La reciente decisión de Nicolás Maduro de expulsar al cuerpo diplomático chileno de Caracas y cerrar la embajada venezolana en Santiago, en respuesta al desconocimiento de los resultados electorales por parte de Chile, ha desencadenado una crisis diplomática sin precedentes entre ambos países. Esta medida agudiza las tensiones ya existentes y pone en jaque la protección consular de más de 700.000 migrantes venezolanos en Chile, generando un escenario de incertidumbre y aislamiento que podría tener profundas repercusiones en la región.

Las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Chile entraron en un complicado capítulo. El lunes 29 de julio, un día después de la celebración de las elecciones presidenciales en VenezuelaNicolás Maduro ordenó la expulsión del cuerpo diplomático chileno de Caracas, acusando al gobierno de Gabriel Boric de “intervenir” en los asuntos internos de Venezuela.

Lo mismo ocurrió con el personal diplomático de Argentina, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay.

El canciller venezolano, Yván Gil, justificó esta decisión debido a que Chile desconoció los resultados electorales de las elecciones presidenciales del 28 de julio en las que, según el Consejo Nacional Electoral (CNE), Nicolás Maduro obtuvo el 51,2% de los votos, superando al candidato opositor Edmundo González Urrutia, quien alcanzó el 44,2%.

Al mismo tiempo, se anunció el cierre de la embajada venezolana en Santiago. “Informamos que la embajada suspende indefinidamente todos los trámites por lo que citas de pasaporte, de AFP, de visas y de documentos de viaje no serán procesados”, explicaba un comunicado en la puerta de la embajada venezolana en Chile.

“Venezuela expresa su más firme rechazo ante las injerencistas acciones y declaraciones de un grupo de gobiernos de derecha, subordinados a Washington y comprometidos abiertamente con los más sórdidos postulados ideológicos del fascismo internacional, tratando reeditar el fracasado y derrotado Grupo de Lima”, expresó en la red social X, el Canciller venezolano.

En este contexto, el miércoles 7 de agosto, Gabriel Boric, declaró desde el Palacio de la Moneda:

Chile no reconoce el triunfo autoproclamado de Maduro. No confiamos en la independencia ni en la imparcialidad de las actuales instituciones en Venezuela

En respuesta al mandatario chileno, Maduro acusó al gobierno de Chile de avalar “centros de entrenamiento” de “fascistas”. 

“Los centros de entrenamiento que los pinochetistas, los fascistas de Chile, con el aval del gobierno de Chile, tiene para venezolanos, para entrenarlos, para buena parte de estas acciones terroristas”, afirmó Maduro en un acto público.

Las tensiones entre ambos gobiernos no son nuevas, pero la decisión de cerrar las embajadas y expulsar a los diplomáticos ha escalado la situación a niveles sin precedentes.

Paulina Astroza, doctora en Ciencias Políticas y académica de la Universidad de Concepción, en diálogo con France 24, resaltó la coherencia de Boric en su enfoque hacia los derechos humanos en política exterior. El presidente chileno ha mantenido una postura firme frente a regímenes autoritarios, no solo en Venezuela, sino también en Nicaragua y Rusia. “Es valiente de su parte, pensando que se trata del presidente más a la izquierda que se ha tenido en Chile -luego de la dictadura de Pinochet- y que esto le iba a implicar evidentemente una tensión a nivel regional”, resalta la académica.

“No tengo dudas de que el régimen de Maduro ha intentado cometer un fraude; si no, hubiesen mostrado las famosas actas”, afirmó Boric, quien reiteró que Chile solo reconocerá los resultados verificados por organismos internacionales independientes.

Paz Milet, académica del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, considera que la postura del presidente Gabriel Boric es “coherente con lo que se ha planteado como piedra angular de la actual política exterior chilena”, la cual se alinea con los principios fundamentales de defensa de la democracia y los derechos humanos.

Posturas encontradas dentro y fuera del gobierno de Boric

La contundencia con la que Boric ha cuestionado los comicios en Venezuela le ha generado tensiones dentro de su coalición de Gobierno, donde el Partido Comunista (PC) es un aliado clave. Aunque todos sus ministros respaldaron su política exterior, algunos líderes comunistas han validado la victoria de Maduro. 

El presidente del Partido Comunista (PC), Lautaro Carmona, tras conocerse los resultados, dijo: “No tengo ninguna otra alternativa, y no sé quién la tiene, que no sea asumir los resultados que la institucionalidad de ellos entrega, no la mía”.

