Las elecciones municipales en Brasil, vistas como una medición de fuerzas del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro y el actual mandatario, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, finiquitaron con altibajos para ambos, aunque los analistas apuntan a una consolidación de las opciones más conservadoras.
La segunda vuelta de las elecciones municipales, que el 27 de octubre se disputaron en 52 ciudades de Brasil, no reveló grandes sorpresas. En São Paulo ganó el actual alcalde Ricardo Nunes, respaldado por el expresidente Jair Bolsonaro, con el 59,35% de los votos válidos. Su rival Guilherme Boulos consiguió el 40,65%, lo que ha sido interpretado como un revés para la izquierda y para el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que lo apoyó públicamente.
A pesar de esta victoria, Bolsonaro perdió en ocho de los 11 municipios en los que hizo campaña en la recta final de la segunda vuelta. Llama especialmente la atención el caso de Goiânia, la capital de Goiás, uno de los reductos del agronegocio, que tradicionalmente votaba por la derecha. Su candidato, Fred Rodrigues, del Partido Liberal (PL), obtuvo el 45% y perdió frente a Sandro Mabel (União Brasil), respaldado por el gobernador Ronaldo Caiado.
Esta derrota ha sido considerada un importante revés para Bolsonaro, que escogió esta ciudad para seguir el escrutinio en la casa del senador Wilder Moraes (PL).
Tras conocer los resultados, el exmandatario regresó a Brasilia sin hacer declaraciones.
"Bolsonaro sigue siendo un político muy influyente en todo Brasil. En el caso de Goiânia, el partido le pidió que viajase el domingo a esta ciudad para ayudar a un candidato en dificultad", explicó Valdemar Costa Neto, presidente del PL.
Otra capital donde Bolsonaro salió derrotado es Manaos, en el estado de Amazonas. Su candidato, el capitán Alberto Neto (PL) perdió frente al actual alcalde, Davi Almeida (Avante).
En Belo Horizonte, capital del estado de Mina Gerais, la presencia de Bolsonaro en la campaña de Bruno Engler (PL) en los últimos días, tampoco fue suficiente para vencer a Fuad Noman (PSD). Engler es uno de los principales nombres del Partido Liberal y es conocido por su alineación con el bolsonarismo.
Otro ejemplo a resaltar es Santos, una importante ciudad portuaria del litoral de São Paulo. Allí Rogério Santos (Republicanos), el alcalde apoyado por el gobernador Tarcísio de Freitas, logró la reelección con el 53,37% de los votos frente a la candidata respaldada por Bolsonaro, Rosana Valle (PL). Sin embargo, la verdadera ganadora fue la abstención, que consiguió más sufragios que el propio alcalde de Santos.
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A diferencia que Bolsonaro, que se lanzó de cabeza en la campaña electoral de Santos, De Freitas prefirió mantenerse en un segundo plano: esto cuando gran parte de la derecha ve a De Freitas como el sucesor de Bolsonaro, quien fue inhabilitado políticamente por el Tribunal Superior Electoral hasta 2030.
“Estas elecciones han demostrado que la derecha es mayor que el propio Bolsonaro”, resume la periodista y analista política Andréia Sadi.
Aun así, el Partido Liberal eligió cuatro alcaldes en grandes capitales y logró aumentar en un 50% el número de ayuntamientos conquistados. Además, obtuvo el mejor resultado desde el surgimiento del partido y triplicó su tamaño, tras ser elegido en ciudades que suman una población total de 27 millones de habitantes.
Analistas políticos destacan que este crecimiento se produce después de que Bolsonaro entrara en este partido en 2021. Es verdad que en octubre de 2022 fue derrotado por Lula en las elecciones presidenciales, pero aquel mismo año el PL eligió el mayor número de candidatos en la Cámara de Diputados. Gracias a este resultado, este partido obtuvo la mayor parte del Fondo Electoral para financiar las elecciones de este año.
En el otro lado del espectro político, el Partido de los Trabajadores (PT), del presidente Lula, solo ganó la alcaldía de una capital, Fortaleza, en el estado de Ceará. Evandro Leitão fue elegido alcalde con el 50,38% de los votos válidos, frente a André Fernandes (PL).
Ha sido la elección más reñida de esta segunda vuelta, con una diferencia de tan solo el 0,76%. A pesar de este resultado poco llamativo, hubo una mejora en el desempeño del PT, que no ganaba en una capital desde 2016.
Desconexión con la izquierda, la ventaja de la derecha
En total, el PT conquistó 252 alcaldías y salió de las urnas con más alcaldes que en 2020, cuando llegó a controlar 183 cámaras municipales. La mejora, sin embargo, sigue siendo moderada y queda bastante lejos del nivel alcanzado en 2012, cuando ganó en 625 ciudades, la mayor cantidad de su historia.
