiempo se escuchan también otras voces dentro de la CDU. En un tuit que fue publicado y luego borrado, las juventudes de la CDU en Sonneberg no solo felicitaron al candidato vencedor, sino que también parecieron sugerir una mirada más suave frente al AfD.

“Ha llegado el momento de dejar a un lado la ideología y la retórica electoral y dedicarnos a la política basada en hechos para nuestro condado,” escribieron en una postura de la que luego se distanciaron junto con otros miembros de la CDU.

Así, mientras el AfD celebra, los demás partidos debaten internamente y se culpan los unos a los otros por el resultado.

El riesgo para ellos es que esto, en sí mismo, pueda ayudar incluso más al AfD, que se ha beneficiado en los últimos meses de las disputas entre los partidos.

Rovira Kaltwasser explica que partidos como el AfD capitalizan épocas en que se “empantana” el debate político. Y si algo parece claro es que el debate político en Alemania está empantanado.

De ahí que Rovira añada que “el antídoto más importante es que los partidos puedan gobernar y ser capaces de establecer políticas públicas y eficaces sin tanto conflicto entre ellos”.

La extrema derecha vuelve a la carga en Alemania, en gran parte alimentada por el descontento político y social frente a las autoridades actuales. De la capacidad que muestren las vertientes políticas alejadas del extremismo para responder a los votantes dependerá un eventual freno o, por el contrario, un mayor ascenso de la ultraderecha.