El presidente francés Emmanuel Macron llegó este jueves 23 de mayo por la mañana (hora local) a Nueva Caledonia, donde debe reunirse con los funcionarios electos y los actores económicos. También debe instalar una misión compuesta por tres altos funcionarios, que permanecerán en el lugar "todo el tiempo que sea necesario" para "lograr un acuerdo político global".

"Simplemente quería decirles (…) mi voluntad aquí, con los ministros y todo el Gobierno, de estar al lado de la población y para que, lo más pronto posible, haya un retorno a la paz, la calma, la seguridad. Es la prioridad de las prioridades", declaró el jefe de Estado al bajar del avión en el aeropuerto de Numea, la capital.

Desde el comienzo de los disturbios en el archipiélago francés del Pacífico, seis personas han sido asesinadas, entre ellas dos gendarmes móviles.

Macron llegó alrededor de las 8:20 de la mañana (hora local) el jueves junto con los ministros Gérald Darmanin (Interior), Sébastien Lecornu (Armadas) y Marie Guévenoux (Territorios de Ultramar). El presidente aseguró no tener un "límite" de tiempo en el lugar. Y prometió que "al final de este día, se tomarán decisiones y se harán anuncios".

El presidente observó que "muchas poblaciones sufren hoy una situación de gran crisis" y mencionó las dificultades de acceso a la atención médica, pero también "abastecimiento". Su llegada se da diez días después de una escalada de violencia sin precedentes en el archipiélago en casi 40 años, que deja aún barrios enteros de difícil acceso.

Durante esta visita, Macron tenía previsto reunirse, alrededor de las 10 de la mañana (hora local), con las fuerzas políticas y económicas de territorio, para abordar "las cuestiones de reconstrucción económica, apoyo, respuesta rápida y luego las cuestiones políticas más delicadas para hablar del futuro de Nueva Caledonia".

Misión de diálogo

Macron también debe instalar una misión compuesta por tres altos funcionarios, que "tendrá como objetivo hacer surgir un diálogo político local con el fin de alcanzar un acuerdo político global", precisó el miércoles el primer ministro francés, Gabriel Attal.

Se trata, en particular, de desactivar lo que fue el detonante de los disturbios, a saber, el voto en la Asamblea del descongelamiento del cuerpo electoral del archipiélago. Una reforma constitucional criticada por los independentistas y que aún debe ser votada por los diputados y senadores reunidos en Congreso antes de fin de junio, a menos que un acuerdo sobre un texto global entre independentistas y leales se logre antes de esa fecha.

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Un desafío, ya que el diálogo entre las partes interesadas está en punto muerto, lo que ha llevado a gran parte de la clase política, incluso dentro de la mayoría macronista, a pedir un aplazamiento de la convocatoria del Congreso.

En esta perspectiva, Macron, que busca con este desplazamiento improvisado un verdadero golpe de efecto, ha dicho venir con "determinación", pero con "también mucho respeto, humildad". Porque el riesgo es grande de que los independentistas kanak boicoteen la visita, como lo hicieron durante el último desplazamiento presidencial en julio de 2023.

En el terreno, donde aún prevalece el estado de emergencia (toque de queda nocturno, prohibición de reuniones, transporte de armas, venta de alcohol y la aplicación TikTok), "la noche ha sido tranquila", indicó el jueves por la mañana el alto comisionado Louis Le Franc a la AFP.

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Sin "daños adicionales"

"Las reacciones de la clase política" a la visita del presidente "son más bien positivas en ambos campos. No ha habido daños adicionales, pero hay muchas cosas destruidas", añadió.

Desde que estalló la violencia el lunes pasado, unos 86 policías y gendarmes han resultado heridos, según la ministra de las Colectividades Territoriales, Dominique Faure, quien mencionó el miércoles ante los diputados el número de "320 detenciones" desde el inicio de la crisis. "Varias decenas de líderes violentos han sido controlados gracias a las asignaciones a residencia", precisó.

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Un signo de la dificultad para retomar el control de la situación de seguridad es que el aeropuerto internacional del archipiélago permanecerá cerrado a los vuelos comerciales hasta el sábado por la mañana. Asimismo, los sitios mineros explotados por Eramet, uno de los tres grandes operadores de níquel en el archipiélago, están paralizados.

Y para agregar a la inestabilidad, el archipiélago también ha sido objetivo de un ciberataque "de una fuerza sin precedentes" destinado a "saturar la red caledoniana", anunció Christopher Gygès, miembro del gobierno colegiado caledoniano. El ataque, consistente en el envío simultáneo de "millones de correos electrónicos", fue detenido "antes de que hubiera daños importantes", aseguró.

El territorio del Pacífico Sur es estratégico para Francia, que quiere reforzar su influencia en Asia-Pacífico y debido a sus ricas reservas de níquel, mineral indispensable para la fabricación de vehículos eléctricos.

(AFP) 

Este artículo fue adaptado de su versión en francés.