La respuesta calificada de “masiva” por Moscú y Kiev este viernes 13 de diciembre incluyó como blanco a la infraestructura energética ucraniana, de acuerdo con un comunicado del Ministerio de Defensa ruso publicado en Telegram, que dejó claro que el bombardeo se producía como reacción “al uso de armas estadounidenses de largo alcance” el pasado miércoles.

La incursión de Rusia el viernes 13 de diciembre en Ucrania había sido confirmada previamente por Kiev, que denunció que sus instalaciones energéticas habían sido objeto de un “ataque masivo” con misiles rusos, una práctica común que ocasiona cortes prolongados de electricidad, particularmente sensibles durante la temporada de invierno.

DTEK, una empresa privada proveedora de electricidad, informó que sus centrales térmicas habían resultado “gravemente dañadas”, agregando que se trataba del duodécimo “ataque masivo” contra el sector energético de Ucrania, sólo durante 2024.

Las fuerzas ucranianas han utilizado los misiles ATACMS de fabricación estadounidense, en un esfuerzo por defender sus posiciones aprovechando la apertura del gobierno de Joe Biden al uso de material militar de su país, y en previsión de un próximo congelamiento de esa ayuda, con la llegada al poder de Donald Trump el próximo mes.

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Un invierno a oscuras

El Ministerio de Energía ucraniano acusó a Moscú de “continuar con el terror”, y agregó que se "están tomando todas las medidas necesarias para minimizar las consecuencias negativas para el sistema energético", aunque ciudades como Ternopil tenían este viernes a la mitad de su población sin electricidad.

Por su parte, el operador energético Ukrenergo reconocía que hasta el momento se desconocía el alcance exacto de los daños, pero confirmaba el aumento de cortes de energía en todo el país.

Mientras tanto, la Fuerza Armada ucraniana informaba que los “ataques masivos” habían incluido el uso de misiles hipersónicos Kinjal, grupos de misiles de crucero y drones explosivos, y los medios de comunicación reportaban explosiones en sectores del oeste, el centro y el sur del país.

Los ataques al oeste han puesto en “alerta máxima” a la fuerza aérea de Polonia, dada la proximidad de los ataques rusos con la frontera que comparte con Ucrania.

Más ayuda de los aliados

El ataque ha llevado a la cancillería ucraniana a renovar su petición de más ayuda en materia de defensa antiaérea a sus aliados de occidente. Andriy Sybiga, ministro de Relaciones Exteriores, así lo hizo público en su cuenta en X.

"Rusia está tratando de privarnos de energía. Y debemos privarla de los medios para propagar su terror. Repito mi llamado para la entrega urgente de 20 sistemas de defensa aérea, Nasams, Hawk e Iris-T", urgió Sybiga en su publicación.

Luego de casi tres años de guerra, Ucrania ha comenzado a acusar la desventaja numérica, armamentística y de municiones, que le ha impedido detener los avances rusos, y ahora ha comenzado a insistir también en la movilización de hombres de sus aliados.

Con Kiev han coincidido el presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro polaco Donald Tusk, que discutieron el jueves un posible envío de tropas europeas al país para desempeñar un papel de mantenimiento de la paz en caso de un acuerdo de alto el fuego.

Este artículo fue adaptado de su versión original en francés