El japonés se convirtió en el primer hombre con 50 cuadrangulares y 50 bases robadas en más de 100 años de historia de las Grandes Ligas. Lo hizo en una noche demoledora en el Marlins Park en la que impulsó 10 carreras, pero la proyección de su increíble primer año con los Dodgers de Los Ángeles va mucho más allá de su epopeya personal, porque la victoria del jueves le sirvió para clasificar a los playoffs por primera vez en su carrera en las Mayores.

Ohtani llegó a los Dodgers el año pasado con un contrato récord para el deporte de 700 millones de dólares. Su desempeño con el equipo ha justificado cada centavo invertido en su fichaje, a pesar de que solo ha actuado a la ofensiva, sin trabajar como lanzador, para dar tiempo a la recuperación de una operación de codo a la que se sometió al final de la temporada pasada.

Su campaña ha estado llena de hitos personales. Tiene más carreras impulsadas que en cualquier otra zafra, 120 en total. Su récord anterior eran las 100 que empujó en 2021 cuando jugaba al otro lado de la ciudad, con los Angels de Los Ángeles.

Cuando falta poco más de una semana para el final de la temporada regular, suma cinco cuadrangulares más que en su mejor año con el madero, los 46 batazos de vuelta completa de 2021. Pero no solo ha avanzado en vuelacercas: tiene 16 sencillos más que en su mejor año (176, superando los 160 de 2022), cuatro dobles más que los 30 de 2022, y apenas un triple menos que su récord personal.

Además, tiene el segundo mejor promedio de bateo de sus siete años en Grandes Ligas, .294, solo por detrás del .304 del año pasado.

Un nuevo altar

Como las precauciones por la recuperación de su operación Tommy John (como se conoce a la complicada cirugía para estabilizar los ligamentos del codo de un lanzador) lo dejaron fuera del montículo, Ohtani se encargó de desbloquear un nuevo súper poder: el robo de bases. Este año casi duplicó la cantidad de almohadillas estafadas: 51 hasta el jueves, cuando sumó dos más, contra las 26 que alcanzó en 2021.

Si un toletero lanzador es una rara avis que se ve cada 100 años en el béisbol (tanto que los récords que Ohtani le ha quebrado a su antecedente más prominente, Babe Ruth, son todos centenarios), igualmente inusual es un jonronero con suficiente velocidad para destacar en el robo de bases.

Solo seis hombres forman parte del club de los 40-40 (40 vuelacercas y 40 almohadillas robadas en la misma temporada), desde que José Canseco lo inauguró en 1988. Cuando Ohtani se incorporó hace menos de un mes, el grupo había sumado a Barry Bonds, Alex Rodríguez, el dominicano Alfonso Soriano y el venezolano Ronald Acuña.

El japonés resume su nueva destreza explicando que se ha concentrado en ser “muy agresivo”. Este nuevo club, el de los 50-50, será todavía más exclusivo, así como su épica actuación del jueves, probablemente la más prolífica de la historia para un jugador en un partido: seis imparables en seis turnos, entre ellos tres cuadrangulares, 10 carreras impulsadas (una producción que solo ha sido superada dos veces en los anales del béisbol de Grandes Ligas), cuatro anotadas y dos bases robadas. De hecho, fue la primera vez en la historia que un hombre sacaba la bola del parque tres veces y además estafaba dos almohadillas en un mismo encuentro.

Reenfocar objetivos

La histórica victoria 20-4 sobre los Marlins de Miami significó para los Dodgers consolidarse en la cima de la división oeste de la Liga Nacional, y de esta forma sellar la clasificación a la postemporada, algo que Ohtani jamás había logrado antes.

Para el equipo de Los Ángeles, en cambio, era el objetivo mínimo esperado, luego de haber firmado con el nipón el contrato más grande de la historia de cualquier deporte, y también después de 11 clasificaciones consecutivas a los playoffs. Las 12 campañas superando la temporada regular son ahora la racha más larga en la historia de la franquicia.

De momento, con cuatro juegos de ventaja sobre los Padres de San Diego, los Dodgers tratarán de amarrar el undécimo título en 12 años en la división Oeste del viejo circuito. Podrían incluso saltarse la primera ronda de la postemporada, pero para ello están en contienda con los Phillies y los Brewers para quedarse con uno de los dos pases directos a segunda fase en los playoffs, aunque lo hacen con la desventaja de haber perdido su serie particular contra los primeros.

Sea cual sea su posición final de cara a los playoffs, cuentan con un equipo que va mucho más allá del poder y la velocidad de Ohtani, pero que afronta el nuevo desafío con algunas ausencias de peso, como la de los abridores Tyler Glasnow y Gavin Stone, que quedaron fuera por el resto del año, mientras que otro lanzador estelar, Clayton Kershow, ha estado fuera por lesión las últimas tres semanas, aunque se espera que regrese a tiempo para la postemporada.

Ohtani es el segundo mejor bateador este año, solo superado por Aaron Judge de los Yankees de Nueva York, pero los Dodgers tienen a otro toletero de .294 de promedio igual que el japonés, Mookie Betts; a Freddie Freeman con .282; Teoscar Hernández con 29 jonrones y 90 impulsadas, y, entre los lanzadores, a un hombre con la undécima mejor efectividad de las mayores, Jack Flaherty, con 3.10 carreras limpias por cada nueve episodios lanzados, 13 juegos ganados y 189 ponches.

Lo dijo el manager Dave Roberts en el discurso en el vestuario después de la clasificación: “la base es el talento y el techo es el carácter”. Tener al mejor jugador del béisbol hoy en día puede ser el catalizador.