Decenas de miles de israelíes salieron este 23 de marzo a las calles de la principal ciudad de Israel, Tel Aviv, para protestar contra la controversial reforma al poder judicial que la coalición de derecha y extrema derecha del primer ministro Benjamin Netanyahu pretende implementar. Esta reforma daría al Gobierno mayor influencia en la selección de los jueces y limitaría las prerrogativas del Tribunal Supremo. Netanyahu dijo que está determinado en avanzar con "responsabilidad" en las reformas.

La crisis política se agrava en Israel. En una nueva jornada de movilizaciones y enfrentamientos, decenas de miles de israelíes se manifestaron el jueves 23 de marzo contra la reforma judicial presentada por el Gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu. Este proyecto de modificación del sistema jurídico prevé limitar el poder de control del Tribunal Supremo y politizar el nombramiento de los jueces.

En esta nueva jornada de movilizaciones, la policía utilizó cañones de agua para dispersar a la multitud que había bloqueado la carretera de circunvalación en Tel Aviv, donde una decena de manifestantes fueron detenidos por "alteración del orden público". La ciudad fue el epicentro de las protestas de este jueves.

"Ayalon (la principal autopista urbana de Tel Aviv) nunca había estado bloqueada tanto tiempo, (los manifestantes) consiguieron cerrarla en ambas direcciones, varias veces, durante períodos mucho más largos que antes", detalló Nadav Golander, manifestante de 37 años.

"Si la votación sobre (la composición de la comisión encargada de) nombrar a los jueces se aprueba la semana que viene (en el Parlamento), será el comienzo de la dictadura", añadió.

Varios miles de personas se reunieron también en Jerusalén ante la residencia del primer ministro, según los medios israelíes, mientras que otras concentraciones más pequeñas tuvieron lugar en Haifa, en el norte del país, y en Beer Sheva, en el sur.

Un texto tildado de antidemocrático

La jornada de protestas había sido convocada bajo el nombre de "día de parálisis nacional" por los organizadores que se suceden cada semana desde la presentación por el ministro de Justicia, Yariv Levin, del proyecto de reforma.

El texto ya ha sido adoptado en primera lectura en el Parlamento mientras que la oposición, que crece cada semana, denuncia un cambio de régimen.

Noam Tal Goren, manifestante de 22 años, también se declaró preocupada por la democracia israelí.

"Las leyes que intentan imponer, los cambios en el sistema judicial, los cambios en las leyes básicas, esto es algo que no puedo aceptar, no en mi país, un país democrático", declaró a la AFP al margen de la protesta de Tel Aviv.

Netanyahu y sus aliados de derecha y de extrema derecha creen al contrario que la reforma es necesaria para restablecer el equilibrio de poder entre los cargos electos y el Tribunal Supremo, que consideran politizado. El primer ministro, que habló en la televisión israelí este jueves por la noche, anunció que su Gobierno no daría marcha atrás a pesar de la movilización.

"No podemos permitir que ninguna disputa ponga en peligro nuestro futuro colectivo", dijo Netanyahu. "Haré todo lo posible para calmar la situación y aportar cohesión". Comentarios que la oposición se apresuró a calificar de "mentiras".

Pero el rechazo a este proyecto de reforma no sólo se siente en Israel. Los socios del país en el extranjero también lanzan advertencias al primer ministro israelí. Cada vez que este viaja, debe ahora enfrentarse a las solicitudes de sus socios de la Unión Europea y Estados Unidos que intentan persuadirlo para que modifique los principales cambios propuestos.

Funcionarios del Ministerio israelí de Hacienda también han advertido que la calificación del país podría bajar en los mercados internacionales si las leyes se aprueban tal como están escritas.

El Parlamento protege a Netanyahu de una posible destitución

Pero parece que la coalición gobernante en Israel hace oídos sordos. En la madrugada de este jueves, la Knéset aprobó por 61 votos a favor y 47 en contra la primera disposición de su reforma. Aunque este texto no esté en el centro de las protestas, cristaliza aún más las tensiones políticas en el país porque hace casi imposible destituir al jefe del Gobierno, Netanyahu, juzgado por corrupción y abuso de confianza.

A partir de ahora, el primer ministro sólo podrá ser desalojado del poder por decisión propia o de tres cuartas partes de los ministros. En caso de desacuerdo, el Parlamento deberá decidir por amplia mayoría.

El texto ha indignado a la oposición. Su líder, el ex primer ministro Yair Lapid, denunció la ley como "obscena y corrupta". Por su parte, Avigdor Lieberman, antiguo aliado de Netanyahu, prometió impugnar el texto ante el Tribunal Supremo.

En febrero, la oficina de la fiscal general Gali Baharav-Miara, que se ha convertido en una figura destacada de la oposición a la reforma judicial, ya había advertido contra la propuesta de ley aprobada este jueves.

"Creemos que la combinación de los elementos de este texto podría llevar a situaciones absurdas, en las que un primer ministro seguiría ejerciendo esta función, aunque no esté en condiciones de hacerlo", añadió por su parte el fiscal general adjunto Gil Limón.

Con AFP y Reuters