En su tradicional discurso de Nochevieja este martes 31 de diciembre, el presidente francés, Emmanuel Macron, admitió que su decisión de junio de convocar elecciones anticipadas "trajo más división a la Asamblea Nacional en lugar de soluciones para el pueblo francés", lo que implica el reconocimiento de que su medida extrema condujo a meses de estancamiento político. 

El presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó este martes 31 de diciembre que reconoce que su decisión de convocar elecciones  legislativas anticipadas en junio pasado creó más inestabilidad política en el país.

"La lucidez y la humildad obligan a reconocer que, en estos momentos, esa decisión ha producido más inestabilidad que serenidad y asumo mi responsabilidad", afirmó Macron en su mensaje de Año Nuevo a los franceses.

"La disolución provocó más divisiones en la Asamblea que soluciones para el pueblo francés", dijo Macron en un discurso televisado antes de las celebraciones de Año Nuevo.

En medio de un contexto político frágil, siete meses después de la disolución de la Asamblea Nacional, Macron emitió un mensaje grabado a los ciudadanos franceses en el que les pidió tomar parte en los papeles determinantes en 2025 para avanzar.

"Cada uno de ustedes y de nosotros es necesario para construir una nación más bella, para 2025 deseo que permanezcamos unidos y fraternos", subrayó el líder del Elíseo.

"Hemos resistido a las peores crisis, hemos bajado el desempleo, reindustrializamos y atrajimos inversiones del mundo entero", agregó el mandatario en un repaso de lo que considera logros de su Administración, pese a un año convulso en la política francesa después de que decidiera disolver el Legislativo y convocar a elecciones anticipadas a mitad de año.

Desde entonces, Francia se encuentra bajo un Parlamento sin mayoría absoluta, lo que ha dificultado poner en marcha los planes gubernamentales. Una situación que llevó, incluso, a la moción de censura contra el hasta hace poco primer ministro, Michel Barnier.

“Antes era un presidente el que gobernaba”, dando impulso a las políticas públicas que ocuparon una parte importante de este discurso de Año Nuevo, explica un asesor. Este año desempeñará “más un papel de garante”.

"Este año también probamos la capacidad para mantenernos en sectores de futuro, como el nuevo reactor nuclear, ahí es donde se construye nuestra fortaleza y debemos seguir siendo fuertes y creíbles en medio de una Europa que debe acelerar", agregó el presidente.

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Un presidente “arrinconado”

A pesar de la llegada el 13 de diciembre de su histórico aliado François Bayrou a Matignon, el Gobierno atraviesa por la última sacudida de un año político marcado por crisis. Emmanuel Macron pretende mantener una postura retraída de "presidente que lidera", dejando maniobrar al gobierno. Como ha sido el caso desde que su bancada perdió las elecciones legislativas anticipadas del pasado verano tras la disolución de la Asamblea Nacional.

"La sombra de la disolución pesará sobre estos deseos", porque el presidente "está realmente acorralado" y debe intentar "recuperar el impulso" a su segundo mandato de cinco años, señaló previo al discurso Philippe Moreau Chevrolet, profesor de comunicación en Ciencias. Correos.

Si ya esbozó un tímido mea culpa a principios de diciembre, tal vez intente abrir nuevas perspectivas, para mantener alejados a algunos de sus oponentes que consideran inevitable su dimisión antes de que finalice su mandato, en 2027. 

Esta es la primera vez que el jefe de Estado se dirige a los franceses desde que nombró primer ministro al centrista.

Un equipo que se basa en el mismo equipo frágil y minoritario en el Parlamento entre la macronie y el partido Les Républicains que había apoyado al anterior primer ministro de derechas, Michel Barnier, finalmente censurado tres meses después de su nombramiento. Por tanto, el gobierno de Bayrou corre el mismo riesgo de ser derrocado por diputados de izquierda y de extrema derecha.

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¿Un país ingobernable?

Hace un año, durante su saludo, el Presidente de la República anunció un año de "orgullo francés", con el 80º aniversario del desembarco aliado en Normandía, los Juegos Olímpicos de París y la reapertura de Notre Dame cinco años después del incendio. Tantas apuestas exitosas.

Pero también habló de un año de “rearme de la Nación” para afrontar los desafíos venideros. Y ahí, 2024 no cumplió sus promesas.

Las crisis y las decepciones se sucedieron: rebelión campesina sin precedentes que le valió una tormentosa aparición en el Salón Agrícola, revueltas en Nueva Caledonia en un contexto de impasse institucional que su visita expresa al archipiélago no logró resolver, cese de la reindustrialización del país y un juicio por mala gestión de las finanzas públicas. Y el año termina con desolación y rabia en Mayotte, devastada por el ciclón Chido.

A nivel internacional, la guerra continúa en Ucrania y Gaza, aunque Emmanuel Macron ha logrado algunos éxitos diplomáticos, al contribuir a un alto el fuego en el Líbano entre Israel y el movimiento chiita Hezbollah, o al reunir a su homólogo ucraniano, Volodymyr Zelensky, con el presidente- electo de Estados Unidos, Donald Trump.

En el plano político, el intento de reactivación con el nombramiento del joven Gabriel Attal en Matignon en enero no dio frutos, y el campo macronista sufrió una dura derrota en las elecciones europeas de junio, muy por detrás de la Agrupación Nacional.

En el proceso, Emmanuel Macron decidió disolverse, para sorpresa de todos, abriendo la crisis política más grave de la Quinta República. Sin una mayoría en la Asamblea, dividido en tres bloques que no se llevan bien, el país parece ingobernable y entra en 2025 sin un presupuesto votado, a pesar de déficits importantes.

Al regresar de unos días de descanso en Fort Brégançon, en el Mediterráneo, el presidente volverá a abordar estas "dificultades geopolíticas o políticas internas", según su entorno. Pero debería centrarse en los "grandes problemas", sin dictar soluciones como lo ha hecho en el pasado.

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Con AFP

Artículo adaptado de su versión original en francés