La jornada electoral resultó este domingo 9 de junio en una recomposición del órgano legislativo de la Unión Europea, que se inclina a la derecha, pero sin terminar de radicalizarse al ultraconservadurismo como algunas encuestas previas vaticinaban. El centroderechista PPE se reafirmó como la primera fuerza política en la Eurocámara, buscando repetir la coalición que dio estabilidad en el ciclo pasado con liberales y socialistas, aunque tras los pobres resultados de ambos, quizá le sea necesario incluir a los verdes si quiere cercar a la creciente extrema derecha.

Las elecciones al Parlamento Europeo, el segundo ejercicio electoral más grande del planeta, solo por detrás de la India, confirmó el paulatino ascenso de la extrema derecha europea y el estancamiento de la izquierda continental.

Los ciudadanos de los 27 miembros del bloque repartieron los 720 escaños dentro del Parlamento Europeo, con un saldo favorable a la derecha, aunque sin llegar a caer completamente en el seductor discurso populista del ala más radical.

Según los aún resultados preliminares, el centroderechista Partido Popular Europeo (PPE) fue el gran ganador, configurando su bancada con 184 escaños, 8 más de los que lograron en 2019, y consagrándose de nueva cuenta como la primera fuerza política de donde posiblemente surgirá la presidencia de la Comisión Europea, con la actual titular y aspirante a la reelección, Ursula von der Leyen, con todas las cartas a su favor.

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En segundo lugar, figura la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D), que imitó el rendimiento que tuvo en los comicios de 2019, obteniendo los mismos 139 lugares en la Eurocámara con los que salen del actual ciclo.

Más a la izquierda, los verdes reunieron 52 curules, mientras que la izquierda radical redujo su representación en un escaño, sumando 36 eurodiputados en el hemiciclo.

La participación ciudadana en el ejercicio electoral transnacional europeo de este año rozó el 51%, cifras pobres dentro de un continente caracterizado por las altas tasas de participación en jornadas democráticas, pero muy similares a las registradas en los comicios del 2019.

El fracaso liberal deja sobre las cuerdas a los Gobiernos de Francia y Bélgica

El gran perdedor sin lugar a dudas fue el flanco liberal. Encabezado por el presidente francés, Emmanuel Macron, la coalición europea Renovar Europa llegó en 2019 como un ente disruptivo en el Parlamento Europeo, prometiendo reconducir al bloque de una manera más solidaria y efectiva, postulándose también como una alternativa más moderada a la derecha tradicional del PPE.

En ese tiempo, Renovar Europa consiguió la confianza de un amplio sector de los votantes europeos que aún confiaban en el proyecto integracionista, logrando adjudicarse 102 asientos dentro del hemiciclo europeo y consagrándose como la tercera fuerza política más importante en el continente. Cinco años después, el panorama no es alentador para los liberales.

Las medidas consideradas impopulares en Francia, Bélgica y Países Bajos, tres de los bastiones liberales más importantes del continente, provocaron una caída electoral abismal para la coalición Renovar Europa, que solo pudo conseguir 80 lugares dentro del Parlamento Europeo. Números que, aunque le aseguran continuar como la tercera representación más importante dentro del Legislativo, causaron una sacudida nacional en los pilares del movimiento.

Tras conocerse los resultados preliminares, Emmanuel Macron reconoció la derrota de su coalición, que dentro de Francia sucumbió ante el partido de ultraderecha Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, que obtuvo la victoria con el 32,4% de los votos, doblando la preferencia popular de Renacimiento, el partido oficialista.

Además, el presidente francés hizo un sorpresivo anuncio: el Gobierno disolverá la Asamblea Nacional y habrá elecciones legislativas en Francia el próximo 30 de junio, con su segunda vuelta programada para el 7 de julio.

“El aumento de los nacionalistas y los demagogos es un peligro para nuestra nación, y para Europa (…) No podemos pretender que no pasó nada”, expresó el presidente francés.

Macron anunció la disolución de la cámara baja, en un movimiento visto como arriesgado para intentar reunir mayor legitimidad gubernamental e intentar pactar con coaliciones hostiles a la extrema derecha de Le Pen.

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A unos kilómetros de París, en Bruselas, el primer ministro liberal belga, Alexander de Croo, anunció su dimisión tras los estrepitosos resultados de su partido en la triple jornada electoral en Bélgica, que elegía representantes locales, federales y europeos.

"Este no es el resultado que esperaba y no eludiré mis responsabilidades. A partir de mañana dimitiré como primer ministro", sentenció De Croo, liberal flamenco parte del partido Open VLD, que sucumbió ante la derecha tradicional de N-VA en Europa.