En vísperas de la segunda vuelta, el exministro José Dirceu, una figura histórica del Partido de los Trabajadores, afirmó que hay consenso dentro de su formación sobre la necesidad de una renovación.
"Es hora de hacer una relectura, porque el PT evidentemente perdió territorios frente a fuerzas políticas de derecha. La derecha se ha estructurado", dijo Dirceu. "Una cosa es el odio y la violencia que Bolsonaro introdujo en la política brasileña. Otra cosa son las opiniones sobre la familia, la sociedad, la vida, el trabajo, el mundo, la religión. Esto no es polarización, esto es politización", añadió.
En general, esta segunda vuelta mostró cierta desconexión de la izquierda con el electorado de las clases más bajas, como resultado del alejamiento de las periferias. Según analistas, la ausencia de un proyecto político con temáticas modernas contribuyó a la desilusión de los votantes de izquierda, que no solo dejaron de creer en los partidos con los que en el pasado se identificaban, sino que también comenzaron a buscar representación en formaciones políticas del centro y de la derecha.
"Cuando miramos a la izquierda, hay varios mensajes. Algunos son para el Gobierno de Lula, que no escucha a la sociedad, según los dirigentes del PT. Hay mensajes para la izquierda y para el propio partido, que necesita ser renovado. No es suficiente renovar la dirección, también encontrar un mensaje. Y volvemos la mirada hacia el trabajador por cuenta propia, que fue descubierto solo al final de las campañas a la alcaldía", señala Andréia Sadi.
Para el sociólogo Jessé Souza, autor del libro ‘El pobre de derecha: la venganza de los bastardos’, es imprescindible repensar la defensa de las causas ‘identitarias’, tradicionalmente defendidas por la izquierda porque causan profundas divisiones.
"La extrema derecha se aprovecha de esto", afirma Souza. "El PT se ha quedado congelado en la agenda de los años 1990. Es necesaria una modernización. No es posible seguir con el mismo discurso durante años", resalta Deysi Cioccari, politóloga de la Pontifícia Universidade Católica de São Paulo.
Maquinaria política aceitada
Estas elecciones también han demostrado la fuerza de los gobernadores, principalmente gracias a la maquinaria pública y a las alianzas creadas a partir de ella. Nombres como Ronaldo Caiado (Goiás), Ratinho Junior (Paraná), Tarcísio de Freitas (São Paulo) y Helder Barbalho (Pará) salieron victoriosos al lograr elegir a sus candidatos en las capitales de los Estados que administran. Como ya aconteció en la primera vuelta, la polarización, que dominó la contienda electoral en 2022, parece haber disminuido aún más en la segunda vuelta.
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“La polarización se da cuando hay dos fuerzas en combate. Lo que ha habido es la hegemonía de la derecha. En 2012, en su apogeo, la izquierda comenzó a gestionar ayuntamientos con el 42% de la población brasileña, pero ahora esta cifra no llega ni al 20%. La izquierda se está reduciendo y la derecha está absorbiendo todo el centro", analiza Helcimara Telles, profesora de la Universidad Federal de Minas Gerais.
También se ha consolidado la influencia de Gilberto Kassab, líder del Partido Social Democrático (PSD), que obtuvo el mayor número de alcaldías del país, y del llamado Centrão, el grupo de partido de derecha y el centro-derecha que controlan el Congreso nacional. Para varios analistas, el fortalecimiento del centro y centro derecha en estas elecciones municipales puede representar desafíos importantes para el proyecto de reelección del PT en 2026.
Finalmente, hay que destacar lo ocurrido en Porto Alegre, que este año sufrió las mayores inundaciones de su historia. A pesar de esto, el actual alcalde Sebastião Melo ha sido reelegido con el 61,53% de los sufragios. En la primera vuelta, la ciudad registró la mayor abstención del país: uno de cada tres electores prefirió no presentarse a las urnas. Curiosamente, Melo fue acusado de negacionismo y de ser incapaz de enfrentar el peor desastre ambiental en la capital del Estado de Rio Grande do Sul por causa de su inoperancia. No obstante, consiguió imponerse con holgura a su rival, Maria do Rosário (PT).
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En definitiva, las elecciones municipales de este año marcaron una consolidación de opciones más conservadoras. “El electorado giró claramente hacia la derecha, aunque en la mayoría de los casos no querían que una derecha radical se ocupase de los asuntos cotidianos de su ciudad”, señala Para Creomar De Souza, fundador de la consultora Dharma Politics.