Miles de personas se movilizaron el sábado en Buenos Aires y en diversas ciudades de Argentina para condenar las declaraciones de Javier Milei en el Foro de Davos, donde vinculó la homosexualidad con la pedofilia y arremetió contra la agenda ‘woke’ y los movimientos feministas. La marcha también representó un rechazo al proyecto presidencial que busca eliminar la figura del feminicidio del Código Penal y derogar leyes de paridad de género. ¿Qué riesgos implica la radicalización de su discurso y la implementación de su polémico proyecto?
“No podemos ceder ante los discursos de odio y fascismo. Lo de Milei en Davos fue un límite. Acá estamos para defender la democracia, los derechos y la justicia social. No vamos a retroceder”, dice Carla, de 21 años. Junto a su padre, fue una de las miles de personas que participaron en la Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista LGBTIQ+ el sábado, primero de febrero, en el centro de la Ciudad de Buenos Aires.
Como ocurrió en dos ocasiones el año pasado durante las marchas universitarias en defensa de la educación pública, una multitud colmó las calles porteñas para expresar de manera rotunda su rechazo a los discursos y políticas del presidente argentino, Javier Milei. "Al closet nunca más" fue el lema más repetido.
Esta vez, el detonante fue su controvertido discurso en el Foro Económico de Davos, donde el mandatario ultraderechista afirmó que la ideología de género constituye "lisa y llanamente abuso infantil" y asoció a las personas homosexuales con la pedofilia.
También arremetió contra la ideología ‘woke’, a la que calificó como “la gran epidemia de nuestra época que debe ser curada” y un “cáncer que hay que extirpar”.
Sus polémicas declaraciones generaron el rechazo de un amplio sector de la sociedad argentina, especialmente las personas LGBTIQ+, que se sintieron agredidas y atacadas en su dignidad.
"Las palabras de Milei buscan estigmatizar a toda una comunidad. Al asociarnos con el abuso infantil, nos reduce a un estereotipo que nos deshumaniza. Es un ataque directo a nuestra identidad y nuestros derechos como personas", dice Javier, un hombre homosexual que participó en la marcha acompañado de su pareja.
Decenas de miles de personas salieron a la manifestación, que comenzó en el Congreso y finalizó en la Plaza de Mayo. La movilización también se replicó en distintas provincias y en varias ciudades del mundo como París, Madrid, Berlín, Roma, Barcelona, Londres, Lisboa y Ámsterdam.
Desde el Gobierno, insisten en que se trató de una marcha partidaria y apuntan contra los representantes de la oposición que participaron en ella, entre ellos el gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, y el diputado Máximo Kirchner, hijo de Cristina Fernández y Néstor Kirchner. Además, aseguran que las declaraciones de Milei en Davos fueron malinterpretadas y niegan que haya vinculado a las personas homosexuales con el abuso infantil.
Sin embargo, crece el temor de que los dichos del presidente tengan repercusiones en las calles, especialmente tras el reciente intento de lesbicidio contra una pareja de mujeres en la localidad de Cañuelas, un hecho que distintos sectores vinculan con el discurso pronunciado en Davos.
El guiño de Milei a Trump y la radicalización de su discurso
Lo novedoso del discurso de Milei en Davos fue la utilización del término ‘woke’, algo que no solía hacer antes, ya que generalmente se refería a los sectores más progresistas de manera despectiva como “zurdos”.
’Woke' o "despierto" en inglés es un término de los Estados Unidos que inicialmente se usaba para referirse a quienes se enfrentan al racismo y ahora abarca la desigualdad social, los movimientos políticos progresistas o de izquierda y la política identitaria de las personas LGBTIQ+.
Según algunos expertos, esta elección refleja la búsqueda del argentino por alinearse con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y exhibir su apoyo a la misma retórica, utilizando el término para atacar a grupos de izquierda y movimientos sociales.
"Claramente, es un ejemplo desde lo comunicacional de que este discurso iba dirigido a Trump. Que Milei utilizara esa palabra, que fue tan simbólica durante la campaña presidencial en Estados Unidos, es un guiño claro al republicano", sostiene Agustina Kupsch, antropóloga y especialista en género, en diálogo con France 24.
En la misma línea, Luci Cavallero, socióloga feminista e integrante del colectivo ‘Ni Una Menos’, asegura que hay una fuerte "radicalización" de Milei desde el regreso de Trump a la Casa Blanca.
“Notamos un cambio a partir de su triunfo electoral, por lo que se aceleraron las políticas antifeministas y anti-LGBTIQ+. El discurso de Davos viene a condensar ese proceso, él se radicaliza y se presenta como el más fiel seguidor de este discurso reaccionario, antifeminista, de la derecha global”, señala a France 24.
Polémico proyecto para eliminar el feminicidio del Código Penal
La marcha, sin embargo, no fue únicamente en respuesta al fuerte discurso de Milei en Davos, sino también contra su iniciativa para eliminar la figura del feminicidio del Código Penal y otras leyes de paridad de género.
