Debilitado militarmente y en control de un territorio asolado por quince meses de guerra, Hamás ha conseguido, sin embargo, regenerar fuerzas y sigue siendo un actor clave en Gaza. Su sobrevivencia representa un revés para el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que prometió "erradicar" el movimiento islamista palestino tras los atentados del 7 de octubre.
Más de 46.000 muertos registrados oficialmente, 9 de cada 10 gazatíes desplazados, el 70% de los edificios dañados o destruidos y, en medio de las ruinas de la Franja de Gaza, Hamás sigue en pie.
Mientras la tregua entre Israel y Hamás continuaba el lunes 20 de enero, con la liberación de 90 detenidos palestinos, el movimiento islamista en el poder en la Franja de Gaza desde 2007 ha conseguido adaptarse y mantener su control sobre el enclave. Y ello a pesar de un claro declive de sus capacidades operativas.
Tras 15 meses de intensos bombardeos y una vasta operación terrestre, el Ejército israelí afirma haber eliminado a 17.000 combatientes de Hamás, es decir, dos tercios de los entre 25.000 y 35.000 hombres que tenía el movimiento antes de los atentados terroristas del 7 de octubre de 2023.
Sin embargo, según los expertos militares, estas afirmaciones deben tomarse con cautela. ACLED, una ONG que elabora listas de víctimas de conflictos en todo el mundo, afirma que se ha "neutralizado" a 8.500 combatientes, la mitad de la cifra presentada por el Gobierno de Netanyahu.
Al mismo tiempo, el Ejército israelí destruyó gran parte de su arsenal y concentró sus esfuerzos en localizar a los dirigentes de Hamás, tratando de asestar un golpe decisivo a su organización. Pero el asesinato de sus dirigentes, en particular de Yahya Sinwar, cerebro del 7 de octubre, no ha provocado su hundimiento.
"Hamás no es un buen candidato para una estrategia de decapitación. Es una organización muy conectada con una agenda política. También es un grupo bien establecido, que existe desde hace más de 40 años, con oficinas fuera de Gaza que le ayudarán a sobrevivir. También recibe ayuda sustancial de Irán", explica Tewfik Hamel, profesor, investigador y doctor en Historia Militar.
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Para suceder a Yahya Sinwar, su hermano Mohammad, veterano de las brigadas Al Qassam, tomó las riendas del brazo armado de Hamás en Gaza. Este hombre entre las sombras, táctico, célebre por su intransigencia, ha garantizado así una forma de continuidad en el seno de la dirección del movimiento.
Guerrilla urbana
"El domingo (19 de enero), miembros de las brigadas de Al-Qassam marcharon en gran número por Gaza. Era una forma de demostrar que el acuerdo de tregua les favorecía y que, aunque la Franja de Gaza hubiera sido completamente destruida, Hamás no lo había sido", explica Leila Seurat, investigadora del Centro de Investigación y Estudios Políticos Árabes Carep de París y autora del libro 'Le Hamas et le monde' (Hamás y el mundo).
"Hamás no sóolo no se ha derrumbado militarmente sino que, recientemente, analistas israelíes y estadounidenses han mencionado el hecho de que se ha reconstituido muy rápidamente, sobre todo en el norte, en una zona donde los combates han sido extremadamente violentos".
Antony Blinken, entonces secretario de Estado estadounidense, declaró en una conferencia de prensa el 14 de enero que Hamás había "reclutado casi tantos nuevos militantes como los que ha perdido", lo que ilustra la dificultad de ofrecer "un horizonte político creíble" a los palestinos de Gaza.
A pesar de estar infraequipados y mal entrenados, estos nuevos reclutas consiguen plantar cara al ejército más poderoso de la región. Estos combatientes aprovechan su ventaja en el combate urbano cuerpo a cuerpo, su conocimiento del terreno y la red de túneles construida por Hamás, que ha sido parcialmente destruida por el Ejército israelí.
"Los nuevos combatientes de Hamás, a pesar de su falta de experiencia, lanzan ataques por sorpresa con pequeñas células formadas por unos pocos combatientes, utilizando armas ligeras y antitanque que no requieren una formación militar profunda", explica Tewfik Hamel.
