El pasado fin de semana estalló el episodio de violencia más fuerte en el país desde el golpe de Estado de 2021. Hoy, el Consejo gobernante de Sudán, liderado por el general del Ejército, Abdel Fattah al-Burhan, ordenó la disolución de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), movimiento paramilitar con el que se disputa el poder absoluto, y al que declaró grupo “rebelde”. Mientras los combates continúan por tercer día consecutivo, la cifra de fallecidos se acerca a 100.

Aumentan la tensión y la violencia en Sudán. Tiroteos, bombardeos y ataques aéreos sacudieron Jartum, la capital, este lunes 17 de abril, mientras el dirigente del Ejército del país, el general Abdel Fattah al-Burhan, ordenó la disolución del movimiento paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), liderado por su archienemigo el general Mohamed Hamdane Daglo, y lo calificó de grupo “rebelde”.

La orden se produce luego de que el pasado sábado 15 de abril estallara una serie de combates entre las dos partes, que hasta el momento deja al menos 97 civiles muertos, incluidos tres trabajadores de Naciones Unidas. Además, 365 personas han resultado heridas, según un recuento publicado por el Comité Central de Médicos Sudaneses.

Sin embargo, la cifra de fallecidos y lesionados puede ser mayor, debido a que los equipos de emergencia señalan que no han podido desplazarse a varias zonas del país en medio de la intensidad de los enfrentamientos armados entre las FAR y el Ejército, dos bandos que se disputan el poder desde el golpe de Estado de 2021.

Este lunes, algunas de las embestidas se registraron cerca de un cuartel militar de la capital, mientras columnas de humo salían de la pista del Aeropuerto Internacional de Jartum tras varias explosiones, mostraron imágenes difundidas por la televisión local.

Asimismo, la violencia se extiende a otras partes de la nación y cientos de habitantes informaron sobre cortes de energía e incidentes de saqueo. Los combates también se registran en la región occidental de Darfur y a zonas del norte y este de Sudán, cerca de las fronteras con Egipto y Etiopía.

En medio de este panorama, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, instó a un alto el fuego de inmediato.

“Existe una profunda preocupación compartida (con la comunidad internacional) sobre los combates y la violencia que se está produciendo en Sudán. La amenaza que representa para los civiles, que representa para la nación y que potencialmente representa incluso para la región”, destacó Blinken en las últimas horas, durante de su participación en la cumbre de ministros de Asuntos Exteriores del G7, que se desarrolla en Japón.

Situación crítica en los hospitales de Sudán

“Los disparos y los bombardeos están por todas partes”, describió Awadeya Mahmoud Koko, líder de un sindicato de miles de vendedores de té, quien agregó que un proyectil golpeó la casa de un vecino y mató al menos a tres personas. “No podíamos llevarlos a un hospital o enterrarlos”, añadió.

Sus palabras dan cuenta de la difícil situación que enfrentan los hospitales a lo largo del territorio nacional. Los centros médicos también han sido blanco de bombardeados, por lo que varios han quedado fuera de servicio y se complica la atención de pacientes.

"Los hospitales y centros médicos de Jartum y otras ciudades de Sudán fueron bombardeados con cañones y armas de fuego", lo que dejó “graves daños”, señaló en un comunicado el sindicato de Médicos de Sudán.

Entretanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que a algunos hospitales de Jartum les falta sangre y otros suministros críticos para tratar a los heridos.

“Varios de los nueve hospitales de Jartum que reciben a civiles heridos se han quedado sin sangre, equipos de transfusión, fluidos intravenosos y otros suministros vitales”, puntualizó la OMS.

¿Por qué detonó la actual ola de hostilidades?

La violencia se desató luego de que el pasado 15 de abril miembros de las FAR se desplegaran en varias ciudades de Sudán sin el consentimiento del Ejército.

La movida fue vista por la institución castrense como una amenaza por parte del grupo paramilitar. Ambos ejercen control en el país ante la inexistencia de un Gobierno.

El general y líder del Ejército, Abdel Fattah al-Burhan, encabeza el denominado Consejo Soberano para la transición de poder en Sudán; mientras que el general Mohamed Hamdan es el vicepresidente de ese órgano y quien dirige las Fuerzas de Apoyo Rápido.

Los dos hombres sostienen que no negociarían una tregua, al tiempo que lanzan ataques y exigen la rendición de su contra parte.

El último capítulo de la tensión entre los dos bandos fue provocado por un desacuerdo sobre la eventual integración de las FAR a las fuerzas armadas del país, como parte de una transición hacia una administración civil.

¿Cuál es el trasfondo de los enfrentamientos en Sudán?

Más allá de los últimos desacuerdos, la inestabilidad y violencia en Sudán responden a numerosos golpes de Estado en el país, desde su independencia de Reino Unido y Egipto, en 1959.

En los últimos años, la lucha prolongada se ha centrado entre el Ejército y las FAR, luego de que ambos cooperaran en sucesivas tomas del poder a la fuerza.

El golpe de Estado de octubre de 2021 desató una nueva crisis política luego de que el entonces primer ministro Abdalla Hamdok y la mayoría de los miembros del gabinete y dirigentes de partidos políticos fueron detenidos, obstaculizando así una breve transición a la democracia, que comenzó con el derrocamiento de Omar al-Bashir en 2019.

La nación quedó en manos de Abdel Fattah al-Burhan y Mohamed Hamdan, quienes actualmente comparten el poder. Mientras ambos bandos se lo disputan, los activistas a favor de la democracia señalan que los dos generales tienen un largo historial de abusos contra los derechos humanos.

Simultáneamente, los dos líderes cuentan con el respaldo de gobiernos extranjeros.

Por un lado, Egipto, que durante mucho tiempo ha desconfiado del cambio político en Jartum, es el patrocinador más importante del Ejército de Sudán. Por el otro, Mohamed Hamdan, también conocido como Hemedti, ha cultivado lazos con potencias extranjeras como los Emiratos Árabes Unidos y Rusia, lo que aumenta la preocupación sobre una posible amenaza para la región.

La actual fricción llega a un punto crítico luego que se quebrara un plan respaldado internacionalmente para lanzar una nueva transición con partes civiles. Estaba previsto que se firmara un pacto final a principios de este mes, en el cuarto aniversario del derrocamiento del autócrata Omar al-Bashir.

Para ello, tanto el Ejército como las FAR estaban obligados a ceder el poder, pero dos asuntos resultaron particularmente polémicos: el cronograma para que las FAR se integraran a las fuerzas armadas regulares y determinar cuándo el Ejército estaría formalmente bajo supervisión civil.

En medio de la violencia en curso ese plan permanece frustrado.

Con Reuters, AP y EFE