El ascenso de la extrema derecha es real, aunque menor de lo pronosticado

La formación que se presagiaba como la gran ganadora: la extrema derecha europea, sacó resultados positivos de la jornada electoral, aunque no generó un terremoto apabullante dentro del bloque continental como estaba presupuestado.

Las dos grandes familias de ultras en Europa, el Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (CRE) y el Grupo Identidad y Democracia (ID), aumentaron su representación dentro del Parlamento Europeo, aunque moderadamente.

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El CRE, comandado por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y de la que es parte la extrema derecha española de Vox, logró añadir cuatro sillas a su bancada, quedando con 73 eurodiputados en el Parlamento, según datos preliminares compartidos por el propio órgano europeo. Mientras que ID, que incluye a la formación de la francesa Le Pen, tuvo un mayor impulso, aumentando su representación en nueve sillas, quedándose con 58 curules.

Aunque el triunfo nacional del partido de la italiana Giorgia Meloni, Hermanos de Italia, el RN, de la francesa Le Pen, y los buenos resultados de la también ultraderechista AfD en Alemania fueron fundamentales para comprender el saldo positivo de la extrema derecha, resultados en otras latitudes de la Unión Europea frenaron el meteórico ascenso de los ultras en la Eurocámara.

Guillermo Fernández, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III en Madrid, apuntó para France24 que en países como Polonia, Países Bajos y Portugal, el desempeño de la extrema derecha fue menor al presupuestado, afectando los planes de irrupción euroescéptica que se cocían dentro del seno ultra.

Además, el académico español resaltó la actitud moderada de Meloni como uno de los factores que podrían ser esenciales para comprender el futuro del Parlamento Europeo, resaltando su posible alianza con el centroderechista y proeuropeo PPE.

"El partido de Meloni ha logrado reemplazar el partido de (Silvio) Berlusconi en la derecha tradicional italiana", subrayó Fernández en entrevista con France24.

En Hungría, aunque el partido del polémico primer ministro derechista, Viktor Orban, ganó las elecciones europeas, lo hizo con los peores resultados desde que está en el poder, dando vida a los progresistas de Tisza, que lograron un respetable 31% de las papeletas húngaras a su favor.

En Finlandia y Suecia, donde la extrema derecha también participa en las coaliciones gobernantes, los ultras tuvieron resultados negativos, mientras que en Polonia, donde estaban presupuestados a ganar, la extrema derecha fue derrotada por la representación centrista del primer ministro, Donald Tusk.

"Hemos demostrado que nuestras opciones, nuestros esfuerzos, tienen una dimensión mucho más amplia que solo nuestras cuestiones nacionales … Hemos demostrado que somos un faro de esperanza para Europa,", mencionó Tusk durante su discurso de victoria.

El proyecto europeo resiste la amenaza euroescéptica

La maratónica jornada europea de cuatro días termina, pero la lucha política para materializar la gobernanza continental apenas inicia. La coalición gobernante en el Legislativo europeo, encabezada por el conservador PPE y construida con la izquierda moderada de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D), además de los liberales de Renovar Europa, queda de nueva cuenta con la mayoría dentro del Parlamento, sin embargo, van a tener que extenderse para conseguir implementar legislaciones sin mayores trabas.

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En su discurso de victoria, Ursula von der Leyen, del PPE, agradeció a los votantes europeos por su preferencia con la coalición conservadora, aunque advirtió del auge extremista que se vive en varias latitudes del bloque, prometiendo encabezar un "bastión" en contra de la radicalidad en ambos bandos del espectro ideológico. 

"No se puede formar una mayoría sin el PPE y juntos … Construiremos un bastión contra los extremos de la izquierda y de la derecha", expresó la actual presidenta de la Comisión Europea. 

Apelando a los moderados, las mayorías del PPE y la S&D han propuesto generar un "cordón sanitario" para encapsular a la extrema derecha en el Parlamento, sin embargo, con los resultados de hoy, parece que se necesitaría una coalición más, lejana del extremismo, para conseguirlo. 

A pesar de los resultados, los verdes en la Eurocámara se han propuesto a sí mismos como la clave para lograr materializar la gobernanza europea, aunque el costo de ello para los tres pilares del Legislativo continental aún permanece como una incógnita.

"Si buscan estabilidad y políticas responsables los próximos cinco años, abrazar a la extrema derecha no puede ser una opción”, dijo Philippe Lambert, copresidente del grupo ecologista. 

Con EFE, Reuters y medios locales