"En el combate cuerpo a cuerpo, los militantes de Hamás dominan el terreno", afirma Leïla Seurat. Más que el aumento de la presión de Washington y de la opinión pública israelí, "es este factor el que ha llevado a Netanyahu a aceptar todos los términos de la tregua ya aprobados por los mediadores y Hamás hace varios meses", añade.
Una ventana de seguridad para Israel
Movilizado durante muchos meses, el Ejército israelí se ha visto sometido a una dura prueba en este conflicto. Desde el inicio de la ofensiva terrestre en Gaza, más de 400 soldados israelíes han muerto en el enclave. Hasta ahora, la guerra más mortífera en Gaza había sido la de 2014, cuando murieron 66 soldados israelíes en mes y medio de combates.
El Ejército israelí también está pagando un alto precio en términos de imagen. Acusado de uso desproporcionado de la fuerza, e incluso de genocidio, su reputación se ha visto empañada en los últimos meses, mientras que Israel rara vez ha estado tan aislado en la escena internacional, como demuestra la orden de detención de la CPI dictada contra Benjamin Netanyahu.
Aunque Israel no ha conseguido acabar con Hamás, se ha dado una larga ventana de seguridad al debilitar el brazo armado del movimiento islamista, que "ya no está en condiciones de llevar a cabo un atentado al estilo del 7 de octubre, aunque conserve una considerable capacidad de causar daños", según Tewfik Hamel.
A pesar del alto el fuego que entró en vigor el 19 de enero, es seguro que Hamás siga bajo la estrecha vigilancia de los servicios de inteligencia militar. Benjamin Netanyahu, que sigue prometiendo la destrucción de Hamás, reiteró también que su Ejército se reservaba "el derecho de reanudar la guerra si fuera necesario", presagiando operaciones ocasionales en la Franja de Gaza.
¿Quién gobernará Gaza?
Ni vencedor ni vencido, Hamás sigue ejerciendo su dominio sobre Gaza. Aunque su legitimidad ha sido cuestionada por algunos gazatíes que le culpan de su sufrimiento, la llegada de ayuda humanitaria y la liberación de presos podría darle un nuevo impulso. Ante la impopularidad de la Autoridad Palestina, que gobierna áreas de Cisjordania, también pretende aprovechar la tregua negociada con Israel para aparecer como el mejor defensor de la causa palestina.
"Cuando observamos el perfil de los presos liberados, vemos que proceden de todos los territorios palestinos. Ya habíamos visto esta misma dinámica durante la tregua negociada en noviembre. La cuestión de los presos es fundamental para los palestinos, tanto en Gaza como en Cisjordania. Hamás quiere demostrar que es la fuerza política capaz de unir los diferentes territorios y hacer posible la formación de una nación", analiza Leïla Seurat.
A pesar de la voluntad declarada de Israel y Estados Unidos de marginar a Hamás, el grupo islamista seguirá siendo un socio inevitable para llevar a buen puerto el acuerdo de tregua, cuya tercera fase, la de la reconstrucción de Gaza, se perfila como la más delicada. Antes de la toma de posesión de Donald Trump, Antony Blinken había pedido la creación de un gobierno provisional compuesto por palestinos de Gaza y representantes de una Autoridad Palestina reformada, así como el apoyo de una "misión internacional".
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Cerrando el círculo, la cuestión de la gobernanza sigue siendo la gran incógnita para el futuro de Gaza. El 17 de enero, Mahmud Abbas declaró que la Autoridad Palestina estaba dispuesta a "asumir plenamente sus responsabilidades" en el enclave, reafirmando la autoridad del Estado de Palestina sobre el territorio frente a su rival islamista. Sin embargo, el primer ministro israelí y sus aliados de extrema derecha rechazan firmemente esta posibilidad.
"Muchas facciones están de acuerdo en que hay que volver a los términos del acuerdo alcanzado en Beijing en julio, que preveía un gobierno de consenso. Hoy, el presidente palestino está cada vez más aislado en su voluntad de descartar cualquier unión nacional negándose a asociar a Hamás y a la Yihad Islámica", afirma Leïla Seurat, que constata “una discrepancia entre lo que dicen estadounidenses e israelíes y la realidad sobre el terreno”.
Adaptado de su original en francés