Un día después de la presentación del presidente en el foro suizo, el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, anunció que el Gobierno enviará un proyecto de ley al Congreso para eliminar dicha figura, en un contexto en el que, en 2024, se registraron 252 víctimas de feminicidio en Argentina, es decir, una cada 30 horas.
Se espera que el proyecto "Igualdad ante la ley” sea presentado por Milei en la apertura del período de sesiones ordinarias del Congreso, el primero de marzo.
La iniciativa, aún en proceso de redacción, propondría también derogar distintas normativas, entre ellas la Ley de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política, que establece que el 50% de los legisladores sean mujeres, y la Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal, que garantiza un cupo laboral para personas travestis, transexuales y transgénero. También se eliminarían la Ley de Identidad de Género, que reconoce el derecho a la identidad autopercibida; algunos puntos de la Ley Micaela, que contempla la capacitación obligatoria en género y diversidad para funcionarios públicos, y el DNI no binario.
¿Qué riesgos supone?
Dentro de este paquete de leyes y normativas, que el Gobierno considera “discriminación positiva sobre minorías”, uno de los puntos que más rechazo ha generado es la propuesta para eliminar la figura del feminicidio del Código Penal.
En diálogo con France 24, la abogada feminista Melisa García, fundadora de la Asociación de Abogadas Feministas, advirtió que la medida tendría varias consecuencias graves, entre ellas una “enorme desprotección” para las mujeres.
Uno de los riesgos fundamentales que destaca es que, si se elimina esta figura, una persona imputada por feminicidio y con sentencia firme podría solicitar una revisión de su condena apelando a la existencia de una ley penal más benigna. Esto podría permitirle reducir su pena o incluso quedar en libertad antes de tiempo. Más allá del debate sobre el punitivismo y la privación de la libertad, García subraya que "el mensaje simbólico que deja esta medida es muy preocupante, además del impacto jurídico que conlleva".
La abogada también aclara que, si bien el Código Penal ya prevé el agravante de homicidio agravado por el vínculo, la eliminación de la figura del feminicidio tendría una consecuencia más grave: la discriminación y la desigualdad que generaría para las mujeres en riesgo de ser víctimas de feminicidio. Esto afectaría especialmente a aquellas que se encuentran en relaciones de pareja informales o convivenciales, que quedarían desprotegidas por esa figura.
"Si el vínculo no está consolidado en términos del matrimonio, debido a que cada vez menos personas se casan, se generará una desigualdad frente a una mujer que sí esté casada”, precisa.
García advierte que esta medida generaría aún más vulnerabilidad, considerando que la mayoría de los feminicidios ocurren en relaciones de pareja, muchas de las cuales son convivencias o vínculos que no pasan por el registro formal de un casamiento.
"La implicancia es que esto no solo genera más desigualdad y desprotección, sino que además vacía todas las protecciones que se fueron construyendo a lo largo de los años para combatir la violencia de género", concluye.
“No podemos volver a creer que el feminicidio es un delito pasional”
Por su parte, la periodista Florencia Galarza, especializada en género, critica la postura del ministro de Justicia, quien sostiene que la figura del feminicidio otorga privilegios a las mujeres y enfrenta a la sociedad. Según la experta, el feminismo no busca que las vidas de las mujeres valgan más, sino visibilizar cómo, especialmente cuando denuncian violencia de género, sus vidas a menudo son tratadas como menos valiosas por la justicia.
En este sentido, coincide con la abogada García al señalar que la eliminación del feminicidio representaría un retroceso en la protección legal. Afirma que se perderían dispositivos claves como medidas preventivas, cautelares, botones antipánico y otros mecanismos, que protegen a las mujeres en situaciones de violencia. La reducción del feminicidio a un homicidio agravado por vínculo, según Galarza, desactivaría este sistema integral de protección.
Otro riesgo que menciona es el desincentivo a la denuncia. La periodista subraya que durante años se ha trabajado para generar conciencia sobre la importancia de denunciar, con el objetivo de que las mujeres puedan salir del círculo de violencia de género. La eliminación de esta figura jurídica podría disminuir el impulso para realizar denuncias.
Finalmente, enfatiza la dificultad de medir y comprender la violencia de género, especialmente el feminicidio, lo que dificulta la implementación de políticas públicas efectivas.
"Si no se puede ponerle nombre a un tipo de violencia, no se puede combatir. Es muy sencillo. Hoy en Argentina, muere una mujer cada 29 horas a manos de su pareja o ex pareja. Y el principal núcleo de peligro para las mujeres es su propio hogar. Por eso, es fundamental entender muy bien las particularidades de este tipo de violencia y la dificultad que existe para medirla. No podemos volver a creer que el feminicidio es un delito pasional, como se decía antes, cuando se pensaba que el agresor simplemente perdió los estribos por alguna situación y, en un brote de locura, termina golpeando a la mujer", explica a France 24.
La lucha por la igualdad y la defensa de los derechos humanos sigue siendo un desafío constante frente a discursos y políticas que parecen buscar retroceder en los avances logrados con tanto esfuerzo. En este sentido, las marchas, los reclamos y las voces que se alzan contra las propuestas de Milei son un recordatorio claro de que la democracia, la inclusión y la justicia social no se negocian.