Bukavu, en el este de República Democrática del Congo (RDC), vivió este 15 de febrero una jornada caótica mientras los combatientes del M23 avanzaban hasta sus afueras. El pánico se apoderó de la población: algunos se refugiaron en sus casas, otros huyeron y se registraron saqueos. La situación se agrava con la amenaza del jefe del Ejército ugandés de atacar una ciudad congoleña, alimentando el temor a una guerra regional.
Desde que tomaron Goma, la capital de Kivu del Norte, a finales del pasado enero, los rebeldes del M23 han avanzado hacia la provincia de Kivu del Sur y se acercan a Bukavu, su capital. La urbe, situada a 101 kilómetros al sur de Goma, en el extremo sur del lago Kivu, se encuentra al borde del colapso.
El avance de los rebeldes ha sembrado el pánico en esta ciudad de 1,3 millones de habitantes. Miles de personas han huido, mientras que otros han optado por encerrarse en sus casas tras el repliegue de los soldados congoleños, quienes abandonaron sus posiciones ante la ofensiva del M23.
"Quemaron la munición que no pudieron llevar consigo", declaró a la agencia de noticias AP Alain Iragi, uno de los residentes que escapó en busca de seguridad.
Videos en redes sociales muestran fábricas saqueadas, prisiones vaciadas y una ciudad sumida en el caos, aunque con electricidad y comunicaciones aún operativas.
Según reportó Reuters, el almacén del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Bukavu, que contenía 6.800 toneladas métricas de alimentos, también fue saqueado.
Testigos citados por la agencia de noticias advierten que esa situación agravará aún más la crisis humanitaria, ya que las operaciones del PMA en la región estaban suspendidas desde hace semanas debido al deterioro de la seguridad.
Residentes de la ciudad también informaron de disparos realizados por saqueadores.
El medio local 'Actualité CD' reportó hasta el momento al menos dos muertos y una decena de heridos.
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Confusión sobre la presencia del M23 en Bukavu
El líder de la alianza rebelde que incluye al M23, Corneille Nangaa, afirmó en la noche del viernes 14 de febrero que sus hombres habían ingresado a Bukavu. Dos residentes en los suburbios del norte de la ciudad confirmaron esta versión a Reuters.
Sin embargo, una fuente del M23, dos oficiales del Ejército congoleño y varios habitantes aseguraron que los rebeldes aún no habían llegado al centro urbano.
Nangaa responsabilizó a las tropas congoleñas y a sus aliados, incluidas milicias locales y fuerzas del país vecino, Burundi, del caos en Bukavu.
"Llamamos a la población a mantener el control de su ciudad y no ceder al pánico", declaró Lawrence Kanyuka, portavoz de la alianza rebelde, en un comunicado este sábado 15 de febrero.
El viernes, los rebeldes también afirmaron haber tomado el aeropuerto de Kavumu, a las afueras de Bukavu, el segundo en importancia en la región.
La agencia AP no pudo confirmar quién tiene el control del aeropuerto, una infraestructura estratégica utilizada por las fuerzas congoleñas para abastecer a sus tropas y facilitar la llegada de ayuda humanitaria. La Alianza rebelde afirmó este sábado que capturaron el aeropuerto para evitar ataques aéreos del Ejército congoleño contra civiles.
Hasta el momento, ni las autoridades congoleñas ni los líderes de la sociedad civil han emitido declaraciones oficiales sobre todos estos hechos. No obstante, el Ministerio de Comunicaciones de la RDC acusó al M23 de violar los acuerdos de alto el fuego y de atacar a sus tropas cuando estas intentaban evitar combates urbanos en Bukavu.
Un golpe devastador para Kinshasa y el papel ambiguo de Uganda
Si el M23 toma Bukavu, esto supondría la mayor expansión territorial del grupo desde que reanudó su insurgencia en 2021 y representaría un golpe devastador para Kinshasa. La República Deocrática del Congo perdería aún más control sobre la región oriental, una de las más ricas en minerales del mundo.
Las autoridades congoleñas y observadores internacionales han denunciado que los rebeldes han cometido abusos como violencia sexual, reclutamiento forzado y ejecuciones sumarias.
La actual violencia de la insurgencia ha dejado al menos 2.000 muertos y ha desplazado a cientos de miles de personas. Según la ONU y el Gobierno congoleño, al menos 350.000 desplazados internos se encuentran sin refugio.
La situación se agrava con la amenaza del general Muhoozi Kainerugaba, jefe del Ejército ugandés, quien advirtió en un mensaje en X que atacará la ciudad de Bunia, en el este de la RDC, si "todas las fuerzas allí no bajan las armas en 24 horas".
Este anuncio ha reavivado el temor a un conflicto regional similar a los de las décadas de 1990 y 2000, que dejaron millones de muertos.
El este de la República Democrática del Congo es un campo de batalla donde operan decenas de grupos armados, con más de un centenar de facciones según algunas estimaciones, cada una con intereses propios y respaldos externos.
Uganda juega un papel ambiguo en el conflicto. Desde 2021, ha apoyado al Ejército congoleño en su lucha contra militantes yihadistas en el este del país, incluso desplegando 1.000 soldados en la región en enero y febrero.
Sin embargo, expertos de la ONU han señalado que Uganda también presta apoyo al M23, enemigo declarado de Kinshasa.
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Llamados al diálogo, pero sin avances
El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió un diálogo urgente entre las partes en conflicto durante su discurso en la 38ª Cumbre de la Unión Africana (UA), este 15 de febrero en Adís Abeba.
El fin de semana pasado, líderes de los bloques regionales del sur y el este de África también instaron a negociaciones directas.
Sin embargo, el presidente de la RDC, Félix Tshisekedi, ha rechazado en repetidas ocasiones cualquier conversación con el M23.
Por su parte, Ruanda niega cualquier vínculo con el M23, pese a los informes de los expertos de la ONU que evidencian su respaldo al grupo.
El presidente ruandés, Paul Kagame, reiteró este sábado en la cumbre de la UA su posición en un mensaje en Facebook: "Ruanda no tiene nada que ver con los problemas del Congo".
Reuters, AP y medios locales