Astroza resalta que existe una contradicción en el hecho de que el Partido Comunista chileno, cuyos miembros fueron perseguidos durante la dictadura de Pinochet, no reconozca la dictadura en Venezuela. “Es condenable la posición que han tenido” afirma Astroza, señalando que esto pone en tensión la coalición gobernante y complica la posición de Boric como jefe Gobierno dentro de Chile y como jefe de Estado frente a la comunidad internacional.

Por su parte, Camila Vallejo, ministra de la Secretaría General de Gobierno, portavoz y figura central del PC, también demostró un distanciamiento del gobierno de Maduro.

La portavoz afirmó que “Maduro ya ha hecho suficiente daño a nuestro país como para que permitamos que sea usado como una excusa para validar prácticas que en Chile ya habíamos desterrado porque eran propias de la dictadura. No usemos este doloroso momento para validar la persecución política o proscripción de partidos políticos porque eso es propio de una dictadura”.

Además, la alcaldesa de Santiago, Irací Hassler, también del PC, aseguró el miércoles que comparte la visión del presidente Boric y celebró su liderazgo en el tema. “A propósito de la situación en Venezuela, hemos señalado claramente que debe ser un proceso transparente”.

Líderes del Frente Amplio, el partido de Boric, también han respaldado al mandatario. Por ejemplo, la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, comentó en la cadena CNN que “todas las personas que han defendido a este régimen en esta situación se van a poner muy rojas cuando se abra la cárcel del Helicoide”, refiriéndose a la prisión que funciona en un ex centro comercial en la que, se denuncia, hay detenidos políticos, y agregó que “eso incluye a todas las personas que actualmente están defendiendo algo que es indefendible”.

Durante una sesión especial en el Congreso, donde se abordó la crisis política en Venezuela, la Unión Demócrata Independiente (UDI) presentó un proyecto de resolución instando a Boric a reconocer a Edmundo González como “ganador indiscutido” y a desvincularse de la “rastrera defensa del PC que le entregó al narcodictador”. 

En este contexto político, Boric insistió en que, aunque existen diferencias, “la política exterior la dirige el presidente de la República y eso lo tienen que tener claro todos los partidos”. 

Además, el mandatario chileno mantuvo reuniones con líderes regionales. El miércoles, junto con el canciller Alberto Van Klaveren, se reunió con la secretaria de Relaciones Exteriores de México, Alicia Bárcena. Y, a comienzos de la semana, sostuvo un encuentro con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien realizó una visita de Estado a Santiago durante dos días. Pero no ocurrió lo que se esperaba, que ambos mandatarios emitieran una declaración en conjunto sobre Venezuela.

Un largo desencuentro entre Chile y Venezuela

Esta agitación entre ambos países no es algo nuevo. En cuanto a las relaciones bilaterales, Astroza es clara al afirmar que se está “ante una situación de impasse clarísima”, pero subraya que las acciones de Maduro han excedido todos los límites.

La expulsión de la misión diplomática chilena de Caracas y los insultos dirigidos a Boric y al canciller chileno Alberto van Klaveren, a través de redes sociales y medios de comunicación, tensaron aún más las relaciones. “Se han inventado cosas sin ninguna evidencia, como que quienes están causando las protestas en Venezuela serían entrenados en campos pinochetistas en Chile”, señala la académica chilena.

La situación llegó a un punto crítico donde, aunque técnicamente no se han roto las relaciones diplomáticas, no hay personal diplomático en las embajadas ni en los consulados. 

“En Chile los venezolanos no tienen dónde recurrir porque no hay autoridades de facto” lamentó Astroza. Esta falta de representación diplomática es un reflejo de la profundización del conflicto, que está dejando a miles de personas sin protección consular en un contexto de creciente hostilidad entre ambos gobiernos.

Milet advierte que la decisión de reducir al mínimo las relaciones diplomáticas con Venezuela podría ser vista como una señal negativa en un momento en que la cooperación es fundamental. “Hay un temor de que se incremente de manera sustantiva en los próximos días y meses la migración de venezolanos hacia el Cono Sur”, explica la experta.

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Desde el gobierno de Piñera hasta la actual Administración de Boric, las relaciones bilaterales experimentaron numerosos altibajos. La designación de Jaime Gazmuri como embajador de Chile en Caracas en 2023 marcó un intento por parte de Boric de normalizar las relaciones, pero eventos recientes volvieron a poner en entredicho esta búsqueda de estabilidad.

En noviembre de 2023, el Gobierno chileno planeaba expulsar a 60 inmigrantes venezolanos. Sin embargo, el vuelo de repatriación programado fue cancelado abruptamente. Se argumentó que el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) de Venezuela “no otorgó el permiso para ingresar al espacio aéreo venezolano”.

