Las negociaciones en Doha sobre una tregua en Gaza y el intercambio de rehenes, con la mediación de Qatar, Egipto y Estados Unidos, acercan a Hamás e Israel a un posible acuerdo, afirman fuentes oficiales, que subrayan que ya fue presentado un borrador final a las dos partes del conflicto. Este 13 de enero, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, aseguró que considera posible una tregua esta semana. Sin embargo, añadió que no hay garantías de que las partes acepten el plan trazado.

Se reavivan las esperanzas de un "próximo" acuerdo de tregua para la Franja de Gaza.

Doha entregó un borrador final sobre un alto el fuego y el intercambio de rehenes en el sitiado enclave por palestinos en cárceles israelíes. Ahora, subraya Qatar-uno de los países mediadores junto a Egipto y Estados Unidos- se encuentran a la espera de una respuesta de las dos partes luego de que se produjeran "progresos" durante las primeras horas de este lunes 13 de enero.

Aunque oficialmente, el Estado de mayoría judía desmiente haber recibido ese plan, funcionarios citados por la prensa local señalaron que "hay progresos" sobre una posible tregua.

En medio de la alta expectativa, en las últimas horas, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, afirmó a 'Bloomberg News' que considera posible "una tregua en Gaza tan pronto como esta semana". Sin embargo, también señaló que depende directamente de Israel y Hamás tras agregar que no hay garantías de que las partes acepten la propuesta.

Los mediadores egipcios y estadounidenses apuntan que, aunque el acuerdo no ha sido alcanzado, los siguientes días serán vitales, justo cuando el mundo aguarda a la investidura de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y en momentos en que el actual mandatario, Joe Biden, presiona para alcanzar un alto el fuego "inmediato".

"La presión que se acumula aquí hacia el final del mandato del presidente Biden ha sido considerable (…) La pregunta ahora es: ¿podemos todos aprovechar colectivamente el momento y hacer que esto suceda?", remarcó Sullivan y agregó que Biden le había ordenado que trabajara en estrecha colaboración con el equipo de la Administración entrante.

La aceptación del plan puesto sobre la mesa sería el último paso para alcanzar un acuerdo. En este contexto, la parte catarí es la encargada de presionar a Hamás, mientras que la parte estadounidense, de la mano del enviado especial de Donald Trump, Steve Witkoff, trata de convencer a sus aliados israelíes.

A partir de ahora, con el borrador en manos de ambas partes, la respuesta podría llegar en las siguientes horas o días. De hecho, una fuente egipcia apuntó a la agencia de noticias AP que ambas partes están interesadas en dar una respuesta, positiva o negativa, antes del retorno del líder republicano a la Casa Blanca, el próximo 20 de enero.

Dentro del gabinete israelí, las opiniones son contradictorias. El ministro de Exteriores, Gideon Saar, apuntó que “se han hecho progresos”.

"Espero que en poco tiempo veamos que las cosas suceden”, añadió.

Por su parte, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, de línea más dura y ultranacionalista, afirmó que “el acuerdo que está tomando forma es una catástrofe para la seguridad nacional del Estado de Israel”.

El líder del partido Sionismo Religioso, que forma coalición con el partido del premier, Benjamin Netanyahu, es una voz vital en esta negociación, ya que sin su apoyo habría elecciones anticipadas de forma irremediable. Por ello, el medio local 'Walla', apuntó que el primer ministro ya se reunió con Smotrich para que no le retire el apoyo en caso de aceptarse el acuerdo propuesto en Doha.

El máximo mandatario israelí hizo lo mismo con el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, otro líder ultranacionalista clave para la coalición, para sondear su oposición a un acuerdo de rehenes.

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Un acuerdo dilatado

El posible acuerdo contempla tres fases en las que se irían liberando gradualmente los rehenes en manos de Hamás a cambio de presos palestinos en cárceles israelíes, y culminaría en la reconstrucción del enclave y el establecimiento de un nuevo gobierno.

Se trata de un planteamiento, en principio, similar al presentado en mayo de 2024. 

Pero los obstáculos son varios, como los detalles del intercambio de rehenes y prisioneros, si el alto el fuego sería permanente o cómo se efectuaría la retirada de las fuerzas israelíes de territorio gazatí.

Se calcula que Hamás y otros grupos tienen alrededor de un centenar de rehenes, pero Israel apunta a que la mitad de ellos ya estarían muertos.

Los desacuerdos van más allá. Hamás ha señalado que no liberará a los rehenes restantes sin garantías de que la guerra terminará, mientras el Estado de mayoría judía insiste en una “victoria total”.

También existen divergencias en torno a la gobernabilidad de Gaza una vez finalice la guerra: Israel no quiere que Hamás vuelva a controlar el enclave, mientras que el movimiento islamista ya indicó a finales de 2024 que había aceptado un plan negociado por Egipto para que un grupo de independientes gobierne el territorio bajo los auspicios de la Autoridad Palestina, que aún no ha aceptado la propuesta.

Mientras la resolución de un acuerdo se dilata, la magnitud de víctimas mortales sigue aumentando: al menos 46.584 personas han muerto en más de 15 meses de las hostilidades en curso, según la última actualización del Ministerio de Salud gazatí publicada este 13 de enero.

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Con Reuters, AP y medios locales