Este jueves 20 de abril, un juez ordenó prisión preventiva contra el opositor Rached Ghannouchi en Túnez, tras su detención el pasado lunes. El líder del partido islamista Ennahda está acusado de conspirar contra la seguridad del Estado y en los últimos meses ha enfrentado otros señalamientos, desde corrupción hasta asociación con terroristas. Al ser el partido con mayor representación en el Parlamento, disuelto en 2021, los críticos del Ejecutivo sostienen que es una decisión con motivaciones políticas.

Los peores presagios de la oposición en Túnez finalmente se han cumplido. Este jueves 20 de abril, un juez dictó prisión preventiva contra el opositor islamista, Rached Ghannouchi, tras ser detenido por la Policía el pasado lunes en la noche.

El político está acusado de presuntamente conspirar contra la seguridad del Estado y el juez encargado del caso ha considerado que “no es seguro” dejarlo en libertad.

Se trata de la “última muestra de represión contra los opositores al presidente”, según afirmó el abogado del acusado.

Ghannouchi, de 81 años y líder del partido islamista Ennahda, se desempeñaba como presidente del Parlamento, disuelto en 2021 por el presidente Kaïs Said, cuando tomó todos los poderes y decidió gobernar por decreto, antes de reescribir la Constitución.

“Estamos ante otro episodio de persecución política por la vía judicial. No tenemos problemas con el poder judicial, tenemos un problema con la dictadura. La lucha en Túnez es una entre democracia y dictadura”, apuntó el Partido Ennahda en un mensaje a través de redes sociales.

Ghannouchi fue detenido luego de declarar que "Túnez, sin Ennahda, sin islam político, sin izquierda o sin otra forma de oposición, es un proyecto de guerra civil".

Sus palabras fueron consideradas por la Fiscalía como una “provocación”, por las que terminó entre rejas, durante una operación de detenciones contra todo aquel que critique al Gobierno. Situación que ha generado un fuerte rechazo por parte de Estados Unidos y la Unión Europea.

Para Ennahda, la afirmación de Gannouchi "no contiene ningún llamado a la incitación ni socava la paz civil", ya que "ha pasado la mayor parte de su vida resistiendo a la dictadura" -estuvo exiliado durante el régimen de Zine el Abidine Ben Ali y no volvió a Túnez hasta que lo derrocaron en 2011.

El político defensor del islam no es el único que ha sido arrestado, en lo que va de año la Policía ha capturado a más de 20 personalidades políticas que han acusado a Said de “golpista” o “dictador”.

"Soy optimista sobre el futuro (…) Túnez es libre", publicó el partido en la página de Facebook de Ghannouchi, uno de sus últimos comentarios tras la sentencia del juez.

En todo momento, Said ha defendido que todas las medidas que ha tomado para asumir el poder en su totalidad son “necesarias” para sacar a Túnez de la fuerte crisis económica y social que está atravesando.

Pero sus críticos aseguran que se trata de decisiones “autoritarias” y que sobrepasan los poderes que le fueron conferidos popularmente en las elecciones democráticas de octubre de 2019.

Críticas de la comunidad internacional

La decisión judicial de condenar a Ghannouchi ha recibido la condena de gran parte de la comunidad internacional. Estados Unidos sostuvo que su detención, el cierre de la sede de Ennahda y la prohibición de reuniones de grupos de la oposición representan una “escalada preocupante”.

"Los arrestos por parte del Gobierno tunecino de opositores y críticos políticos están fundamentalmente en contradicción con los principios adoptados por los tunecinos en una Constitución que garantiza explícitamente la libertad de opinión, pensamiento y expresión", indicó Vedant Patel, el portavoz adjunto del Departamento de Estado de EE. UU.

La Unión Europea también expresó su “preocupación” por los acontecimientos e insistió en la necesidad de que las autoridades tunecinas respeten la diversidad del espectro político.

"Estos elementos son esenciales para cualquier democracia y constituyen la base de la asociación de la Unión Europea con Túnez", aseguró el organismo en un comunicado el pasado martes 18 de abril, un día después de la detención de Ghannouchi.

Otros países como Malasia o Turquía también han expresado sus reservas. El mandatario turco, Recep Tayip Erdogan, aseguró que “si tenían la oportunidad” de hablar con el Ejecutivo tunecino, “expresarían su inconformidad”.

Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores malasio pidió especial consideración con Ghannouchi.

"Debido a su salud y edad, pedimos que se tenga especial consideración y misericordia con el Señor Rached Ghannouchi durante este bendito mes del Ramadán", declaró Zambry Abdul Kadir, ministro de Exteriores de Malasia.

Ennahdha, ocupaba el mayor número de escaños en el Parlamento tunecino antes de su disolución. Y Ghannouchi es una importante figura de la resistencia a la dictadura, por eso su arresto tiene un fuerte peso simbólico.

Said no se ha pronunciado sobre su arresto, pero en el pasado ya había acusado a su formación política de “terrorista”.

En los últimos meses, el político opositor ha comparecido al menos diez veces ante la Justicia por diferentes acusaciones, como asociación y lazos con Al Qaeda en Siria e Irak, corrupción o blanqueo de capitales. Ghannouchi ha negado todas las acusaciones en su contra.

Con Reuters, EFE y medios locales