Por otro lado, el 21 de febrero de este año fue secuestrado y asesinado el exmilitar venezolano Ronald Ojeda. La Fiscalía chilena vinculó el secuestro y homicidio de Ojeda, opositor al Gobierno de Maduro y refugiado político en Chile, a una acción con motivaciones políticas orquestada desde Venezuela. Chile exigió la colaboración de Caracas en la investigación y la extradición de los presuntos autores del crimen.

Astroza concluye que la duración de esta crisis es incierta, pero la situación actual es preocupante. “Cuánto tiempo irá a durar esto, nadie sabe, pero la situación de facto es que no hay personal en las embajadas y en el consulado en Chile y en Caracas sólo se está trabajando con los locales”, lo que claramente no es suficiente para atender las necesidades de las comunidades afectadas.

Esta crisis diplomática, según Astroza, es un reflejo de la ruptura profunda entre ambos países, y su resolución dependerá en gran medida de la presión internacional y del liderazgo regional que Boric ha comenzado a ejercer.

No obstante, Milet cree que Chile aún puede desempeñar un papel de acompañamiento en el proceso: “Considero que Chile puede acompañar, pero no liderar ese proceso” afirma. Este rol secundario podría ser clave en un contexto donde el liderazgo regional es disputado y la situación en Venezuela sigue siendo un desafío para la estabilidad del continente.

Impacto en los Migrantes Venezolanos en Chile

 

 

La ruptura diplomática entre Venezuela y Chile generó incertidumbre entre los más de 700.000 migrantes venezolanos que residen en el país austral. Muchos de estos migrantes dependen de los servicios consulares para trámites legales, renovación de pasaportes y apoyo en situaciones de emergencia, servicios que ahora se ven seriamente afectados.

Mariannys Narváez es periodista, oriunda de Puerto la Cruz en el estado de Anzoátegui. Decidió dejar Venezuela en 2019 por la crisis económica y social que estaban viviendo. En agosto de ese año llegó a Santiago junto a sus hijas, donde la esperaba su esposo.

“El domingo de las elecciones no pude votar, ninguno de los miembros de mi familia pudimos votar, porque no accedimos a actualizar los datos en la embajada”, comentó Narváez, en diálogo con France 24.

Durante la jornada electoral, Mariannys junto a su esposo estuvieron recopilando testimonios de compatriotas que ejercieron el derecho al voto en la embajada y de muchos otros que fueron a acompañar. “Palpar el sentimiento de tantos venezolanos fue de verdad una experiencia única. El mayor anhelo que tiene el venezolano que está acá -en Chile- es encontrarse con su familia, es volver a casa”, relató la periodista.

Danny Araujo, licenciado en Recursos Humanos y director de Artes Escénicas y Eventos, aterrizó en Santiago el 17 de julio de 2018. Allí lo esperaba su hermano.

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Llegar al país austral en pleno invierno fue un gran choque para él. Dejó atrás su trabajo en un centro cultural en la ciudad de Maracaibo y comenzó desde cero en Chile. Pasó por varios trabajos, desde vendedor ambulante hasta recepcionista en un edificio residencial. Actualmente Araujo es supervisor en una cadena de cafeterías y dedica su tiempo libre al arte y la cultura, a través de la organización que fundó denominada “Acción cultural”.

Danny tampoco pudo ejercer su derecho al voto en las elecciones, aunque tenía todos los documentos en regla, pero no consiguió inscribirse en la embajada. “Muchos de los venezolanos que querían votar estuvieron hasta dos días haciendo la fila para inscribirse en la embajada, pero debido a mi trabajo, no contaba con ese tiempo”, comentó Araujo a este medio.

“Frente a esa frustración de no poder votar, logré integrarme a un grupo de trabajo para seguir las elecciones y reportar todo lo ocurrido en Chile”, relató Araujo. “El ambiente que había era de alegría y de triunfo, llegaron votantes venezolanos de todo Chile”, agregó.

Ante los resultados publicados por la CNE, Danny comentó: 

Creímos haber pecado un poco de inocentes, por creer que un régimen iba a poder soltar el poder, pero de alguna manera el objetivo se logró, porque le demostramos al mundo que verdaderamente nosotros somos mayoría y queremos la libertad

Aunque no está en los planes de Mariannys regresar a Venezuela en un futuro cercano, comenta que el cierre de la embajada en Santiago está afectando a miles de sus compatriotas. “Principalmente es por la emisión de los documentos, conozco a personas que tenían que viajar y ahora no lo pueden hacer porque no tienen pasaportes”.

“Lo único que pedimos los venezolanos es que haya una verdad y que sea verificable, porque es la verdad que sale del poder soberano que es el pueblo”, finaliza Narváez.