Viktor Orban, primer ministro y líder nacionalista de Hungría, abogó este miércoles 9 de octubre por el “cambio” en Europa en un discurso ante el Parlamento Europeo. Su intervención fue recibida con críticas en el hemiciclo, donde los legisladores arremetieron contra el retroceso democrático y las posiciones prorrusas de Orban.

Este miércoles, altos funcionarios de la Unión Europea (UE) se turnaron para arremeter contra el primer ministro húngaro, Viktor Orban, por el supuesto retroceso democrático y su postura favorable a Rusia en Ucrania, mientras el líder nacionalista pronunciaba un discurso ante el Parlamento del bloque.

El Gobierno de Orban, el aliado más cercano del presidente ruso, Vladimir Putin, en la Unión Europea, está en desacuerdo con sus socios en una serie de cuestiones, desde la congelación de la ayuda a Kiev hasta lo que el bloque considera un debilitamiento del Estado de derecho en el país.

En Estrasburgo, para presentar las “prioridades” de la presidencia húngara de la UE, Orban aseguró: “La Unión Europea necesita cambiar y hoy quiero convencerlos de ello”.

El primer ministro de extrema derecha calificó este periodo del bloque como "el más grave" de la historia de la UE, con la guerra de Ucrania a la vuelta de la esquina, la escalada de conflictos en Medio Oriente y una “crisis migratoria” que, según dijo, podría hacer que el sistema de fronteras abiertas Schengen “se desmorone”. 

Los legisladores europeos escucharon respetuosamente -con aplausos ocasionales de los miembros simpatizantes-, aunque una interpretación ruidosa del himno antifascista ‘Bella Ciao’ sonó cuando Orban terminó de hablar, lo que provocó una llamada al orden de la presidenta del Parlamento, Roberta Metsola, quien dijo: “esto no es Eurovisión, esto no es Eurovisión”.

Esa fue la señal para que los legisladores tomaran la palabra y uno a uno criticaran al líder húngaro con un mensaje resumido por el colíder de Los Verdes, Terry Reintke, quien dijo:

“Usted no es bienvenido aquí, esta es la casa de la democracia europea”.

La jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, intervino justo después de Orban para arremeter contra Budapest por haber paralizado el apoyo de la UE a Kiev y negarse a unirse a los esfuerzos occidentales de armar a Ucrania en su lucha contra Moscú

“Solo hay un camino para lograr una paz justa para Ucrania y para Europa: debemos seguir fortaleciendo la resistencia ucraniana con apoyo político, financiero y militar”, declaró Von der Leyen.

"Show de propaganda"

Cuando Hungría asumió la presidencia semestral rotatoria de la UE en julio, Orban se salió del guion: se embarcó en una no coordinada “misión de paz” sobre Ucrania en Kiev, Moscú y Beijing que desató la ira de Bruselas.

En un discurso contundente, Von der Leyen atacó el afán de Orban por lograr un pronto acuerdo de paz con Putin sobre la invasión de Ucrania, arremetiendo contra quienes “no culpan de esta guerra al invasor, sino al invadido, no a las ansias de poder de Putin, sino a la sed de libertad de Ucrania”.

Más adelante, el líder del conservador Partido Popular Europeo, Manfred Weber, se mostró sorprendido de que Orban no dedicara “ni una sola frase” a la difícil situación de Ucrania, y criticó su diplomacia desleal bajo la bandera de la UE.

“Su viaje nunca fue una misión de paz. Fue un gran show de propaganda para los autócratas”, acusó Weber.

En respuesta a los viajes no consensuados de Orban, Von der Leyen ordenó a altos funcionarios que faltaran a una serie de reuniones organizadas por la presidencia húngara -un boicot de facto- y su discurso ante el Parlamento de la UE se retrasó dos veces.

Críticas también a la postura sobre migración

La comisaria también criticó la postura de Orban en materia de migración, acusando a su Gobierno de “arrojar problemas sobre la valla de los vecinos” con la liberación anticipada de traficantes de personas condenados.

Von der Leyen también criticó el sistema húngaro de visados para ciudadanos rusos, calificándolo de “puerta trasera para la injerencia extranjera”. 

El líder de la oposición húngara, el eurodiputado Peter Magyar, fue otro de los oradores que se alinearon para desafiar a Orban, y los distintos grupos políticos organizaron protestas frente al hemiciclo.

“No habrá dinero para los corruptos”, se leía en una pancarta de los diputados de izquierdas, en referencia a los miles de millones de euros de fondos de la UE para Hungría, actualmente congelados por razones relacionadas con el cumplimiento de la ley.

Desde que volvió a dirigir su país en 2010, Orban ha restringido los derechos civiles en Hungría y ha reforzado su control del poder, chocando repetidamente con Bruselas por cuestiones relacionadas con el Estado de derecho.

Sin embargo, Orban ha señalado los avances electorales de la extrema derecha en Italia, Países Bajos y Austria -y la creciente influencia de un nuevo grupo liderado por húngaros en el Parlamento Europeo, Patriotas por Europa- como prueba de que el clima político en Europa está cambiando lenta pero inexorablemente a su favor.